CAP XVI

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Pov William

-- Entre mas te muevas más rápido rosa tu trasero con mi polla que por cierto empieza a despertar. -- Total. Solo fue acercarme y tocarle para que mi no tan pequeña longitud empezará a reaccionar. -- Que tal si nos divertimos un rato.

-- Últimamente he tenido demasiado sexo y me empieza a doler así que Sueltame. -- No se cómo mi cuerpo reacciono solo pegándolo no tan bruscamente a la pared y acorralandole. Hasta la calentura se me bajo.

-- No juegues con esas estupideces. -- Le advertí, a lo que el solo río y negó con la cabeza.

-- Y tu quien eres para decirme a quien darle o no  mi culo -- Vociferó tratando de zafarse y escapar.

-- Maldita sea Liam. No me hagas enojar. -- Le grité, seguidamente, acerque mis labios a los suyo hasta que estuvieron pegados. Tome la iniciativa de empezar a mover los labios y pase mi mano por la curvatura de su espalda.

-- Mmmj -- Lo escuché gimir y eso sí que prendió aun más, empecé a bajar mi mano y cuando estaba por tocar su trasero otra mano me detuvo. -- Muévete, no tendré sexo contigo.

-- Por ningún motivo me dejaras así, iniciado. -- Como metiéndole más leña al fuego, puso su mano en mi pecho y emepezo a bajar lentamente para después empujar y marcar distancia entre los dos. -- No me jodas Liam.

-- Deja de joder tu. -- Fue lo último que dijo antes de tomar su toalla y salir.

Y ahora como bajo esto. Por supuesto que no pienso tocarme, eso jamás. Para eso tengo a quienes me pueden servir y hacer el trabajo por mi. Tome una toalla y salí primeramente del cuarto del baño y sin hablar le salí de la habitación. Camine por el pasillo hasta llegar al otro extremo donde habían una que otra hembra que de seguro me satisfaceria. Se supone que me gusta repetir y que todas estas mujeres están aquí principalmente para satisfacer a mis hombres, y mantenerlos contenta; pero hay una que lo hace delicioso.

Ni siquiera toque, solo entre y cuando ella me voy y vi el problema que llevaba envuelto en la toalla, sonrío y no hay que explicar lo que sucedió después. Eso si, ya tengo experiencia en no correrme ni en chiste dentro de ellas.

Cuando volvía a la habitación, después de dos rondas de sexo un poco duro por el coraje anterior. No había ningún cuerpo sobre la cama y al revisar toda la habitación tampoco lo hallé. Con rapidez me cambio y me puse algo ligero antes de salir a buscar, y pedirle a varios hombres que hicieran lo mismo. Uno de ellos llegó a mi minutos después diciendo que estaba en la que era su habitación antes de escapar. Fui a verificar y tal como dijo. Estaba acostado dormido, y su maleta también estaba ahí. Hice el intento por entrar en la cama pero lo escuché hablar y me detuve.

-- Ni lo intentes. -- Claro, fuerte y Contudente. -- Mi olfato está demasiado sencible como para tener que percibir durante toda la noche ese olor a sexo, sudor y eyaculaciones femenina y Masculina. Así que porfavor vete. -- Tal vez tenía razón, no espere más. Solo salí y me fui a mi habitación donde me di un baño, me cambie y acosté en la cama quedando dormido unos minutos después.

Al siguiente día y resto de semana siguiente no tuve tiempo de nada, madrugar para hacer las vueltas correspondientes al negocio; y tomar el resto de día para asegurarme de que todo salga bien. En la noche llegaba tan cansado, que solo me acomode en la cama donde quede dormido al instante.

Era viernes y me encontraba sentado dentro de mi habitación revisando papeles, cuando tocaron a la puerta.

-- Adelante -- Se giro la perilla y se abrió la puerta dejando entrar a nada más y nada menos que Liam. Casi nuestras visitas han sido pocas. -- Que se te ofrece -- Dije levantandome de mi asiento.

-- No se ha movido -- Dijo señalando su hinchado abdomen. -- No se porque pero eso me preocupa. -- Me acerque y nos guíe hasta que estuvimos sentados. Levanté sin permiso la playera que llevaba y posicione mi mano por la circulatura superior. Y como si fuera mentira todo lo que había dicho el pelinegro, de inmediato lo sentí moverse. -- Pero que... -- No me pude aguantar la risotada al ver su frustración, la escena era épica. Era solo de un hijo que extraño a su padre en hizo huelga.

-- Me extrañó, es solo eso.  -- Mensione con mi sonrisa ensanchada. -- Supongo que tú también lo hiciste.

-- Para nada -- Vociferó con inmediatez. -- Solo fue Matt.

-- Porque Matt?

-- Porque si... A mí me gusta -- Respondió encogiéndose de hombro.

-- Yo quiero que se llame Gabriel.

-- Pero se llama Matías.

-- Gabriel Matías quedaría bien ¿No? -- Aunque a muchos les pareciera más una discusión que una conversación, está era una de las pocas veces que de verdad hablábamos.

-- Si pero no -- Reí a ese comentario tan poco aclarante.

-- Jajaja Qué significa ese si pero no -- otra cosa con la que no se había molestado, es que mi mano ha estado acariciando la barriga desde que la puse ahí, al igual que los movimientos del bebé tampoco han cesado.

-- Que si pero no; eso significa. -- Mire sus labios y me dieron unas tremendas ganas de besarlo, ganas que no aguante ni contuve. Me acerque y le bese, no pensé que me fuera a responder; pero lo hizo después de un tiempo en donde el único que hizo el trabajo fui yo. Mi mano paso de acariciar su abdomen inflado, a frotar su cintura, pierna y Espalda. El beso se fue intencificando y mis ganas de hacerlo mio tambien creció al igual que algo entre mis piernas.

Lo levanté sin detener el beso y nos lleve a la cama donde me debe caer y lo deje arriba.

Peligroso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora