FINAL

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-- Papá, yo quiero una de esas -- habían sigo las primeras palabras dichas por Mateo cuando apenas tenía cinco años. Había señalado el arma que tenía su padre en la cintura y que aveces se le olvidaba ocultar cuando estaba su hijo presente; lo bueno es que la mantenía en la funda -parecida a las que utilizan los policía- por precaución del menor. Con solo esas palabras, William había empezado a comprar juguetes de todo tipo de armas y le indicaba a su pequeño como debía usarlas. Fue tanto su empeño que cuando Gabriel cumplió los diez años ya sabía manejar varias, ya se sabía sus partes y su puntería había mejorado extraordinariamente en comparación al principio.

El Pelinegro se quejaba de que su pequeño estaba muy pequeño como para que el mayor le enseñará tales cosas para gente más grande, pero su padre le convencía diciendo que era por el bienestar se su nieto, que es para que nunca llegue a sentirse indefenso y no muestre esa debilidad que los otros buscan. Con esas palabras Liam se auto convencía de dejar -de vez en cuando- que su esposo (se habían casado por lo civil hacia dos años, en una peculiar reunión de los socios de su padre que habían servido como invitados y a la vez para formar alianzas) le enseñará a su Pelinegro. Lo que si no permitía era que su pequeña Lidia Steisy (Lidia según Will, y Steisy para Liam) entrara a ese undo, aunque está desde su primer año se lanzaba a la funda de su padre para sostener el artefacto, eso jamás lo permitiría. Ya a su edad no querían más hijos y no pensaba quedarse cruzado de brazos mientras veía como a sus pequeños les atraen los terrenos peligrosos.

-- Padre ¿puedo dejar a Lisi con usted por un par de horas? -- Pregunto sin dejar de comer pero con la atención en Abel que le daba la papilla a su Pelinegra (para alegría de Liam). El hombre lo miro al igual que su esposo. -- Necesito ir a la ciudad a hacer unas diligencias -- Aclaro.

-- Que son esas diligencias? -- Interrogó el rubio. Liam llevo su mirada a la rubia pidiendo con esta la ayuda de su cuñada quién estaba sentada al lado de su marido, Vladimir.

-- Cosas, no todo tiene que contartelo hermanito -- El rubio dejo de comer y bebió en su totalidad el agua que quedaba en el vaso.

-- Si puede contarmelo todo; anda amor, dime.

-- Es algo sin importancia Will. -- Espeto queriendo darle poca importancia y con una voz con la que quería dar a conocer que dejarán el tema. Pero como su esposo no es de los que se deja domar tan fácil.

-- Yo también quiero saber que es. Estoy de acuerdo con mi yerno en no dejarte ir si no nos dices. Últimamente has estado muy raro, no me digas que estás preñado nuevamente. -- Las palabras del mayor hicieron que al rubio le saltará el corazón con rapidez y deseoso de obtener una respuesta de su pareja; él a diferencia de su esposo si quería tener más hijos. Liam en cambio, se atrgantó con lo que estaba comiendo y bebió mucha agua para dejar de toser.

-- Papá yo quiero un hermanito -- Formuló Gabriel entusiasmado.

-- Padre ¿De donde sacas semejantes barrabasadas? -- Niega con la cabeza sacando una sonrisa por lo absurdo dicho por su padre -- No estoy embarazado, y no Mateo no tendrás otro hermanito con Steisy te debes conformar, si quieres convivir con más niños por estos lares pídele otro a tu tía Catalina.

-- Me niego. Ya tengo sirviente con Félix -- Vocifero la rubia dedicando una rápida mirada al nombrado, su hijo Felix de cuatro años prestaba la más mínima atención a la conversación. 

Otra cosa que Liam y su esposo tenían como regla era la no muestra de cariño en presencia de sus hijos y sobrino, ellos son una pareja homosexual y no quieren que sus hijos se guíen en ellos a la hora de conseguir pareja.

-- Cambiando de tema, voy a la ciudad porque ya terminó la construcción de una universidad que quise fundar para las personas de bajos recursos que no pueden pagar sus estudios superiores.

-- Gratuita -- Pregunto su padre arqueando una ceja, estaba confundido.

-- Ni me lo recuerden, tengo ganas de llorar. Se me fueron mis ahorros y casi un cuarto de los tuyos. -- Dije señalando a Will.

-- Mi-Mi... Joder Liam -- Bromo bufando con leve ira

-- No te enojes amor es por una buena causa. -- Comento y batió las pestañas con rapidez en un gesto que pedía piedad.  -- Además mira, mi padre me dará el dinero para pagar el primer semestre a los profesores. ¿O no pa'? -- Su padre negó levantando una mano como quien dice que deje de bromear. Liam giro la cabeza a la rubia que apenas sintió la mirada sobre ella y su marido se alarmó -- Catalina y Vladimir también van a ayud...

-- No, no y no. El dinero que hemos estado ahorrando con Cata es para nuestro Félix. -- Canturreo Vladimir.

-- Ah bueno -- Empezó diciendo para llamar la atención nuevamente. -- Entonces el dinero que recibiré durante los años que funcione la universidad serán solo míos -- Espeto restándole importancia al ceño fruncido de los otros que ahora entendía menos.

-- No que era una Universidad gratuita. -- Pregunto ahora Abel.

-- Si, pero está a poco de convertirse en una muy reconocida y se que muchos riquillos querrán entrar a ella también porque apesar de que habrán personas de bajos recursos, su campus es de los mejores en estructura y profesionalismo. -- Anunció levantándose de su silla. -- Y quiero que Mateo y Lisi estudien ahí en próximos años.

-- Bueno así pues si. Ah, y ya que usaste mi dinero el dinero recibido se dividirá en partes iguales ¿No?.

-- No amorcito. Creo que en este primer semestre podré devolverte el dinero que preste. No se les olvide que aunque no termine la carrera, se muy bien como y con que emprender. Este es el comienzo de un futuro brillante -- Rió al final como si fuera alguien diabólico.

-- Sabes cuñado, creo que elegiste una carrera equívoca. La que se acoplaba perfectamente a tu perfil era la de "arte dramático".

-- Verdad que si, yo también lo pensaba pero no me arrepiento en estos momentos, no ahora que voy a ser más poderoso que mi padre y mi novio juntos. -- Con su última sonrisa abandono el comedor pero sabía que tras el iba un rubio que más que enojado por el peligro, lo estaba por su Posesividad y sus celos.

-- Voy contigo -- Lo escucho decir atrás de él cuando estuvo fuera. El hombre que amaba paso por su lado y camino hasta la puerta de copiloto del auto negro parqueado frente a la gran casa.

-- Gracias -- Se subió y vio al otro dar la vuelta hasta estar al volante y emprender el recorrido a toda velocidad, muy peligrosa a de ir verdad. Aunque después de todo él amaba el peligro, de hecho, se encuentra al lado de su rubio de sonrisa resplandeciente y muchos tatuajes que lo ama, y se siente orgulloso de haber pasado por un peligroso amor, que le da como recompensa la familia que tiene en estos momento.

FIN


Perdón el pico empeño en este capítulo, tuve que hacerlo a la carrera porque la universidad no me da tiempo necesario para atender la historia. Espero me entiendan y les recomiendo mis otros escritos.

Peligroso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora