Día 8

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Día 8: Kohaku pidiendo permiso a Sesshomaru para salir con Rin

...

Su momento había llegado, se había estado preparando durante semanas para ese día, recibiendo las duras enseñanzas del mejor maestro de todos y teniendo un gran apoyo moral animándolo día y noche... ¡Al fin le pediría permiso al padre de la niña que le gustaba, que les dejara ir al cine juntos!

Inhaló y exhaló tratando de calmar sus nervios, tenía que darle una buena imagen al padre de Rin, su madre; la señora Kagome, le entrenó durante días para que a la hora de la verdad no se asustara del señor Sesshomaru. Rin a su lado, le sonrió tranquilizadoramente dándole valor para que tocara la puerta que daba al despacho de su padre.

Tocó suavemente, escuchando la grave voz de barítono del señor Taisho, dándole permiso para pasar. Así lo hizo, con Rin aún colgada a su brazo entró al despacho. Sesshomaru arqueó una fina ceja ante la peculiar escena frente a él.

– ¿Debo preguntar? –la fría voz del corpulento hombre heló la sangre de Kohaku, pero ante el leve apretón de Rin, recuperó la compostura.

Vamos Kohaku, lady Kagome dijo que haría lo posible para apelar su lado bueno ¡Tú puedes! ¡Por Rin!

Hizo una pequeña inclinación a modo de saludo presentándose: – Buenas tardes, señor Taisho, soy Kohaku Taiyija, amigo y senpai de su hija.

La mencionada se apretó un poco más al chico, esperaba que su madre se hubiera ganado el favor de su padre y que su decisión fuera positiva para ella y su persona especial.

Sesshomaru asintió lentamente, mirándolo fijamente. –Hn, ¿hay algo en especial que deseen?

–Sí señor, me gustaría pedir su permiso para llevar a su hija al cine, por favor. –Di que sí, rogaban ambos jóvenes.

–Ya veo, y dime Taiyija, ¿cuáles son tus intenciones? – El patriarca Taisho entrecerró los ojos, Kagome y sus hijos Sayumi y Kin le habían estado hablando de ese jovencito, por lo que sabía era hijo de la amiga de su mujer y compañero de clase de su hijo, no veía malicia en su mirada y sabía que su hija menor tenía un enamoramiento con el joven Taiyija desde que era más pequeña, pero no creía que ese sentimiento creciera y fuera correspondido por ambas partes.

Debía admitirlo, Kagome y sus hijos tenían razón, era un buen muchacho que se preocupaba por Rin, que la ayudaba a estudiar y cuidaba de ella... Sí, tenía su aprobación.

Kohaku parpadeó.

Carraspeando para evitar tartamudear respondió. –Dije que quería su permiso para...

–Eso ya lo sé muchacho, hablo de un futuro, mi hija no es entretenimiento de nadie. –interrumpió duro e impasible. Kohaku tragó, Rin sólo podía ver y escuchar, esperando que todo saliera a favor de ellos dos.

Respiró y confesó. –Sé que aún somos jóvenes, pero mis sentimientos para con Rin son sinceros y obedeceré sus condiciones con tal de que me deje salir con ella.

Sesshomaru asintió satisfecho.

–Tráela antes del atardecer y podremos hablar, de hombre a hombre.

Una escondida Kagome aguantó las ganas de chillar.

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