Día 21

15 2 0
                                    

Día 21: Muerte de Kagome

...

Corría desesperadamente, sabía que no debía haberla dejado sola, los doctores ya le habían advertido que su estado se agravaba con gran velocidad.

Maldijo, si no hubiera perdido a su bebé en el parto, ella no hubiera enloquecido, cuando despertó luego de la cesaría para sacar a su hija de su vientre había atacado al personal en un arranque desesperado y luego cuando quiso tirarse desde la ventana del piso en que estaba, tuvieron que amarrarla a la camilla e internarla.

Desde entonces no podía dejarla sola, ya que si no buscaba atacar a alguien, atentaba contra su propia integridad física, su mirada celeste antes era cálida y brillante, ahora era vacía, lúgubre y apagada sin ningún aire de cordura que le dijera que la Kagome que amaba estaba allí. Ya no sonreía era como un cascaron vacío que solo respiraba por respirar.

Solo había salido a tomar aire, a despejarse de todos esos problemas. Se había alejado considerablemente del hospital donde estaba Kagome internada, cuando el guardia en turno le llamo notificándole la desaparición de su esposa. El pánico se apodero de su ser e inicio una persecución hasta el hospital para ayudar a encontrar a su mujer.

Pero nadie parecía haberla visto, era como si la tierra se la hubiera tragado.

Maldita sea, Kagome ¿Dónde estás? –pensó con desespero.

De pronto, una puerta entre abierta llamo alarmantemente su atención, esa puerta daba al techo del hospital; siguiendo ese sentimiento de pánico se dirigió a la azotea, con manos temblorosas termino de abrir la puerta, viendo con ojos incrédulos como su Kagome, estaba de pie en la baranda, mantenía el equilibrio pero cualquier alteración podría resultar en una mortal y horrorosa caída.

Se acercó sigilosamente a ella, no podía permitir que saltara y se suicidara.

–No...–escucho débilmente. –No me toques, no te acerques, deja que busque a mi bebé.

–Kagome.

–Yo solo quiero tener a mi niña en mis brazos, me está llamando ¿No la oyes? Llora y grita, me necesita... La necesito.

Sus palabras golpearon en su corazón, las lágrimas corrían copiosamente por las mejillas de su mujer.

–Por favor, por favor, perdóname, pero ya no estaré más en casa.

–No lo hagas. –suplico por primera vez en su vida.

–Ya no llores Sayumi, mamá ya estará contigo. –susurraba dementemente a la nada, un nudo se alojó en la garganta del platinado. Vio con horror como el menudo cuerpo de su azabache temblaba violentamente. – Por favor... No me olvides, te amo.

Murmuro antes de dejarse caer hacia el vacío.

– ¡No, Kagome...! –grito horrorizado Sesshomaru viendo el cuerpo de su esposa caer rápidamente.

Su corazón se rompió completamente ante eso, no solo había perdido a su querida hija, si no que aquello le había costado la salud mental a su esposa y luego su vida. Por primera vez, en toda su vida, permitió que las lágrimas bajaran por sus mejillas.

Lo había perdido todo, su razón de vivir y existir.

Entonces, la cordura también lo abandono a él.

Universos InfinitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora