Día 17

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Día 17: Labios rojos

...

Increíbles labios rojos volvían a atormentarlo en sueños, era la quinta vez que soñaba con esos labios que lo tenían obsesionado. Todo era culpa de su idiota medio hermano y sus amigos, por haberlo llevado a esa fiesta, en la que, de alguna manera; terminó ebrio con una mujer de rostro borroso entre sus brazos.

No podía dejar de soñarla, no recordaba su cara o algún otro detalle que le ayudara a reconocerla, más que sus labios que estaba seguro probó más de una vez... Eso y la marca de labial en su cuello y torso. Deseaba encontrarla, quizá si la veía nuevamente esos sueños acabarían de una vez por todas.

Trató de averiguar con el estúpido de Inuyasha, ya que al parecer la fiesta era de una de sus amigas, ni idea de quién, pero debía saber quién era la misteriosa mujer que aún en su estado de embriaguez logró seducirlo.

Debo encontrarla. –Pensó, entonces el vibrar de su teléfono llamó su atención.

«Creo que tengo la respuesta a tu búsqueda, Taisho sama.» A Y.

Conocía esas siglas, eran las iniciales del nombre de la novia del idiota de Koga. ¿Ella tenía la respuesta? ¿Sabría quién era la misteriosa chica de labios rojos?

Explícate. –De ser así, requeriría toda su información.

« ¿Qué tal si mejor le doy la dirección a su destino?»

Hn, eso también funcionaba.

Más tarde ese mismo día, se encontró de camino al templo Higurashi, recordaba haberlo visitado con sus padres hace varios años... También recordaba a la niña que allí vivía, con esa eterna sonrisa e inocentes ojos celestes.

Encogiéndose de hombros, pensó en la posibilidad de que ya no viviera allí, pero fuera como sea, Ayame le había dicho que en ese lugar encontraría lo que buscaba. Una vez que estacionó su auto, salió admirando las aparentemente interminables escaleras...

Subiendo de dos en dos, llegó a la cima sin ningún pelo fuera de lugar, la entrada se veía solitaria hasta que una melodiosa voz lo atrajo.

Es que te amo, te amo y extraño

Tu cara, tu cuerpo, tu piel y tu boca

Dime qué tengo que hacer

Para poder verte otra vez

Conmocionado por lo que despertaba en él aquella voz, se fue acercando a la solitaria cantante, quien barría despreocupada mientras seguía cantando sin prestar atención al resto del mundo; cuando sus miradas se encontraron, los recuerdos de esa noche lo golpearon.

Increíbles ojos celestes, salvaje cabellera azabache, tentador cuerpo de diosa y carnosos labios rojos fue lo primero en llegar a su mente, era ella, esa mirada... Esos labios.

La chica soltó la escoba asombrada, pero eso no impidió que él se siguiera acercando, si era ella, la misma niña de su infancia y la misma seductora de labios rojos que lo cautivó; entonces no dejaría que se le escapara de nuevo.

–Dime Koi, ¿quién eres?

Parpadeando lindamente, respondió. –Soy Kagome.

Él sonrió tomando su mano y dejando un casto beso en ella. –Soy Sesshomaru.

No la dejaría ir, nunca.

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