Día 9

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Día 9: Kohaku es el angel guardián de la pequeña Rin (UA)

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Desde el momento en que le asignaron a la pequeña bebé del matrimonio Taisho, supo que se había enamorado de ella.

Cuidó de Rin durante su estado de gestación, luego cuando era una pequeña recién nacida y durante todo su desarrollo y crecimiento... Él se iba enamorando cada vez más y más de ella, pero sabía que era un amor prohibido... Su deber era cuidarla, después de todo, él era su ángel guardián y no un simple mortal.

Rin Taisho, a quien debía guiar por el buen camino; a veces soñaba con que él no era un ángel y que podía estar con ella, pero sólo eran eso, sueños... Hasta ese día.

Llovía a cántaros, las calles estaban muy oscuras y la lluvia empañaba el camino, por lo que el peligro estaba en cada esquina. Sesshomaru conducía lo más lento posible, su esposa, Kagome; tenía su mano izquierda en la derecha de su marido, la cual estaba en la palanca de cambio. Rin, quien tenía 18, iba en la parte trasera garabateando en su libreta y a su lado, invisible para los ojos mortales, estaba Kohaku; el ángel guardián de la joven.

Veía preocupado la carretera, el hilo de vida del matrimonio Taisho titilaba, mostrándole aquello que destrozaría la vida de su adorada Rin; haciendo una cuenta regresiva tomó la mano de Rin y la abrazó fuertemente ante el inminente impacto que asaltó el auto, llevándose con él las vidas de Sesshomaru y Kagome, ante los llorosos y atónitos ojos de Rin.

Todo pareció ir en cámara lenta, presencio cómo la tan temida y respetada parca tomaba las almas del matrimonio Taisho y a él le daba el hilo de vida de Rin; su mirada mostró compasión ante la inconsciente chica.

–Por favor, señor parca, permita que cuide de Rin aquí en el mundo mortal, se lo suplicó. – lloró, derramando las lágrimas que Rin derramaría al ver los cuerpos sin vida de sus amados padres.

La parca asintió ante su desesperada súplica, cediéndole ese pequeño deseo, sabiendo que la joven en sus brazos lo necesitaría demasiado.

–Tendrás que esperar, tu conversión podría tardar un poco. –Kohaku sonrió temblorosamente, quizá no podría regresarle a sus padres, pero trataría con todo su ser; apaciguar un poco su dolor.

Minutos luego de que la parca se marchara con las almas de Sesshomaru y Kagome, a quienes les juró con su vida proteger a Rin, vio como la mencionada empezaba a recobrar conciencia... Para luego soltar un desgarrador grito que rompió su corazón, acuclillada frente a los cuerpos de sus padres, lloró rogándole a Kami que se los devolviera.

– ¡No quiero estar sola! –gritó para luego enterrar la cabeza entre las piernas, Kohaku no quería más que acercarse y abrazarla, lastimosamente aún no era del todo mortal. Pero luego la vio temblar violentamente y su corazón no pudo ignorar más lo que anhelaba.

Se abrazó a su espalda, dejando que sus blancas y semi transparentes alas los cubrieran.

Y no estarás sola nunca más.

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