Fujin x Nightwolf.

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Junto al río, Fujin esperaba con resignada paciencia para meditar tranquilamente. El cuervo en las ramas de un árbol chillaba y graznaba. Durante horas, esperó a que el pájaro se fuera, pero no parecía tener la intención de hacerlo. Pensó que el lugar estaba tranquilo, pero no fue así. Los lobos aullaban a lo lejos en una llanura poco plana y con un vasto bosque visible desde lejos.

El crujir de las ramas lo volvió aún más loco. <<"Se supone que debes estar tranquila, Madre Tierra">>, se dijo, apretando los dientes. Pero no se limitó a moverse, y con las manos en las rodillas, se quedó mirando el tranquilo y pacífico fluir de las aguas cristalinas.

—Fujin —Habló Nightwolf detrás. El dios suspiró y se volvió para mirarlo. El matoka estaba desarmado, y con un semblante sereno. Fujin se vio obligado a suavizar sus expresiones.

—Nightwolf, me sorprende verte por aquí ¿Qué haces? —Preguntó mirándolo.

El Tribal se sonrió y sentándose a su lado, se posicionó como si también quisiera meditar por un momento. —Caminaba por la colina, disfrutando de la brisa fresca y el silbido suave del viento. Pero cuando me acerqué un poco más a la orilla del rio. Te vi intentando meditar, pues no te veías nada cómodo.

Fujin se rascó la nuca. —Tal vez... es solo que el cuervo y los lobos no me dejaban hacerme uno con la naturaleza. Y aunque suene irónico, es cierto. En el templo del cielo Raiden tuvo una visita. Y decidí pasear por el río.

La risa de Nightwolf fue burlona para Fujin, pero no se sintió ofendido ni nada por el estilo, al contrario. Le hizo reír también. —Conozco un mejor lugar donde podrás meditar. El otoño es más amigable cruzando varios parajes. Y es mejor cuando es un día tan soleado como hoy.

—Llévame, si no es molestia.

Durante varias horas caminaron por el verde de un paisaje cercano a un enorme río donde gordos peces saltaban y salpicaban agua. Nightwolf y Fujin entablaron una charla que no acabó siquiera cuando llegaron a su destino. El lugar era maravilloso, y los únicos animales que merodeaban eran impalas, algunos ciervos y conejos que comían frutas y hierba en la pradera.

El sol aun no se ocultaba, y en el horizonte parecía observarlos, mientras dejaba un cielo color rosa a su paso. Un lindo atardecer sin duda.

Meditaron como Fujin lo quería. Un entrenamiento arduo llegó luego. Y el dios del viento admiraba como Nightwolf se decía ser bendecido por el gran espíritu. Esa fe y valentía era algo que los dioses mucho amaban de los mortales.

Pero Nightwolf tampoco tenía la mente en blanco, y no solo pensaba en el gran espíritu que le protegía desde su lugar. Pensaba mucho en los movimientos del dios, y su cabello níveo era atractivo. Los dioses eran tan bellos como la naturaleza misma. Y el matoka por primera vez sentía que sus lazos amistosos con Fujin podrían ceñirse aun más.

—Fujin... ¿Crees que Raiden te eche de menos en el Templo del Cielo si no das señales de aparecer esta noche?

— ¿A qué te refieres? —Le preguntó mientras se volteaba y se acomodaba la muñequera. Y sonriéndose nerviosamente se acercó hasta el tribal —¿Planeas invitarme un té de hierbas? Y si es así, que sea sin azúcar.

El matoka arqueó una ceja. No pensé que fuera tan fácil darle algo a un dios. O al menos Fujin. Él era como Raiden, era más amigable y posiblemente más cuerdo.

No fue hasta la medianoche que dejaron de charlar bajo el brillo del firmamento en el cielo oscuro. Su conversación fue tal que incluso Fujin se sintió lleno de mariposas. Y si miraba los ojos oscuros del tribal, podía sentirse en un charco de luciérnagas.

Pero sin siquiera darse cuenta de que era este tipo de sentimiento, se detuvo y puso su mano derecha sobre la hierba. Y Nightwolf no evitó mirarlo por el rabillo del ojo con algo de nerviosismo. <<"¿Le toco la mano?" >>

En la tribu, Nightwolf nunca había sentido la necesidad de acercarse a una mujer o un guerrero de una manera comprometedora. Por eso fue tan extraño. Veía a Fujin como un amigo, compañero y dios admirable, pero sin duda, había algo en él que quería verlo como si fuera algo más. E hizo que su corazón latiera más rápido y demasiado ligero.

— ¿Pasa algo? Te ves nervioso, y no hace frio para que estés temblando —Habló Fujin sin dejar de mirarlo. Y lo tomó por la mano, luego supuso que fue un error, pues se dio cuenta de que ambos se ruborizaron levemente. —Nightwolf....

Se miraron, y el matoka suspiró. Se acercó unos centímetros hasta el rostro del dios. Pero Fujin se hizo hacia atrás como si de algo tuviese miedo, pero era solo un simple reflejo que podría significar <<¿Qué nos está pasando?>>

— ¿Tú quieres....? —Titubeó. Y se irguió. —Nightwolf. No sé qué es esto, pero yo creí estar libre de los sentimientos humanos.

Nightwolf se acercó aun más hacia él. y Fujin finalmente se dejó llevar aunque no tuvo respuestas del matoka.

El rose de sus labios fue suave y dulce. Pero duró muy poco.

—¿Crees que estamos yendo muy rápido? —Le preguntó el matoka con nervios.

—No lo sé, somos amigos hace tiempo, estuvimos encerrados juntos en un vacío que parecía eterno, pero la compañía nos hacia cuerdos y longevos... —Susurró —No sé, tal vez me gustas y no sé expresarlo, o tal vez solo me estoy dejando llevar por el momento. Pero realmente nunca me sentí tan bien en compañía de alguien, ni amado de una forma tan humana...

Se hizo el silencio durante varios segundos. Y nuevamente sus labios se tocaron, aunque con más intensidad. Pero de alguna manera Fujin sintió que estaba mal, ya que se encontró con la necesidad de ser acariciado por Nightwolf. ¿Estaba emocionado?

El beso continuó. Fujin se echó hacia atrás y la hierba le acarició la espalda. Cerró los ojos para evitar las preguntas que su conciencia le hacía con frecuencia. Y apreció el amor que le dio Nightwolf.

Con el matoka encima del dios, las caricias comenzaron. Nightwolf acarició la cintura de Fujin mientras continuaban besándose. La musculatura del dios era digna de un guerrero, (también la del matoka). Y luego ninguno pudo liberarse de la emoción.

Pronto los labios de Nightwolf se deslizaron desde la boca del dios hasta su suave y terso cuello. Y disfrutó de su aroma masculino. Fujin jadeaba suavemente para no alertar a los animales que corrían por el prado (que parecía desolado por la noche).

—¿Crees que a la madre tierra le agrade este tipo de cosas al aire libre? —Le preguntó entre jadeos.

—No lo sé. Pero en la antigüedad esto era muy común, y la desnudez así lo era también...

— ¿Desnudez? —Fujin ejerció fuerza sobre el matoka, y lo hizo a un lado. Nightwolf se recostó en suelo, y observó al preocupado dios sentando junto a él. — ¿Crees que sería correcto que un dios y un maroka se unieran en... carne?

—No es necesario hacerlo, Fujin, pero podríamos continuar besándonos. Eso no tiene nada de malo ¿cierto? Yo tampoco quiero acelerar las cosas—Murmuró. Y Fujin se vio feliz por sus palabras.

Esta vez el dios del viento se colocó encima del matoka y lo besó apasionadamente mientras acariciaba su cuello y colocaba sus piernas a ambos lados del cuerpo del tribal. Las caricias entre ellos fueron suaves y no tocaron más de lo que debían o querían. La noche transcurrió en pleno romance a la luz de la luna llena.

Quizás en otro momento irían más lejos que eso. Pero ninguno lo vio necesario y disfrutaron de la cálida y romántica velada.

❝ ONE SHOTS LEMMON: MORTAL KOMBAT❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora