Lo que refleja el espejo

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Un estiramiento matutino después de una refrescante siesta, es lo mejor que puede pasar. La cama es cómoda bajo mi cuerpo, y quiero seguir enrollada en las mantas. Si no estoy mal, me quedé dormida en la cama de Koa, y aunque él no está, siento la cama más pequeña.

La cama era más grande.

Sobo mi rostro, medio dormida, antes de enderezarme por fin en el colchón. Frente a la cama, un espejo me regresa la imagen de una chica con el cabello corto sobre los hombros, muy desaliñado y... orejas... orejas de gato.

¿¡Eh!?

Camino a gatas para acercarme, sorprendida ante las imagen. Técnicamente soy yo, pero con más... ¿humano? ¿animal?

—Oh, vaya, esto es muy bueno.

Salto sobre mi eje, sintiendo como mi cola —sí, una maldita cola de gato—, se eriza ante la voz ajena. Cuando centro mi atención hacia ese punto, noto a Agatha inclinada sobre mí, analizando mi cuerpo con un asentimiento.

—¿Qué demonios me pasó?

Se lleva una mano al mentón, analizando la situación.

—Es simple: encontraste tu objetivo.

—¿Encontré mi objetivo?

—Así es —asiente—. Dejas de ser un gato, para luego ser el espíritu de un gato.

—¿Soy un espíritu?

—De cierta manera, nunca dejaste de serlo.

Miro mis manos, confundida. Mis uñas pintadas en azul —obra de Kohaki y sus deseos de fotos—, antes de mirarme una vez más en el espejo. Para mi buena suerte, no estoy desnuda, pero sí visto un uniforme.

—¿Podrán verme?

—Nop. Sólo los que son como tú.

El comentario capta mi atención.

—¿Más como yo?

—Kanna, no eres la única que ha muerto en el mundo. Miles de millones mueren a diario, es normal que a miles más les suceda algo similar.

—No esperaba que la vida después de la muerte fuera tan... —me miro en el espejo. Orejas, cola, rasgos humanos pero con ojos con cierto parecido al de un gato. Visto desde otro lado, soy horrible—... bizarro.

La Diosa se cruza de brazos, antes de señalarme con un dedo inquisitivo—. Únicamente les sucede este tipo de cosas a almas en pena. Deberías agradecer que has encontrado tu objetivo en menos tiempo que la gente normal.

—¿Qué es lo que sigue?

—Te explicaré la situación con palabras simples: resuelve los problemas de tu objetivo, y serás humana otra vez. Luego, vendré por ti y te llevaré en la fecha acordada. Recuerda que con esta forma, ningún humano puede verte, si te mirasen, verían un gato. Y aquel que te vea como espíritu, es porque tiene un don, ¿entendido? Evita a los poseedores de don, si no deseas complicarte.

—¿Eso es todo?

—Sólo lo básico —camina hasta la ventana, y sus extraños ojos me miran con atención. Su cabello rosa se sacude con el viento, justo antes de darme una sonrisa que me eriza la piel—, suerte en tu misión, Ao.

Los gatitos hacen miauDonde viven las historias. Descúbrelo ahora