El día estaba muy nublado y de un lado del cielo parecía por las nubes negras que en cualquier momento llovería. Esperaba que no se mojen demasiado, o más bien que no llueva, porque no quería volver a su casa todavía.
Manuel sonreía desde aquel lugar donde estaba sentado y él imitó el gesto con sinceridad. A pesar del mal rato que recién comenzaba en su casa, podía sonreír como si nada.
-"Buenas...".
-"Hola...". Contestó tomando lugar frente al otro chico.
-"Parece que va a llover". Comentó levantando su mirada al cielo.
-"Sí, vamos a tener que correr cada uno a su casa en cualquier momento".
-"Si querés, podemos ir a mi casa si empieza a llover". Ofreció con una muy linda sonrisa. Y a pesar de que tenía una voz en la cabeza que le decía que debía disculparse por haber pensado eso, no importaba, él había dejado todo en manos de Dios. Sabía que nada podía suceder que no fuera bueno.
-"Estaría... si no te molesta".
-"Naa, además te quiero mostrar algo".
La curiosidad creció dentro suyo, quería saber, pero no quería parecer interesado.
-"Hoy soñé con vos". Eso llamó su atención, lo miró fijo a pesar de que el chico seguía con su vista en el cielo.
-"¿Qué soñaste?".
Manuel hizo una mueca y luego posó su mirada sobre él.
-"Qué te ahogabas". Abrió sus ojos con sorpresa, casi con gracia, hasta que siguió hablando. "En realidad, al principio vi el agua y pensé que te estabas ahogando en el mar, pero después tuve un pantallazo de lo que pasaba, y era que te estaban bautizando y el pastor te sostenía la cabeza bajo el agua... La gente festejaba porque no entendía que te estabas ahogando".
Algo dentro suyo se removió con incomodidad. Los sueños significaban cosas, siempre, y no le gustaba nada lo que entendía del de Manuel. Recordaba bien lo que quería decir el agua, el mundo, no era nada bueno. Aunque estaba confundido con la parte del bautismo. Probablemente el pastor estaba tratando de sacarlo, y por eso festejaban. Tenía más sentido que lo otro.
-"¿Por lo menos no me morí, no?". Rió ligeramente, aunque no le causaba nada de gracia.
-"Y no... Pero casi te ahogan, me desperté un toque asustado".
-"¿Asustado por qué?".
-"No sé, por ahí te había pasado algo o te estaba por pasar... por las dudas aviso". De repente, escuchó que Manuel se reía ligeramente y sólo se sintió confundido.
-"¿Qué pasa?".
-"Nada... es que no sé ni siquiera si creés que los sueños significan algo y ya te estoy tirando esa".
Sonrió también, pero con cierta ternura.
-"Sí creo en los sueños, Dios siempre habla por en los sueños".
-"Es la manera más fácil que tienen los dioses de comunicarse, otras maneras ya serían más serias".
Se hizo el silencio entre ellos y se dio cuenta que le gustaba la paz que irradiaba Manuel, y que estaba complementada con la tranquilidad debido a la falta de gente en la plaza.
-"¿Alguna vez te habló Dios?". Preguntó con curiosidad.
-"Sí... como a todos, calculo". Lo vio encogerse de hombros, entonces negó con su cabeza.
-"No, pero por medio de un profeta, alguien que no te conozca y te cante todas en la cara". Especificó recordando la única vez que le pasó a él.