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Decir que estaba empapado era un chiste. Estaba chorreando agua por todos lados. Su buzo pesaba como un kilo más y se estaba replanteando la posibilidad de haberse quedado en casa de Manuel. Dios debió haberlo cuidado de que le caiga un rayo en la calle porque la tormenta era fuerte.

Con un poco de trabajo se sacó el buzo y las zapatillas antes de abrir la puerta y entrar directo hacia el lavadero. Dejó su ropa ahí y se sacó todo lo que estaba empapado. Revisó su celular y estaba agradecido de que todavía funcionara a pesar de estar mojado.

Se puso ropa seca y agarró un secador y un trapo de piso para limpiar el camino de agua que había dejado desde la entrada hasta el lavadero. Cuando hubo terminado escuchó su celular vibrar y entonces se dio cuenta del silencio de muerte que había en la casa.

Sintiéndose un poco incómodo y ansioso, fue a ver si su papá estaba en algún lado, porque lo normal sería escuchar la televisión. Bien que en realidad no era que su casa era la más viva de la cuadra, pero al menos su padre solía hacer ruido con la televisión.

Caminó por toda la casa y no encontró a nadie, pero la puerta estaba abierta, así que alguien tendría que estar ahí. A menos que hayan peleado otra vez y lo último que piensen es en cerrar la puerta.

Revisó el baño y por último se acercó a la habitación de sus padres donde podía ver que la luz estaba prendida. Rápidamente su mente creó un escenario donde podía suceder cualquier cosa, así que trató de rechazar por completo ese pensamiento.

-"En el nombre de Jesús...". Murmuró para reprender tal y como se le había enseñado ese pensamiento.

Pronto escuchó un ruido que provenía de la habitación de sus padres y con largos pasos se alejó para entrar a la suya y cerrar la puerta detrás de él.

¿De qué se escondía? Eran sus padres. Pero por alguna razón extraña no quería que lo vean.

Hubo un gran silencio antes de que escuchara la voz de alguien despidiéndose de su madre, alguien que estaba seguro no era su padre. Su pecho dolió ante la incertidumbre y como si el Espíritu Santo lo conociera más que él mismo, que de hecho era así, recordó un versículo.

Agarró su celular para buscarlo, porque no sabía exactamente cómo iba. Ignoró por completo el mensaje que tenía de Manuel y abrió Google Chrome para escribir 'paz de Dios no como la da el mundo'. Ni siquiera prestó atención a la falta de comas, simplemente quería leer el versículo y calmarse.

Finalmente leyó dónde estaba y buscó su biblia para ir al libro de Juan, capítulo 14, versículo 27, aunque leyó uno anterior a ése.

'Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo'.

Leyó en voz baja pero se sintió un poco mejor. Literalmente se acababa de acordar gracias a Dios de ese versículo, y también le estaba recordando que tenía su paz.

Había orado dejando esta situación en manos de Dios, el rumbo que tomara, estaba seguro que era voluntad de Dios, no tenía dudas. Ciegamente pondría todo lo que tenía en sus manos y sabría con certeza que estaba bien guardado.

¿Pero por qué se sentía tan inestable todo? Como si en realidad estuviese solo. Sabía que no lo estaba, sus amigos estaban ahí, su Dios estaba ahí, pero sentía soledad. Tal vez porque nadie sabía lo que estaba pasando realmente.

Era ahí entonces cuando él tenía que buscar guía de sus mentores, aunque no tenía el número de ninguno de ellos, el mediador era Ezequiel.

Abrió la conversación que tenía con él y lo dudó, no estaba seguro por completo de querer decirle, pero ya no quería sentirse tan solo respecto a ésto.

Vegvísir - TrueplikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora