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El ambiente en su casa se había vuelto un poco tenso, sus padres habían peleado hace dos días y a pesar de que no fue la gran cosa, estaba atento a algún posible mal momento. No sabía cómo actuar alrededor de ellos ahora, no quería ser el detonante que hiciera que todo esté peor.

Sentía que caminaba sobre un campo minado cuando agarraba la biblia que estaba sobre la mesa y esperaba juntar algo de valor para hablar en voz alta. Literalmente nadie hablaba con nadie. Desayunaban, almorzaban y cenaba en silencio.

Él se la pasaba encerrado en su habitación y oraba o leía la biblia, lo único que lo distraía de la situación. Ni siquiera estaba viendo a sus amigos porque no quería ser una razón para pelear. Se encerraba yodo el tiempo que podía y oraba para que la situación mejore, lo cual no sucedía.

Su padre pasó justo por su lado hacia la cocina y él sin poder evitarlo se tensó. Era un acto reflejo, al igual que le pasaba si alguien hacía ruidos fuertes o lo insultaba, siempre se tensaba a pesar de que ya nada tan extremo pasaba en su casa. Era algo que ya tenía en su inconsciente.

Vio a su madre salir de la cocina sin darle una segunda mirada a su padre y entonces supo que tenía que salir de ahí.

-"Voy a verme con un chico de la casa de paz y después voy con Eze... los veo en la iglesia". Dijo esperando que al menos prestaran atención.

Su madre lo miró y de inmediato sonrió, no sabía qué tanto le agradaba eso de todas formas.

-"¿Vas directo o volvés antes?".

-"Voy con Eze". Contestó para luego mirar a su padre que ni siquiera parecía prestar atención. No sabía quién era el del problema, podía ser cualquiera de los dos.

-"Mandále saludos". Agregó ella y él sólo sonrió como si en realidad lo fuese a hacer.

Salió de ahí lo más rápido que pudo, no sin antes revisar varias veces que traía con él la biblia y su celular.

Cuando recién empezaba a asistir a la iglesia le daba mucha vergüenza que lo vean con ese libro en la mano, y más en la calle. Pero ahora no podía importarle menos, desde que sus amigos se enteraron y no parecían tener problema, le daba igual.

Aunque siempre se sentía inhibido cuando se mandaba las suyas, no quería dejar mal parada a la iglesia. Le hablaba de Dios a la gente y daba un pésimo ejemplo. Todas esas veces prácticamente se escondía, no daba ni una señal de ser cristiano. Simplemente se avergonzaba de sí mismo.

Pero venía bien últimamente, a pesar del día a día, él estaba bien. Que sus padres estén tambaleando en su relación era cosa de ellos. No se incluía en el problema porque, además, bien sabía que él con Dios estaba bien. Oraba todas las mañanas, tenía devocionales que duraban algunas horas y en la noche antes de dormir tenía su momento con Dios. Para él era diferente el devocional a lo que hacía en la noche. En la mañana trataba de escuchar qué era lo que Dios quería decirle, leía y escuchaba atentamente. En la noche era él quien hablaba e incluso si tenía que descargarse llorando, lo hacía. Se sentía escuchado, a pesar de que nada por lo que estaba orando se solucionaba.

Pero Dios lo escuchaba, Él sabía todas sus peores cosas, ¿cómo no pasaría tiempo con Él siendo tan importante?.

Y era algo que creía todos deberían tener la oportunidad de vivir. Conectar espiritualmente con Dios era lo mejor que le había pasado en la vida, nada se comparaba a eso y a veces se sentía un poco triste por quienes no lo conocían de esa manera.

Nunca había tenido una conexión de ese tipo antes, con nadie ni nada. Era la principal razón por la que aguantaba ciertas cosas que no le parecían muy buenas. Era la principal razón por la que quería cambiar, si no cambiaba, perdía todo lo que le importaba. Que prácticamente era Dios en su totalidad.

Vegvísir - TrueplikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora