VII

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El día llega lento con su aire fresco y puro, como aquél amor que lo estuvo esperando horas antes. La pareja, después de amarse repetidas veces, y comprobar Nick, la pureza que en Daniela existía, esperaron el día despiertos, recostados sobre la cama y con las ventanas abiertas, esperaron la luz del nuevo día en un profundo silencio, que sólo era profanado por el ruido del mar que golpeaba alguna piedra con violencia y luego se calmaba, para posteriormente azotar con más violencia aún.

Toda esa paz matinal fue cortada bruscamente por Alfredo, quien golpeaba insistentemente la puerta; del otro lado Daniela con atención contesta.

— ¿Quién...?

— Perdone usted señorita — responde, apenado por ser tan inoportuno — tanta imprudencia, pero es que el Comisario se encuentra abajo y me pidió que le comunicara enseguida, alegando que tiene una buena noticia, la cual quiere darle personalmente.

— ¡Ah! Muy bien Alfredo, dígale al Comisario que enseguida bajo, por favor.

— Así lo haré señorita, y disculpe usted — y se aleja escalera abajo.

En la habitación de Daniela se viste apresuradamente, Nick comenta.

— Espero que sea buena, pues para avisarnos tan temprano e insistir bastante debe tener una buena razón — dice Daniela vistiendo sus prendas íntimas y luego vistiendo un salto de cama.

— Así es, espero que no sea nada malo, ¿no?

— Yo también.

Abriendo la puerta, Daniela sale apresurada, y al ver que no es seguida por el joven, vuelve y pregunta.

— ¿No bajas conmigo mi amor? ¿Acaso te olvidas de Alex?

— Para nada, pero no es prudente que el Comisario me vea aquí tan temprano, y mucho menos bajar de tu habitación contigo.

— ¿Por qué, acaso estás arrepentido de lo que pasó?

— No seas tontita, estoy orgulloso de ti, lo que no creo conveniente es bajar ahora, pues el Comisario tendría otro concepto de ti y eso no lo deseo, así que baja tu sola. ¡Ah! Pero regresa pronto, estoy ansioso por esa noticia.

— Esta bien amor, enseguida regreso, pero ya sabes que sólo me importas tú y me tiene sin cuidado el qué dirán.

Despidiéndose de Nick con un beso, se dirige hasta la sala donde le espera el Comisario tomando una tacita de café, y al ver llegar a la muchacha en salto de cama, se pone de pie.

- Buenos días señorita, lamento haber tenido que levantarla a éstas horas, pero creí conveniente hacerlo ya que anoche me pidió que le comunicara todo lo ocurrido y mucho más si se trata como ahora, de una buena noticia.

— Buenos días Comisario, y no se preocupe que ya estaba en pie con intención de procurarlo. Y me alegro mucho por esa buena noticia, pero sentémonos por favor — al tiempo que toma una tacita de café que le ofrece Alfredo.

— Bueno, la verdad señorita, así me llegó el informe a la oficina, vine, pues anoche al verla tan apenada por la suerte de su amigo, me sentí mal, y ahora al recibir el informe, sentí una profunda satisfacción por usted. Vine a comunicarle que el cadáver fue reconocido por uno de los que conformaban el grupo del buque salvavidas, y luego fue comunicado a sus familiares en la ciudad, al mismo tiempo ya fue enviado en un helicóptero de la Fuerza Aérea y para su tranquilidad no se trata de su amigo; a quien también localice.

— ¡Oh! Comisario, no sabe cuánto le agradezco por la noticia, sobre todo el que haya localizado a Alex, que es lo que cuenta por ahora, nunca podré pagarle a usted este favor — dice Daniela muy emocionada, pues ahora sí podía quitarse ese mal pensamiento con respecto al joven — Nick al saberlo se sentirá más contento aún — pensó.

Primavera... AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora