Primavera... Adiós

IV

Ambos caminan por la playa muy enamorados, y al llegar a la orilla del mar, Nancy insiste en refrescarse con la tibieza de aquél mar, y metiéndose hasta la cintura invita al joven, que gustoso acepta, luego ambos tomados de la cintura se arrodillan en medio del mar hasta quedar con el agua al cuello, después de un prolongado beso salen caminando lentamente con sus ropas mojadas, escurriendo, y caminan por la orilla del mar hasta encontrar una palmera, bajo la cual se arrodillan para entregarse en un beso salvaje y desmedido, con tal violencia que da la impresión que al unir sus juveniles labios, fuesen a romperse éstos. Se dejan los jóvenes llevar por esa locura total que los invade.

Lentamente Nancy suelta al joven de la cintura y sin desprender sus labios, se recuesta hacía atrás hasta quedar acostada sobre la tibia arena. El joven a su vez, toma posesión sobre la muchacha, que parece estar ebria de deseo tanto como él, ambos se aprietan con violencia, al mismo tiempo sienten que despiden calor de sus cuerpos, un calor alimentado por el fuego de la pasión y fomentado por la llama del deseo. Desde aquél momento no medirán la forma de la entrega, ya que será una entrega total, dejando fuera de sus juveniles mentes toda moral y todo ese mundo de preconceptos que impiden muchas veces a los jóvenes amarse como éstos lo desean, para dar paso sólo a lo que sus almas y cuerpos les piden, una entrega total, absoluta, así como se entrega la noche al cubrir con su negro manto toda la faz de la tierra, si dejar siquiera un solo centímetro sin cubrir. Así como se entregan las rosas en primavera y la nieve en invierno. Así se entregarán los jóvenes, sin reservas, olvidando todo cuanto no sea amor... y deseo...

El joven desliza su mano levemente desde el rostro de Nancy hacía abajo, sacándole lentamente la pequeña blusa que cubría su agitado busto, para encontrarse con unos senos puros, duros y juveniles con ansias de entregarse. Alex toma entre sus manos aquellos tibios senos y los acaricia con violencia y delicadeza a la vez, luego desliza su mano más abajo aún, para encontrarse con unas amplias caderas primero y bien torneadas piernas delgadas después, las cuales recorre con sus atrevidas manos, deslizandolas hasta la altura del short que la muchacha llevaba, desabotona lentamente, luego baja el cierre con violencia, y entonces... cuando ambos creen que ya no resistirían más aquella pasión que los dominaba, con ayuda de Nancy que curvea su cuerpo hacía arriba hasta que sus glúteos dejan de hacer contacto con la tibia arena, desliza el short hacía abajo, llevando consigo la última prenda íntima que en la muchacha quedaba.

Al quedar ambos como vinieron al mundo, y después de Alex haber aprendido de memoria con sus atrevidas manos todo aquél cuerpo juvenil de la muchacha, ya no ponen más freno a su pasión y deseo enervante y se funden en un solo ser... y no paran hasta que sus cuerpos de quitan todo aquél fuego de deseo que los dominaba. Después de largo rato de entrega separan sus cuerpos, sin fuerza ya, pero saciados de amar, para luego entrar en un silencio íntimo... ese silencio que sigue al placer... a la entrega total...

El joven recostado sobre la tibia arena acoge en su pecho el desnudo busto de la muchacha, que son su desmadejado cuerpo ya sin fuerzas... busca que el cuerpo del joven la proteja en el silencio de la noche, esa noche fresca y morena que fuera cómplice de aquella entrega y testigo, junto a las estrellas, que desde lo alto parecían aprobar con su brillantez esa pasión desmedida de los juveniles cuerpos.

El silencio es prolongado y fresco como la noche, y al cabo de largo rato es quebrado por Nancy, que pregunta con voz algo culpable y temblorosa, y con la mirada perdida en el infinito mar.

— Alex... ¿Me amas...?

— Claro tontita, claro que te amo, ahora más que antes, gracias por haberme hecho tan feliz.

— Lo haría nuevamente una y mil veces, si tú lo pidieras mi vida, aunque pienses lo que pienses.

— No lo dudo, ¿y qué puedo pensar? Si acabo de comprobar en ti esa pureza virginal que existía en todo tu cuerpo, por eso te amo aún más.