Primavera... Adiós

VIII

Al marcharse el día y cuando el sol estaba ya en el ocaso, despierta Nick sobresaltado al escuchar a su amigo que se retorcía en la cama, preso de un profundo dolor de estómago, resultado de tremenda borrachera; al instante se incorpora e inclinándose sobre su amigo, pregunta.

— ¿Qué te pasa Alex, qué te duele? Dime si hay algo que pueda hacer por ti.

— ¡Ay Nick! — responde visiblemente dolorido — parece que me voy a morir, éste dolor de estómago no me deja un minuto de vida, por favor haz algo por mí, por favor ayúdame.

Al ver que su amigo está más grave de lo que pensaba, se pone más angustiado y aún sabiendo qué decisión tomar, sólo atina a decir.

— No te preocupes, cierta vez escuché  a la sirvienta que para éstos casos es bueno tomar algo caliente, y mucho más si es leche. Espera, pondré leche a calentar, luego voy por un médico.

— Haz lo que sea necesario, pero por favor quítame este maldito dolor, no puedo más... Aaaagg... — responde encogido de dolor, retorciéndose en su cama...

Al cabo de unos minutos vuelve su amigo con un vaso de leche caliente y colocándolo sobre ek velador le ayuda a incorporarse, le alcanza el vaso y Alex bebe rápidamente, aún a costa de quemarse la garganta por lo caliente del líquido, cualquier cosa era preferible para él en aquél momento comparado con el terrible dolor que lo tiene al borde des desfallecer.

Después de beber el líquido rápidamente, y ayudado por Nick a mantenerse sentado, Alex siente un ligero alivio del dolor, posteriormente unas ganas de vomitar, para lo cual sale en dirección al baño, luego vuelve. Nick al comprender que el vomitar le haría bien a su amigo, va nuevamente a la cocina y vuelve con otro vaso de leche caliente; ésta vez mayor que la anterior; lo bebe con un poco más de calma, se recuesta sobre la cama apoyando la espalda contra la pared. Al cabo de unos minutos el dolor le ha abandonado por completo y el joven más tranquilo aún, pregunta.

— ¿Cómo fue que llegué hasta aquí? Dime ¿Lo hice yo solo o fuiste tú quien me trajo? Dime ¿Daniel también me ha visto en tan deplorable estado?

— No Alex — miente Nick —  fuiste tú mismo quién llegó hasta aquí y respecto a Daniela, dudo mucho que te haya visto, ya que partió por la mañana temprano a la ciudad. 

— ¿Daniela se fue? — pregunta alarmado — ¿Qué pasó, no me digas que tú y ella...?

— No, no es lo que piensas, amo demasiado a Daniela cono para romper con ella, no.

— Bueno, si es así, entonces, ¿Cómo fue que partió?

— Anoche, no bien acabamos de llegar después de buscarte todo el día, recibió un cable de la facultad y le informaron que mañana debe disertar para su licenciatura correspondiente, con lo cual ella debía estar hoy para su respectiva inscripción y elegir el horario, y como elegirá el nocturno le prometí que asistiríamos a las siete de la noche, para apoyarla.

— Ah sí, seguro. Muy bien, me alegro por Daniela como también por ti,

— Gracias, entonces partimos mañana a mediodía par que nos dé tiempo de alistarnos bien.

— Sí, esta bien. Bueno, por ahora tengo un apetito atroz ¿Tenemos algo para comer?

— Sí, pero mejor nos llegamos hasta el restaurant, pues dudo que las conservas nos caigan muy bien, para ti especialmente, en cambio en el restaurant cenamos comida caliente, escuchamos un poco de música y luego nos recogemos a descansar, ¿Qué dices, aceptas?

— Acepto — dice sonriso 

Después de disfrutar una liviana cena, ambos jóvenes se disponen a retirarse a descansar. Ya en el camino son interceptados por Alfredo, quien les comunica que los estuvo buscando hacía rato, pues Daniela y Nancy se encontraban en la línea telefónica. Sin escuchar más, Nick corre seguido por su amigo — que parece nacer de nuevo — con dirección a casa de Daniela, como la puerta estaba entreabierta entran sin llamar y se dirigen hasta el teléfono, que Nick levanta y dice.

—¡Hola! ¿Quién habla? Acá es Nick.

Del otro lado de la línea la fina voz de Daniela, responde.

— Hola mi amor, ¿Cómo estás? Estoy aquí en la Central Telefónica con Nancy; que quiere explicarle a Alex muchas cosas. Dime ¿Él está ahí?

— Sí, sí claro — responde dando palmaditas en la espalda de su amigo está aquí conmigo, te paso con él.

Alex toma el teléfono emocionado, inseguro, siente un nerviosismo que jamás había sentido antes y sólo atina a decir tímidamente.

— Hola...

— ¿Qué tal Alex? Me alegro que estés ahí, pues Nancy quiere explicarte muchas cosas, ¿sabes?

— Sí... sí pásamela con ella por favor...

— Sí claro, enseguida — y empieza a buscar con la mirada a su amiga, que para esos momentos ya no se encontraba en la cabina telefónica. Un señor que estaba cerca, y al ver que Daniela buscaba con la mirada posiblemente a la muchacha con la cual llegara minutos antes, le dice. 

— Señorita disculpe usted, pero la otra señorita que llegó con usted ya se marchó, vino un joven bien parecido, finamente vestido y le dijo algo que la muchacha saltó de alegría y se marcharon en el automóvil del joven, mientras usted hablaba por teléfono.

— Gracias, es usted muy amable — dice desconcertada.
¿Cómo es posible que otra vez apareciera Daniel en el momento más inoportuno y se llevara a Nancy? — y lo que es más, se fue nuevamente sin dar ninguna explicación.

Por un momento, y pese a conocer lo bastante a su amiga, piensa que sí realmente no existiría entre Daniel y Nancy, algo más fuerte aún que un noviazgo ya roto tiempo atrás.

— Hola Nancy... sí, hola mi amor... — repite ansioso Alex — hola mi vida...

— No, soy Daniela — responde apenada, pues, ¿Qué explicación dará ella al joven? Que vino nuevamente el sujeto ese de la playa y se llevó a Nancy así como así. No, ahora sí que estaba en un verdadero aprieto.

— Bien Daniela, ¿Qué pasó con Nancy, no estaba ella contigo ahí? — pregunta desesperado.

— Sí, sí estaba, te juro que estábamos juntas hasta hace un momento, sin embargo... no sé...

— ¿Ah sí...? Ya sabía yo que todo esto no era sino una jugada más de ustedes, y les advierto que no me voy a prestar a más a sus jueguitos.

Grita ya fuera de sí y sale irritadísimo de casa de Daniela, dejando el auricular sobre la mesita del mismo; Nick lo toma y se apresura a dar las disculpas respectivas a su novia por el comportamiento de su amigo.

— Es que está muy dolido, ¿sabes? Así que perdónalo hazlo por mí, ¿sí mi amor?

— No te preocupes, lo entiendo perfectamente y no lo culpo, pero te juro que Nancy estaba aquí conmigo minutos antes; sino cómo voy a jugarle una broma de mal gusto...

— Te creo mi vida. Y si ella se marchó no es culpa tuya, sin embargo lo siento por él, hoy pasó un mal día y probablemente se habrá ido a beber de nuevo, pero no te preocupes yo iré enseguida en su búsqueda, pues me preocupa mucho su estado de ánimo, y dime a Nancy que le dé pronto una solución a todo esto porque sino mi amigo se muere. Y eso no se lo perdonaré jamás.

— Bueno, no te pongas así mi amor. Yo hablaré con Nancy. Tú cuidate y ven mañana temprano por favor, quiero que almorcemos juntos, es que no aguanto ni un minuto más sin tu compañía, total, convence a Alex y parten temprano. ¿Sí?

— Lo prometo, dile a Nancy que llevaré a Alex conmigo. Y tú cuídate y espérame mañana para que almorcemos juntos los cuatro. Te amo, un beso.

— Yo también te amo. Un beso Nick, adiós.

Sale presuroso en busca de su amigo, a quien supone nuevamente bebiendo y no se equivoca; sólo que si pensó encontrarlo en el restaurant o en la discoteca, estaba muy equivocado, pues Alex al saber que su amigo lo buscaría, se fue a un lugar más alejado, hasta una humilde taberna apartada de la parte poblada de la playa, frecuentada solamente por bebedores empedernidos y vagabundos de la peor calaña, por lo que Nick, como es lógico de suponer, jamás pensó buscarlo allí.

Hi! ¿Cómo han estado? :3 les traigo un nuevo capítulo, que lo disfrutéis mucho. Nos leemos en el próximo capítulo.

— MinMin