XIII

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Al comprender lo que el doctor estaba insinuando, los dos jóvenes se miraron atónitos, no sabiendo si saltar de alegría, pues eso significaba que tanto Alex como Nancy, dejarían de lado todo el mal entendido y se unirían como lo había manifestado el doctor; como también pensaban por otra parte, que si al contrario de esa unión, ¿un hijo sería tal vez para los padres el motivo de una separación definitiva? Así que optaron por lo primero, y alegres corrieron hasta la alcoba de Nancy, encontrándola ya un poco recuperada, Daniela le comunica.

— Te voy a dar la noticia más feliz que jamás has soñado, querida amiga.

— No entiendo Daniela, pero si es la noticia que más espero, entonces es que ha llegado Alex hasta mi casa; pero no creo que esto sea, porque él no conoce mi departamento.

— No, es más que eso, es tan grandioso que te llevará al altar con Alex. ¡Es un bebé! pequeña tonta, ¡un bebé!, felicidades mamá - dice Daniela abrazando a su amiga que no puede creer aún lo que le comunica, así que un poco confusa pregunta.

— ¿Qué has dicho? ¿Que voy a tener un bebé...? ¿Entonces los mareos...? ¡Oh mi amor! Qué felicidad más grande; pero dime... ¿Cómo es que lo sabes?

— Me tomé la libertad de comunicárselo a sus amigos señorita, como usted estaba inconsciente aún, alguien tenía que saberlo. ¿No? - responde el médico desde el umbral de la puerta, y con su maletín en la mano. 

— Gracias doctor, peo es que no puedo creerlo aún, es, no sé..., es sencillamente maravilloso.

— Bueno señorita, me alegro que usted así lo tome, y como mi presencia aquí ya no es necesaria, me retiro, pero vendré mañana a las 9:00 horas, para ver como sigue, ya que hoy no podrá levantarse sino hasta mañana, y una vez haya verificado que no habrá complicaciones, podrá continuar su vida normal. Entonces será hasta mañana.

Nick acompaña al médico hasta la puerta y luego vuelve hasta la habitación encontrando a Nancy en los comentarios propios de la juventud.

— No puedo creerlo — dice la pintora sobándose suavemente el vientre — ¿ves Daniela, acaso se me nota la panza ya un poco crecida? Yo creo que sí, desde ahora no podré usar malla, pantalones, ropa ceñida y, sobre todo tacones, además tendré que mandarme a cocer batones, muchos batones, para no molestar el crecimiento del bebé, es más, creo que desde mañana no podré vestir ya mis ropas que vestía hasta ahora. ¿Tú qué dices?

— ¡Ay Nancy! Estás hablando como si estuvieras de nueve meses, no querida, por favor vamos con calma, recuerda que es muy temprano aún para hablar de batones y esas cosas. Por lo pronto hay que comunicárselo al padre, y espero que éste no sea tan caduco como tú, respecto al bebé, aunque conociéndolo como lo conozco, no dudo que será más celoso aún.

— Tienes razón, Alex también se va a poner feliz al saberlo. A qué hora dijo el doctor que vendrá mañana?

— A las 9:00 horas, y recomendó que hasta entonces no te levantarás, pues podría ser dañino para ti, como para el bebé.

— Bueno, está bien. Y tú Nick, a qué hora partirás?

— Partiré al amanecer, quiero llegar a media mañana por lo menos a Aguas Claras.

— Por qué no esperas a las 9:00 horas, así también nosotras te acompañamos, es menester que yo vea a Alex, mañana a más tardar, sabes que deseo ser yo quien le dé la buena noticia. 

— Así es Nick, por favor, por qué no te retrasas un poco para que nosotras te acompañemos, creo que Nancy tiene razón.

— No mi amor. Yo creo que lo mejor será que llegue solo, así ustedes se evitarán un disgusto, sobre todo Nancy, quien no soportaría ver a Alex borracho. No lo crees Nancy?

Primavera... AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora