𝕏𝕏𝕍𝕀

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Ahogó un grito mordiéndose la muñeca, el dolor que sentía era intenso y le encogía cada músculo de su cuerpo.

No quiso mirar para abajo, sólo estaba sentada esperando que esa tortura tuviera fin, aunque sabía que vendría lo peor. El líquido no dejaba de fluir, por más esfuerzo que hiciera, y a pesar de ser pequeñas cantidades lo sentía eterno.

Más doloroso que cualquier hueso roto, era el dolor en su corazón. Porque no era tonta, tenía claro que lo que le pasaba sólo tenía una razón.

—¡Muñequita!—los gritos hicieron eco en el baño, la pelinegra sólo se encogió más en su cubículo.—¡Hormiga!—era Dominik.—¡Liberi!¡Sé que estás aquí, te vi correr!

—V-vete,—no lo dijo fuerte, pero los pasos acelerados le dieron a entender que la había escuchado.—Disfruta tu cita con Mina, no m-me molestes.

—Ey, sé que no estás bien, te he visto mal estos últimos días.—su voz se escuchó clara y firme al otro lado de la puerta de metal, lamentó que allí los baños fueran mixtos.—Desde tu pelea con Albert he estado preocupado, insisto que debes ver a un doctor.

Se sostuvo la cabeza con las manos y no pudo evitar sollozar.—Es u-una molestia estomacal, es todo.

No llores más, no llores más.

—Si no haces nada yo si lo haré, para eso tenemos un doctor aquí-

—¡¿Para qué?!¡Si les doy una jodida oportunidad me usarán como una rata de laboratorio!—gritó frustrada, los labios le temblaban y no pudo evitar soltar más lágrimas.—No puedo Dominik, entiende que aquí a nadie le importa mi salud, sólo estoy aquí para probar mi lealtad al rey y para dejarme explotar estas malditas habilidades del demonio.

—Yo me preocupo...

—Cállate,—le cortó.—No digas nada, por favor.

—Entonces regresa a tu hogar, o escríbele a alguna persona para que te ayude.—era increíble como era de insistente, a Liberi no le molestaba eso, sólo no comprendía porque él si era bueno con ella. ¿Por qué?

—No hagas esto, si te juntas conmigo luego-

—No pasará nada, te lo aseguro.—escuchó algo resbalar contra el metal. Era él sentándose en el suelo.—Me preocupas porque, eres importante para mí.

Silencio.

El dolor disminuyó un poco, pero optó por quedarse inmóvil, y tratar de olvidarse de lo que le estaba pasando. Después de todo no quería hundirse en lamentos y lágrimas cuando ese chico estaba ahí escuchándola, el mínimo ruido que hiciera, por el eco que generaba el gran laberinto de cubículos.

—Es muy probable que no lo recuerdes, pero salvaste a mi madre hace cuatro años. Aunque sólo eras una integrante del centro de reclutamiento, no te importó violar las normas y ayudarla en una fuerte nevada.—escuchó atenta, por primera vez desde que conversó con él, su voz sonaba totalmente transparente y frágil.

—Dominik...

—Perdón por no haberte contado antes, pero sonaría muy extraño decirte que te estuve investigando por mucho tiempo, hasta que entraste a la Legión de Reconocimiento, realmente quise seguirte pero creo que soy un gran cobarde que no quiere dejar a su madre sola.

Ella siempre tuvo la idea firme de que los soldados que se unían a la Policía Militar anhelaban únicamente la comodidad y el dinero. Pero ahora tenía otra perspectiva y en el peor momento lo comprendió.

El amar a una madre, un padre o un hijo. Eso era...

Miró la sangre seca en sus manos, y la que seguramente resbalaba entre sus muslos.

UNSTOPPABLE | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora