Capítulo 2
Una semana más tarde me había mudado al apartamento lujoso en Seoul Street.
A diferencia de Luhan y su desorden, me gustaba que todo estuviera organizado en torno a mí solo, y eso significaba inmediatamente zambullirse en el desembalaje.
― ¿Estás seguro que no quieres sentarte y tomar una taza de té conmigo? Pregunto Luhan desde la puerta mientras yo estaba en mi habitación, rodeado de cajas y un par de maletas.
―Tengo muchas ganas de conseguir todo esto desempacado, y así poder simplemente relajarme. ―sonreí de modo tranquilizador de forma que no pensara que estaba pasando de él. Siempre odié esta parte de una amistad en crecimiento... la agobiante cobertura de la personalidad del uno con el otro, tratando de descifrar como reaccionaria una persona a cierto tono de voz o actitud.
Luhan asintió con compresión. ―Está bien, bueno tengo que dar clases en una hora, así que creo que voy a caminar en lugar de tomar un taxi, lo que significa que debo salir ahora. Esto te dará algo de espacio, un poco de tiempo para llegar a conocer todo el lugar.
Me agradas mas ya. ―Que tengas una clase divertida.
―Diviértete desempacando.
Gruñí y lo despedí a la distancia mientras me dedico una sonrisa y salía.
Tan pronto como la puerta se cerró de golpe, me deje caer en mi nueva cama increíblemente cómoda. ―Bienvenido a Seoul Street ―murmure, mirando al techo.
Kings of Leon canto your sex is on fire, sono realmente fuerte hacia mí. Me queje por el hecho de que mi soledad se mostraba rápidamente invadida. Con una inclinación de mi cadera, deslice mi teléfono de mi bolsillo y sonreí al identificador de llamada.
―Hola tú ―respondí con gusto.
― ¿Así que te has mudado a tu exorbitante, excesivamente indulgente, pretensioso nuevo piso ya? ―pregunto Junmyeon sin preámbulos.
― ¿Es envidia amarga la que oigo?
―Estas en lo cierto ojón suertudo. Estaba casi ahogándome con mi cereal esta mañana con las fotos que me enviaste. ¿Ese lugar es de verdad?
― ¿Supongo que el apartamento en Londres no está a la altura de sus expectativas?
― ¿expectativas? ¡Estoy pagando un dineral por una sangrienta caja de cartón glorificada!
Solté un bufido.
―Vete a la mierda ―se quejó Junmyeon a medias ―. Te echo de menos y a nuestro palacio plagado de ratones también.
― ¿Estás diciendo eso mientras miras tu bañera de plata, con sus grifos chapados en oro?
―No... estoy acostado en mi cama de cinco mil dólares.
― ¿Cuánto es eso en libras?
―no lo sé. ¿Tres mil?
―Jesús, estas durmiendo en el alquiler de seis semanas.
Gimiendo, me senté a abrir la caja más cercana. ―Ojala nunca te hubiera dicho de cuanto es mi alquiler.
―Bueno, yo te daría una charla sobre como se esta meando ese dinero tuyo en el alquiler cuando podrías haberte comprado una casa, pero, ¿Quién soy yo para hablar?
―Sí, y yo no necesito charlas. Esa es la parte más dulce de ser huérfano. No preocuparme por regaños.
No sé por qué dije eso.