Escape.

275 51 7
                                    

Capítulo 8

Me encantaba el olor de los libros.

—¿No crees que es un poco brutal para Hae Chan? —preguntó la voz suave pero preocupada de Luhan por encima de mi cabeza.

Sonreí a HaeChan, que me sacaba dos dedos. Como su madre y su hermano, el chico era alto. Al retorcer el cuello para mirar a Luhan alzándose sobre mí, mi expresión era de incredulidad.

—Tiene catorce años. Es un libro de jóvenes adultos.

El libro se escurrió de entre mis dedos, porque HaeChan lo tomó antes de que Luhan pudiera detenerlo. Estaba disfrutando de la mañana del domingo con ellos en la librería y HaeChan estaba pasando un buen rato gastando la tarjeta regalo de JongIn.

Luhan parecía perturbado.

—Sí, sobre un mundo distópico donde los adolescentes se matan unos a otros.

—¿Lo has leído por lo menos?

—No...

—Entonces confía en mí. —Sonreí a HaeChan—. Es asombroso.

—Lo voy a comprar, Luhan —dijo HaeChan categóricamente, añadiendo el libro a la creciente pila.

Luhan, soltando un suspiro de derrota, asintió a regañadientes y volvió hacia la sección de novela romántica. Estaba a punto de enterarme de que era un defensor acérrimo del final feliz. Habíamos visto al menos tres dramas románticos esa semana. No obstante, antes de sufrir una sobredosis de dramas de Kim Hyun Joong, estaba decidida a que esa noche viéramos a Gong Yoo matando a unos zombies en ¨Train to Busan¨.

Me sonó el móvil y me apresuré a buscarlo solo para descubrir que era Junmyeon.

Le había enviado un mensaje de correo electrónico la noche anterior.

—¿Me dejas que responda la llamada? —le pregunté a HaeChan.

Él me dijo adiós con la mano, con la nariz prácticamente pegada a la librería mientras examinaba los títulos. Con una sonrisa, me alejé de él para responder en privado.

—Eh.

—Hola —replicó Junmyeon, de forma casi tentativa.

Me preparé.

Mierda. A lo mejor no debería haber compartido la noticia. ¿Iba a empezar a tratarme como un loco a partir de entonces? ¿Iba a andarse con pies de plomo? Porque eso sería demasiado raro. Echaría de menos que me insultaran por algo.

—¿Cómo estás tú y Yixing? —pregunté antes de que pudiera decir nada.

—Mucho mejor. De hecho, me ha pedido que vea a alguien. A un terapeuta.

Me quedé de piedra en el pasillo de ciencia ficción.

—¿Estás bromeando?

—No. No le hablé de tu mensaje, lo juro. Solo me lo soltó. Una coincidencia. —Respiró hondo—. ¿Tú de verdad vas a ver una?

Miré a mi alrededor para asegurarme de que estaba solo.

—Necesito hablar con alguien, y una profesional sin interés personal en mi vida es la única persona en la que confiaría... bueno... para hablar sobre lo que necesito hablar... —Puse ceño. Diez puntos por mi capacidad expresiva.

—Ya veo.

Me estremecí por su tono. Había un punto definitivamente mordaz en él.

—Junmyeon, no quiero hacerte daño.

SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora