EPÍLOGO
Seoul Street
Dos años más tarde...
Al sonido de un carraspeo levanté la mirada en el espejo y vi a Jongin apoyado contra el madero de la puerta de nuestra habitación. Me di la vuelta, mis manos inmediatamente yendo a mis caderas.
—¿Qué estás haciendo aquí? No deberías estar aquí.
Jongin sonrió suavemente, sus ojos embebiéndome, y la mirada de ellos me hizo sentir todo sensiblero.
Maldito sea.
—Te ves hermoso, nene.
Eché un vistazo al traje y suspiré.
—No puedo creer que te las arreglaras para meterme en esto.
—Puedo ser muy persuasivo cuando quiero serlo. —Él sonreía con aire de suficiencia ahora.
—Persuasivo es una cosa. Esto... esto es un milagro. —Lo miré con atención—. Espera, ¿es por eso que estás aquí? ¿Para asegurarte de que vaya? —Eso me molestó. Mucho. De hecho, sentí que mi corazón se detuvo.
Jongin hizo una mueca.
—No. Tengo plena fe en que vas a salir por esa puerta.
—¿Entonces por qué estás aquí?
—Porque no te he visto en un par de días y te extraño.
—Vas a verme en media hora. ¿No podías esperar?
—Sin embargo, habrá gente allí. —Dio un paso hacia mí, dándome esa mirada.
Oh no. ¡No!
—Eso puede esperar. —Levanté una mano, deteniéndolo—. Ahora, tú me metiste en esto. No estaba seguro de querer hacerlo, pero tuviste que ser todo persuasivo, y luego me convenciste de todo esto. Y quiero que sea en cierto modo perfecto, como... bien hecho. Así que saca tu trasero de aquí, señor.
Estaba sonriendo ampliamente ahora mientras retrocedía.
—Está bien, tú eres el jefe. —Resoplé ante eso—. Te veré en media hora.
—¡Jongin! —Luhan apareció en la puerta en un traje color champán de seda—. Es de mala suerte ver al novio antes de la boda. ¡Fuera! —El lo empujó por el pasillo fuera de la vista.
—¡Hasta pronto, nene! —gritó en respuesta, riendo.
Negué con la cabeza, tratando de calmar los nervios y el vértigo en guerra cuando me miré en el espejo cheval. Estaba casi irreconocible en mi traje de novio color marfil.
—¿Listo, Kyung? —preguntó Luhan, sin aliento por sacar a los golpes a su hermano fuera del apartamento.
junmyeon apareció a su lado, con una sonrisa burlona, llevaba el mismo traje champán de Luhan, y un anillo de bodas de oro junto al anillo de compromiso de diamantes que Yixing le había dado. Habían estado casados durante ocho meses.
—Sí, ¿listo, Kyung?
Estábamos de pie en el dormitorio principal, lo que solía ser la habitación de Luhan, pero ahora era mía y la de Jongin. En Busan había encontrado algunas cosas: las joyas de mamá, el oso de peluche favorito de Yeri, Ted, unos cuantos álbumes de fotos y una pintura; que había querido conservar. Todo lo demás lo regalamos o arrojamos a la basura. Nos tomó un par de días, y una gran cantidad de pañuelos para mí, pero lo hicimos, y luego nos fuimos a despedir de ellos en sus tumbas. Eso fue duro. No pude evitar el ataque de pánico en aquella oportunidad y por un tiempo Jongin simplemente se sentó en la hierba conmigo y me abrazó mientras yo trataba de pedir disculpas a mamá, papá y Yeri por haber tratado de no recordarlos durante ocho años.
Pasar por eso conmigo sólo hizo que Jongin y yo nos acercáramos. Cuando regresamos a Seoul, fuimos prácticamente inseparables, y dado que Luhan y Sehun eran inseparables, hubo demasiada torpeza con nosotros cuatro viviendo juntos, con Luhan y Jongin siendo hermanos. Ninguno de los dos quería oír las cosas del sexo. Así que Luhan se había mudado al lugar de Sehun unos meses después de su cirugía, y Jongin había puesto su apartamento en alquiler y se mudó a conmigo.
Un año más tarde, en realidad lo había predispuesto con un taxista, y me propuso matrimonio en un taxi, en recuerdo de cómo y dónde nos conocimos. Un avance rápido hasta ahora. Después de la boda nos íbamos a volar a Hawai para nuestra luna de miel, y cuando volviéramos a Seoul Street sería como los señores Kim-Do. Mi pecho se apretó y tomé una respiración profunda.
Jongin había estado hablando acerca de tener hijos últimamente.
Hijos. Oh, Dios.
Eché un vistazo a mi manuscrito completo en mi escritorio. Después de veinte cartas de rechazo había recibido una llamada de un agente literario que quería leer el resto del mismo. Acababa de enviar el manuscrito hace dos días. Durante dos años ese manuscrito había sido como un hijo para mí, y tuve un montón de momentos enloqueciendo acerca de publicar la historia de mis padres.
¿Hijos de verdad? Enloquecí cuando Jongin lo mencionó por primera vez, pero él sólo se había sentado allí, bebiendo su cerveza mientras yo silenciosamente me volvía loco.
Diez minutos después, había mirado hacia mí y dijo:
—¿Has terminado?
Estaba acostumbrado ahora a que me asustara.
Lancé una mirada a la fotografía que tenía de mis padres en mi escritorio. Al igual que Jongin y yo, mamá y papá habían sido apasionados entre sí, discutían mucho, tenían sus problemas, pero siempre lo superaban debido a lo mucho que sentían el uno por el otro. Eran todo lo que no podían ser sin el otro. Claro que podía ponerse difícil a veces, pero la vida no era una película de Hollywood. Cosas malas pasaban. Tú luchas, gritas, y de alguna manera trabajabas como loco para salir al otro lado aún intacto.
Justo igual que Jongin y yo.
Asentí a Luhan y Junmyeon.
A veces, las nubes no eran ingrávidas. A veces sus centros se tornaban oscuros y llenos.
Así era la vida. Sucedía.
No significaba que no daba miedo, o que yo no estaba todavía asustado, pero ahora sabía que mientras estuviera de pie debajo de ellas con Jongin a mi lado cuando esas nubes rompieran a llover, yo estaría bien. Estaríamos bajo la lluvia juntos. Sabiendo que Jongin tendría un enorme paraguas para refugiarnos de lo peor en él.
Que ahí existe un futuro incierto al que podría manejar.
—Sí. Estoy listo.
Fin del libro
nota: Ha sido un largo tiempo, el primer libro termina aquí, espero hayan disfrutado de esta adaptación. Estaré adaptando el segundo libro no sé si será rápido pero, promesa que se adaptara si o sí.
Gracias por el apoyo.