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     —¿A DÓNDE IRÁS DE VACACIONES DE VERANO?

Louis le preguntó a su novia, mientras comía el cereal que ambos habían servido para desayunar, Isabella se sentó a su lado, dejando su teléfono en la barra de la cocina mientras le daba un sorbo a su malteada de chocolate y se encogía de hombros.

—Me tomaste desprevenida, la verdad no lo sé, no lo he hablado con mis padres —le dijo sincera— aunque anteriormente los oí hablar con los padres de Millie, sobre tener pensado en irnos a Grecia.

—¿Grecia? No está tan lejos de dónde tenía pensado —puso una mano en su mentón.

—¿De qué hablas?

Louis hizo un puchero, bajó la mirada y comenzó a jugar con sus manos.

—Ya sabes que el irme a Londres... es inevitable, aunque era algo de lo que no quería hablar —le dio un pequeño beso— no creo que quiera irme otra vez, aunque deba hacerlo, y pensaba en que quizá, podrías pasar las vacaciones en Londres, así estamos juntos.

Isabella pestañeó un par de veces, obviamente Louis debía volver a casa, hizo una mueca, ambos sabían que Louis debía hacerlo, y estaban consientes de que ella era Americana y el Británico y que en cualquier momento posible, la distancia iba a separarlos, ese estaba siendo el momento.

—¿Crees qué mi papá va a dejarme vacacionar en Londres, sola? —alzó una ceja.

—No vas a estar sola, amor, vas a estar con tú novio —besó sus labios— ¿No crees qué será genial? Te mostraría tantos lugares, y tendríamos citas en tantos lugares ¡Oh por Dios! ¿Ya conoces el London Eye? Una cita los dos ahí, escuchando música de los ochenta, mientras comemos nuestros dulces favoritos... Dios, me encanta la idea ¿a ti no?

—Eres tan lindo, te lo juro —Isabella se acercó a besarlo, Louis le sonrió, tomándola de la cintura con ternura y besando su mejilla.

—Tú lo eres, mi amor. Pero ¿viste qué es una buena idea?

—Obviamente que lo es amor, pero... ¿por qué tienes que ser británico? ¡Te odio! No, en realidad te amo, amo que seas británico, Dios, podría escuchar hablarte todo el día y no cansarme —Louis soltó una carcajada.

—¿En serio? —se acercó a su oído a susurrarle, Isabella sintió su piel ponerse de gallina, y sus mejillas sonrojarse, el acento de Louis era arte sin lugar a duda— no sabía que eres tan fan de mi voz, amor.

Se separó para mirarla, ella corrió su mirada, nerviosa, y ocultando sus mejillas rojas, se abrazó a él.

—Deja de hacerlo al propósito.

—¿Hacer qué? —volvió a susurrar en su oído, e Isabella apretó su labio, sintiendo ese cosquilleo en su estómago, cerró los ojos—. ¿Esto? Porque podría hacerlo todo el día, así como decirte lo hermosa que eres y lo afortunado que soy de tenerte a mi lado. Te amo mucho.

𝗜𝗡 𝗟𝗢𝗩𝗘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora