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     DOS SEMANAS DESDE LO OCURRIDO ENTRE LOUIS E ISABELLA, y ninguno de los dos se había dignado a hablarse, Isabella no lo haría, aunque quería y debía, estaba indignada por qué él había creído que ella le había sido infiel, Louis quería y debía, pero tenía miedo a que Isabella le admitiera que sí le había sido infiel, en fin, los dos estaban siendo idiotas. Matteo como el oportuno que era, se había ido a Francia a un partido que tenía con su equipo de fútbol, e Isabella agradecía tenerlo lejos, porque le iba a lanzar lo primero que tenia en las manos, cada vez que lo veía.

Matteo intento buscarla dos veces, pero Isabella lo ignoró completamente. Su hobbie era pasarse todas las noches viendo películas románticas, mientras comía helado y lloraba, casualmente, Louis hacía lo mismo, con Millie grabándole para reírse, e Issie diciéndole que dejara de ser idiota y fuera a arreglar las cosas.

Millie no sabía nada de lo que había pasado, e Isabella estaba dudando en si decirle o no.

Era fin de semana, el mes de Noviembre estaba por entrar y hacía un frío increíble. Se puso uno de los hoodies de Louis, porqué ser masoquista era su pasión, y bajó las escaleras, con su cabello hecho un desastre.

—Amor, voy al supermercado —le dijo Diana, guardando dinero en su cartera, mientras la veía— ¿Quieres venir a acompañarme?

Le preguntó, Isabella le había contado lo que había pasado entre ella y Louis ya que a su madre le parecía extraño que ya él no se apareciera por la casa, y le aconsejo que debían de ser maduros y dejar el orgullo a un lado, pero la indignación que tenía Louis por creer que ella le había sido infiel, era grande, y ahora no solo estaba molesta por lo de las fotos, sino por dos cosas, eso y lo de ser infiel.

—No, mamá, no tengo ganas...

—Te compraré helado y galletas, ya se acabaron.

—Entonces sí.

Tomó su celular de la barra de la cocina, y lo que hizo fue peinarse. Diana se rió, Isabella no era de salir mal arreglada, aunque con un hoodie, su pantalón de pijama y una coleta despeinada, no se veía mal, en otras circunstancias hubiera esperado media hora a qué ella se arreglara.

Se subieron al auto, mientras Isabella cambiaba la radio con desinterés, y dejó la música cualquiera que estaba sonando. Al llegar al supermercado, se bajó con su madre, mientras fijaba la vista en su celular.

—Puedes ir por el helado y otras cosas que quieras y te alcanzó, voy a buscar otros productos —le dijo, Isabella asintió.

Metió su celular en el bolsillo mientras buscaba el pasillo, y le costó conseguirlo, no conocía mucho el supermercado de Londres, después de agarrar tres botes de helado de distinto sabor, cerró la puerta, y terminó chocandose con alguien más.

𝗜𝗡 𝗟𝗢𝗩𝗘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora