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maratón 3/4

     EFECTIVAMENTE A LAS SIETE, MILLIE ESTABA FUERA DE LA CASA DE ISABELLA. La castaña bajo ya vestida, con un overol de jeans de los que tanto le gustaban, una camisa rosa pastel y unas air force, que tenían dibujos del mismo color de su camisa, agarró un pequeño bolso, metio dinero, cargador, galletas y un par de cosas más, para finalmente colocarse un broche de color rosa pastel en su cabello y bajar las escaleras, su madre estaba preparando algunos dulces, Isabella se acercó a darle un abrazo.

—Volveré temprano, mami —le dijo.

—Está bien, amor, ¿quieres qué te vaya a buscar?

—Te mandaré un mensaje —le dijo.

—Espero que lo hagas, cuando llegues y cuando salgas —besó su frente— tú papá está afuera hablando con el de Mills, cuídate, te amo.

—¡Y yo a ti!

Se despidió de su madre y saludó al papá de Millie para después despedirse de su padre también, Millie la zarandeó emocionada, mientras se sacaba como ochenta fotos en menos de diez segundos, y no tardaron mucho en llegar a la casa de las Ziegler.

Estaba gente afuera, adolescentes bailando y con vasos en sus manos, como cada típica fiesta a la que Isabella asistía con Millie.

Bajaron del auto, Millie tomó de la mano a su mejor amiga, y no tardó mucho en soltar un grito de emoción cuando las hermanas Ziegler las recibieron en la entrada.

—¡Isa, viniste! —Maddie le dio un abrazo—¡Mills! Me alegra que vinieran, de verdad, esta fiesta va a ser divertida.

—Claro que sí —Isabella dijo divertida.

Después de saludar a Kenzie, notó que había más adolescentes dentro de la casa, bailando, aunque por la oscuridad no se veía mucho, entre el tumulto de adolescentes terminó por soltarse del agarre de Millie, quedándose en medio de la pista, entre adolescentes bailando.

Trato de salir, sin embargo cuando quiso hacerlo, sintió como tomaron su muñeca y dispuesta a dar un golpe, notó como Cole la miraba con una sonrisa.

—Vaya, Isabella, estás más hermosa de lo normal —le sonrió, ella se zafó de su agarre.

—Y tú más idiota que antes.

—¿Todavía estás molesta porque no quise nada serio contigo? Creo que es hora de superarlo —Isabella soltó una carcajada.

Esa fachada de niña que mostraba que las palabras dolían ante los demás, había quedado atrás hacia muchísimo tiempo, Cole se sorprendió, al verla reírse de aquella manera.

—¿Molesta? Cariño, estoy feliz de que un imbécil como tú no tuvo nada conmigo, soy demasiado para ti —se dio la vuelta, Cole volvió a tomarla de la mano.

—Me gusta tú seguridad ¿sabes? Creo que antes eras demasiado infantil —hizo una mueca— pero ahora...

—Ahora es hora de que te largues si no quieres que te rompa la cara —dijo Louis, tomó a Isabella de la cintura, atrayéndola a él, y obviamente que reconoció la linda voz del británico que siempre la molestaba.

—¿Y tú eres? —Cole soltó una risa, cruzándose de brazos y viendo a Louis de arriba a abajo.

—El novio de Isabella, un placer —se presentó, Cole soltó una carcajada.

—Nah, no te creo, sí es hermosa, pero demasiado tonta ¿quién querría algo serio con alguien tan infantil? —y lo próximo que Cole vio fue el puño de Louis dar en su nariz.

Todo se quedó en silencio, Isabella lo tomó de la mano, asombrada, jamás se hubiera esperado eso de su parte, pues Louis no era chico de andar peleando, y aunque a ella le había molestado también aquel comentario, prefería ignorarlo, después de todo, era un imbécil más. ¿Para qué darle importancia?

—Tú eres un idiota de primera ¿tanta falta de amor te tienes a ti mismo qué por eso te encargas de decir cosas ridículas de los demás? Se hombrecito, crees que la estás rompiendo diciendo estupideces sobre las chicas, y lo único que das es lástima, quiérete —Cole no dijo nada, y tan rápido como Louis pudo, tomó la mano de Isabella y salieron de ahí.

Agradecía a Dios que nadie había grabado aquel momento, y que habían sido pocos los adolescentes dentro de la casa que habían visto aquello, aunque rápidamente la voz se correría, Isabella se aferró al agarre de Louis, y ambos terminaron saliendo de la casa, caminando sin rumbo alguno.

—¡Lou! —lo llamó por su apodo— ¡Por Dios! ¿Te duele la mano? ¡No debiste hacer eso!

—No podía tolerarlo, de verdad —ambos se sentaron en la acera, unas casas más lejos que la de Maddie y Kenzie Ziegler— tenías razón en que era un idiota, pero no sabía que tanto, que horror.

—Sí, es un idiota —Isabella soltó sus manos, hacía bastante frío y se arrepintió de no traer una chaqueta consigo, Louis la miró.

—Lo es, no sabe lo que dice. ¿No hiciste caso a sus palabras, verdad? —tomó su mentón, para mirarla, Isabella evadió su mirada, riéndose.

—Obviamente que no, Lou. El hecho de que me haya gustado no significa que sea una estúpida, sé quién soy, y el comentario de un sin cerebro como él, no me afecta. Además, me gusta ser infantil.

Louis soltó una risita.

—A mi me gusta que me digas Lou —los dos se miraron.

—Es porque... estoy empezando a enamorarme de ti —le dijo, Louis abrió los ojos, pestañeando repetidas veces.

—¿Q-qué?

—¡Es broma! —Isabella soltó una carcajada— ¡Debiste ver tu cara, Partridge!

Louis cambio la mirada, despeinando su cabello, mientras asentía, se había sentido raro el oírla decir eso.

—Claro, ya sabía que era una broma, genia —le dijo, pellizcando tiernamente su mejilla—. Además, creo que te ves linda siendo infantil, te ves linda siendo como eres, eres preciosa siendo como eres, y a muchos le encanta eso.

—¿Muchos? —Isabella soltó una carcajada—. Si entre esos muchos está Tom Holland, entonces está bien para mi.

—¿Quién es ese? —Isabella abrió la boca.

—¿Es... una broma, no?

—Hago bromas todo el tiempo, pero esta no lo es, Isa —ella abrió la boca, se puso de pie y se levantó de un salto de la acera.

—¡Louis, no puedo creer que no sepas quién es mi futuro esposo!

—Claro que sé quién es tú futuro esposo —se señaló a si mismo, poniéndose de pie él también— este bombón.

—No empieces —le dio un empujón, haciéndolo reír— ¿A caso no haz visto Spiderman?

—La verdad... no es que sea muy fan.

—¡Por Dios! Vamos —lo tomó de la mano—. Tenemos que ir a mi casa a hacer maratón de Spiderman.

—Ya hasta me agarras de la mano ¿viste? ¿Cuándo te me declaras, lindura?

Isabella lo soltó, soltando una risita y rodando los ojos.

—Louis el arruinar momentos Partridge te llaman —rodó los ojos y Louis soltó una carcajada.

𝗜𝗡 𝗟𝗢𝗩𝗘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora