Al día siguiente. Me desperté tarde y rápido me aliste para irme a la escuela. Solo me puse un vestido y unos tenis, tomé mi mochila y me fui casí corriendo.
(...)
Al llegar, me di cuenta que ya iba tarde, así que no me apresure más.
Llegué a mi casillero y metí mi mochila.-La increíble Elisa Winehouse ¿No entró a clases?.
Me gire a ver quien habló y era Damián. Estaba al lado de mí y sonreí.
-Hola. -Dije nerviosa.
-Anoche no pude dormir. -Dijo mientras se acercaba a mí. -Por pensar en ti. -Dijo en susurro.
-¿Ah si?. -Lo mire provocadora.
-En serio, me encanto como pasamos la tarde.
Se acercó aún más y intentó besarme, pero lo aparte.
-Aquí no. Nos puede ver alguien. -Susurre.
-Okey. Sé a dónde ir. -Sonrió de lado.
Me tomo de la mano y me llevó por el pasillo hasta el cuarto del conserje.
-¿El cuarto del conserje?. -Pregunté dudosa.
-Algo es algo.
Entramos, se aseguró de que nadie nos viera y cerró la puerta.
Me senté sobre una mesa y Damián se acercó a besarme, seguí besandolo y acaricie su espalda.
Me besó el cuello y me hizo un chupeton, lo cual me hizo que se me erizara la piel.
Abrí mis piernas y sentí su mano rosar mi feminidad, la acarició suavemente. Movió mis bragas a un lado y metió dos dedos.
Gemi y al oírme, vi como sonreia.Antes de hacer algo más, abrieron la puerta y rápido me baje de la mesa y ambos nos separamos. El hombre que entró era el conserje y nos miró, nada sorprendido.
-¿Otra vez aquí Damián?. -Preguntó fastidiado. -Ya te había dicho que no trajeras a tu novia aquí.
-¡¿Qué?!. -Exclame molesta.
Tomé mi mochila y lo mire enojada.
-Osea que me trajiste al mismo lugar a donde traes a Cynthia y no se a cuantas más. -Dije molesta.
-No... Es que... -Tartamudeo.
No dije nada más y salí de ahí hecha una furia.
Narra Damián
Elisa salió del cuarto muy molesta y el conserje me miró sonriendo.-Marcelo, disculpame...
-Si. -Interrumpió. -No te preocupes. Pero sabes que si por mí fuera, te dejaría entrar aquí, pero ya sabes como es el director de... Especial.
-Okey. No te preocupes.
Salí de ahí y sonó la campana de fin de clase.
Narra Elisa
Estaba sacando unos libros para mi próxima clase y vi a Gael venir hacía acá.-Hola. -Dijo intentando tomar mi mano.
-No me toques. -Dije haciéndome a un lado.
-Eli, perdón. Anoche... No era yo.
-Oh si, claro. -Cruce mis brazos. -Es que siempre es lo mismo, me dejas plantada.
-Perdoname. -Bajó la mirada. -Es sólo que... El día tiene muy pocas horas y yo me entrego al cien por ciento en otras cosas y no te doy la importancia que te mereces.
-Cada quien le da la importancia que quiere...
-Por favor. No digas que no me importas, eres la mujer perfecta. -Dijo acercándose a mí.
No quise discutir más y solo lo abrace, en símbolo de perdón.
-Gracias. -Sonrió.
Acarició mi cabello y su mirada se fue a mi cuello, justamente donde estaban los chupetones.
-Oye ¿Qué te paso?. -Frunció el ceño.
-Nada. -Dije mientras me tapaba con mi cabello. -Me queme con la plancha de cabello.
-¿Varias veces?. -Levanto una ceja.
-Es porque me estaba apurando por llegar a clases. Y ves que no lo logré. -Sonreí nerviosa.
Tomé la mano de Gael y nos fuimos a nuestro salón de clases.
(...)
Después de clases me fui a casa y estuve toda la tarde haciendo tarea.
Cuando termine vi el reloj y eran las seis.
Guarde todas mis cosas y me tiré en la cama. Escuche a mamá llegar y vino directo a mi cuarto.-Hola. -Dijo sentándose a mi lado.
-Hola. -Sonreí.
-¿Cómo estuvo tu día?.
-Bien. Aburrido, ya sabes. -Dije mientras me sentaba a su lado.
-Bueno. Solo quería decirte que no he tenido tiempo de presentar la demanda...
-Mamá, entiende. -Interrumpí. -No quiero presentar ninguna demanda.
-¡Es lo correcto Elisa!. -Exclamó molesta.
-Lo correcto sería, que me dejes en paz y olvides ese tema. -Dije poniéndome de pie.
-Yo vine en son de paz. -Dijo poniéndose de pie. -Y tú como siempre estas de mal humor.
Mamá salió del cuarto hecha una furia y cerró la puerta de un golpe. Me acerque a la puerta y puse el seguro, para que no entrará más.
Me senté en la cama e intente calmarme.
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ROMPIENDO TUS REGLAS
Roman pour AdolescentsRegla número uno-Solo Sexo entre enemigos. Regla número dos-Siempre estar disponible. Regla número tres-Nada de sentimientos. Y regla número cuatro- Nunca, jamás, romper la regla número tres. NO SE ACEPTAN COPIAS NI ADAPTACIÓNES