Salí del baño y Melissa se estaba acomodando las medias y me vio de pies a cabeza, además se veía sorprendida.
-Ey cerebrito ¿Qué te pasó?. Ahora eres toda una zorra. -Dijo sin dejar de mirarme.
-Cierra la boca. Me siento incomoda. -Dije fastidiada.
-Sabes, yo siempre he dicho que los hombres son infieles por naturaleza, pero las mujeres somos infieles por amor... O por venganza.
-Yo lo hice por ambas cosas. -Sonreí de lado. -Pero lo que hago ahora es más por venganza.
-Entonces, vamos a atraer algunos hombres.
Salimos del baño y nos paramos en la entrada a bailar y atraer a más clientes.
Narra Damián
Después de que Elisa se fuera, Enrique y yo nos quedamos por fuera del auto esperando a que ella y Melissa salieran de la escuela. Después de varios minutos estaba a punto de irme, pero Enrique me tomó del hombro.-¿Qué sucede?. -Frunci el ceño.
-Mira eso. -Dijo sin quitar la mirada de la escuela.
Me gire y vi a Melissa y a Elisa bailar con letreros.
-Esto debe ser una maldita broma. -Dije molesto.
Cruce la calle y fui a donde Elisa y la tomé del brazo.
-¿Se puede saber, que diablos estas haciendo?. -Pregunté molesto.
-Recaudando fondos.
-No digas tonterías. Vámonos de aquí.
Intente llevármela, pero se safo de de mi agarre y me miró desafiante.
-No que no te daban celos verme con alguien más.
-No estas con nadie. -Dije mirándola fijamente.
-Puede que después de esto lo esté.
Elisa corrio a donde estaban las demás chicas.
Cruce con Enrique y nos quedamos mirandolas por un buen tiempo.-Más le vale no colmar mi paciencia.
Narra Elisa
Entro un auto con un hombre de algunos treinta años, que no se veía nada mal. Me acerque a la ventanilla y me miró de pies a cabeza. Mire a Damián y vi que se veía más que molesto, se veía que se quemaba del enojo.-Hola cariño. -Dijo el hombre.
-¿Quieres un lavado extra jabonoso?. -Pregunte coqueta.
-Claro que si.
Sonreí y fui a ayudar a las demás a lavar el auto.
Mientras lo lavaba, bailaba al ritmo de la canción, sabía que bailaba horrendo, pero ahora eso que importa.
Tomé un balde de agua con jabón y me lo heche encima, esto hizo que mi ropa se apegara más a mi cuerpo y se viera "sensual" de alguna forma.Damián me seguía mirando con odio y ganas de matarme, pero no me importo seguir.
Narra Damián
Elisa había llegado a mi límite. Ya no soportaba que se viera como una bailarina exótica y que otros tipos la vieran como una prostituta.-Enrique, préstame tu auto. -Dije mientras quitaba el seguro de la puerta del copiloto.
-¿Qué por qué?. -Preguntó confundido. -No voy a dejar que lo uses de cama.
-Ya vez como eres. Solo quiero llevarme a Elisa, para que no siga dando su espectáculo barato. -Dije molesto.
-Solo no hagas ni una tontería y no me ensucies el asiento trasero.
Me dio las llaves y fui a por Elisa.
Narra Elisa
-Listo. -Dije mirando al chófer.-¿No te gustaría ganarte un premio?. -Preguntó coqueto.
-Claro que si.
El hombre estuvo a punto de besarme, pero de la nada salió Damián y me jalo del brazo.
-Dime si tú quieres un premio. -Dijo Damián mirando con odio al hombre.
-Tranquilo hermano, ella era la que coqueteo conmigo.
-Largate antes de que te mate.
El hombre bajo la mirada y sólo encendió su auto y se fue.
-Eres increíble. -Dije molesta. -No sé qué diablos te pasa. Pero sabes que, no pienso soportar tus cambios estupidos de emociones.
Estuve a punto de irme, pero Damián me tomo del brazo y me apego a él.
-Vámonos. -Dijo en susurro.
-Obligame. -Respondí de la misma forma.
-Mejor para mí.
Damián me tomó y me cargo en su hombro.
-¿Qué te pasa?. -Dije molesta. -¡Bajame!.
Patalie para bajarme pero mi fuerza no es nada, comparada a la de él.
Me llevo hasta el auto y me metió al asiento del copiloto.-Pontelo. -Dijo jalando el cinturón.
-No. -Me cruce de brazos.
-No actúes como niña y obedece.
-Tú no me dices que hacer.
-Antes lo hacía y mira que funcionaba.
Cerró la puerta y rápido se fue al lado del conductor, subió y nos fuimos.
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ROMPIENDO TUS REGLAS
Dla nastolatkówRegla número uno-Solo Sexo entre enemigos. Regla número dos-Siempre estar disponible. Regla número tres-Nada de sentimientos. Y regla número cuatro- Nunca, jamás, romper la regla número tres. NO SE ACEPTAN COPIAS NI ADAPTACIÓNES