Salí de mis pensamientos, al sentir a alguien besar mi mejilla.
Era Damián, el cual me abrazo por detrás y pego su rostro a mí.-Buen día. -Susurró en mi oído.
-Hola. -Sonreí.
Me gire y le di un beso en la mejilla. Me tomo de la cintura y sonrió.
-¿En que tanto piensas?. -Frunció el ceño y acarició mi rostro con la yema de sus dedos.
-Pues en qué estoy feliz. -Dije sonriendo.
-Eso me agrada. Yo también estoy bien y muy contento. Además, de que las terapias han dado buen fruto. Mírame soy un hombre nuevo, que sabe controlar su irá.
-Que bueno que eres un hombre nuevo. -Sonreí y acaricie su mejilla.
-Si. Eso me hace sentir bien. Pero seguiré peleando con Enrique. -Levanto las cejas.
-¿Okey?. -Frunci el ceño y sonreí.
-Mentira. Ahora solo queda vivir plenamente contigo y con la gente que amo. -Sonrió.
Me acerque a darle un beso en los labios y lo abrace.
Entramos a la cabaña y nos recostamos en el sofa.
Comenzamos a besarnos y sabía lo que pasaría después.
Desabrocho mi camisa y me beso delicadamente el cuello, poco a poco bajo a mi pecho y me quito la camiseta, siguió besándome y se quito sus boxers.Se sento a mi lado y rápidamente me sente encima de él y comenzamos a hacerlo.
Mientras me movía, él me tomaba de la cintura y seguía mis movimientos al mismo ritmo que yo. Ambos gemiamos al mismo ritmo.
Me incline a besarlo y después de un rato, terminamos y me recosté en su pecho, agitada.-Es como la milésima vez que lo hacemos y me sigo sintiendo como la primera vez. -Dijo Damián con la respiracion agitada.
Me levante de su pecho y sonreí.
-Yo me siento igual. Pero sabes que, siempre hay algo nuevo por experimentar a la hora de tener relaciones. -Dije agitada.
-Y nos faltan muchas cosas más por experimentar. ¿Qué te parece si hacemos una sex dungeon?. -Frunció el ceño.
-¡Claro que no!. -Exclame sorprendida. -Imaginate cuando nuestros hijos vayan a ese cuarto y vean todas esas cosas... No puede ser. -Tape mi cara con mi mano. -Sería traumatico para ellos.
-Lo tendremos bajo llave. -Sonrió de lado.
-Bien. Estas loco. -Sonreí de lado. -Dios... Es bueno saber que encontré una persona que me quiere, pero es raro saber que fue con el hombre que menos me llamaba la atención en la universidad. -Sonreí.
-No me lo recuerdes. Digamos que nos gustabamos, pero que nos era imposible estar juntos. Algo así como... Un amor prohibido.
-Si claro, rompimos las reglas y terminamos juntos. -Cruce los brazos.
-Ahora que recuerdo. -Me miró serio. -Rompiste las reglas. Te dije que si rompias una regla sería un castigo. -Me miró fijamente.
-Rompí la primera y tercera... Y tú rompiste la segunda y la tercera. -Levante una ceja.
-Debo cumplir con el castigo. -Dijo poniéndose de pie.
-Bien, solo espero y me dejes a mí también, cumplir con el castigo. -Sonreí de lado.
-Por el momento. ¿Estas lista para tu castigo?. -Sonrió de lado y me miró con una mirada malevola.
-Claro que si. -Dije nerviosa.
Damián entró al cuarto y salió con un maletín. Puso el maletín en la mesa que estaba en el centro y me miró fijamente.
-¿Lista?. -Cruzó los brazos.
-Sorprendeme. -Sonreí de lado. -Recuerda que las reglas están para romperse.
Damián se acercó y puso un paliacate en mis ojos y lo amarró. Paso su rostro por mi cuello y sentí su respiración, lo cual hizo que la piel se me erizara.
-¿Recuerdas la palabra mágica?. -Susurro a mi oido.
-Si. -Respondí nerviosa.
-¿Si qué?. -Preguntó en voz alta.
-Si... Señor.
Sentí como se alejo de mí y escuché como abría el maletín, sacó algo y después se acercó a mí.
Fin
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ROMPIENDO TUS REGLAS
Novela JuvenilRegla número uno-Solo Sexo entre enemigos. Regla número dos-Siempre estar disponible. Regla número tres-Nada de sentimientos. Y regla número cuatro- Nunca, jamás, romper la regla número tres. NO SE ACEPTAN COPIAS NI ADAPTACIÓNES