CAPÍTULO 22 "LAS REGLAS ESTÁN PARA ROMPERSE"

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Salí de mis pensamientos, al sentir a alguien besar mi mejilla.
Era Damián, el cual me abrazo por detrás y pego su rostro a mí.

-Buen día. -Susurró en mi oído.

-Hola. -Sonreí.

Me gire y le di un beso en la mejilla. Me tomo de la cintura y sonrió.

-¿En que tanto piensas?. -Frunció el ceño y acarició mi rostro con la yema de sus dedos.

-Pues en qué estoy feliz. -Dije sonriendo.

-Eso me agrada. Yo también estoy bien y muy contento. Además, de que las terapias han dado buen fruto. Mírame soy un hombre nuevo, que sabe controlar su irá.

-Que bueno que eres un hombre nuevo. -Sonreí y acaricie su mejilla.

-Si. Eso me hace sentir bien. Pero seguiré peleando con Enrique. -Levanto las cejas.

-¿Okey?. -Frunci el ceño y sonreí.

-Mentira. Ahora solo queda vivir plenamente contigo y con la gente que amo. -Sonrió.

Me acerque a darle un beso en los labios y lo abrace.

Entramos a la cabaña y nos recostamos en el sofa.

Comenzamos a besarnos y sabía lo que pasaría después.
Desabrocho mi camisa y me beso delicadamente el cuello, poco a poco bajo a mi pecho y me quito la camiseta, siguió besándome y se quito sus boxers.

Se sento a mi lado y rápidamente me sente encima de él y comenzamos a hacerlo.
Mientras me movía, él me tomaba de la cintura y seguía mis movimientos al mismo ritmo que yo. Ambos gemiamos al mismo ritmo.

Me incline a besarlo y después de un rato, terminamos y me recosté en su pecho, agitada.

-Es como la milésima vez que lo hacemos y me sigo sintiendo como la primera vez. -Dijo Damián con la respiracion agitada.

Me levante de su pecho y sonreí.

-Yo me siento igual. Pero sabes que, siempre hay algo nuevo por experimentar a la hora de tener relaciones. -Dije agitada.

-Y nos faltan muchas cosas más por experimentar. ¿Qué te parece si hacemos una sex dungeon?. -Frunció el ceño.

-¡Claro que no!. -Exclame sorprendida. -Imaginate cuando nuestros hijos vayan a ese cuarto y vean todas esas cosas... No puede ser. -Tape mi cara con mi mano. -Sería traumatico para ellos.

-Lo tendremos bajo llave. -Sonrió de lado.

-Bien. Estas loco. -Sonreí de lado. -Dios... Es bueno saber que encontré una persona que me quiere, pero es raro saber que fue con el hombre que menos me llamaba la atención en la universidad. -Sonreí.

-No me lo recuerdes. Digamos que nos gustabamos, pero que nos era imposible estar juntos. Algo así como... Un amor prohibido.

-Si claro, rompimos las reglas y terminamos juntos. -Cruce los brazos.

-Ahora que recuerdo. -Me miró serio. -Rompiste las reglas. Te dije que si rompias una regla sería un castigo. -Me miró fijamente.

-Rompí la primera y tercera... Y tú rompiste la segunda y la tercera. -Levante una ceja.

-Debo cumplir con el castigo. -Dijo poniéndose de pie.

-Bien, solo espero y me dejes a mí también, cumplir con el castigo. -Sonreí de lado.

-Por el momento. ¿Estas lista para tu castigo?. -Sonrió de lado y me miró con una mirada malevola.

-Claro que si. -Dije nerviosa.

Damián entró al cuarto y salió con un maletín. Puso el maletín en la mesa que estaba en el centro y me miró fijamente.

-¿Lista?. -Cruzó los brazos.

-Sorprendeme. -Sonreí de lado. -Recuerda que las reglas están para romperse.

Damián se acercó y puso un paliacate en mis ojos y lo amarró. Paso su rostro por mi cuello y sentí su respiración, lo cual hizo que la piel se me erizara.

-¿Recuerdas la palabra mágica?. -Susurro a mi oido.

-Si. -Respondí nerviosa.

-¿Si qué?. -Preguntó en voz alta.

-Si... Señor.

Sentí como se alejo de mí y escuché como abría el maletín, sacó algo y después se acercó a mí.

Fin

ROMPIENDO TUS REGLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora