❛ LIVED。

OO9 ( PT. ONE )

Una de sus manos era sostenida con tanta fuerza y calidez que le era casi imposible seguir el ritmo de los acelerados y eufóricos pasos. Aunque la enfermera le haya dicho que debía caminar despacio los próximos días porque podía pescar un mareo insoportable, que cuidarse en momentos como ese eran lo primordial para una completa recuperación y todas esas cosas que los enfermeros hacían... Su doctora asignada apenas le dirigía la palabra, así que Byun era quien le daba todas las indicaciones.

Pero no podía hacer nada si era arrastrado de esa manera por los fríos pasillos.

Y eso que las últimas indicaciones habían sido dichas con la solemne presencia de Choi a un lado, éste siguiendo todos los pasos de la mujer cada vez que hablaba y le ayudaba a caminar por la habitación, a pesar de estar en sus cinco sentidos. Pensó que ese era su trabajo, pero no podía quejarse, ella se notaba que era una muy buena persona y que le encantaba su cargo.

Podría decirse que había logrado una amistad con ella, una que Choi San se encargó en su momento de calificarla como extraña. Y luego Seonghwa le miró mal, con asco y ese toque de rivalidad que siempre bañaba a sus ojos grises.

Cuando le vio llegar a su habitación diez minutos antes de que la hora de su alta fuese anunciada, sus mejillas se habían mantenido sonrojadas por la sonrisa radiante que San se cargaba en la cara, tenía un aire de superioridad demasiado llamativo. Le comentó que le había dicho sus planes de salir a Sooyoung y que a ésta casi le daba un infarto debido a eso; aunque fuese algo exagerado de decir, el príncipe no lo había creído así en un principio, San se notaba que era ese tipo de hombre que le gustaba sacarle sustos a mujeres casadas.

Pero pudo comprobar que su madre estaba un tanto alterada, tomándole de las mejillas y luego rompiéndose a llorar mientras le decía entre sollozos que lo sentía y que se la pasara bien, que ponía toda su confianza en Choi para que le cuidase. Su padre estaba de brazos cruzados mirando la escena con los ojos azules tan crudos y fríos.

Sus hermanos no se encontraban, quizás tenían mejores cosas que hacer.

No era como que le importara, de todas maneras estaba acostumbrado a la ausencia de esos tres. Seonghwa apoyó la barbilla en el hombro de su madre y la abrazó un poco flojo, diciéndole que se cuidaría muy bien él mismo, mordiéndose la lengua para no mandar al teñido directamente a la mierda.

San mantenía esa sonrisa inmensa perfecta de dientes blancos, con el bolso de mano del príncipe en su mano desocupada. Tal parecía un niño emocionado por alguna excursión de la primaria y eso le parecía curioso.

Seonghwa soltó un suspiro largo y agitado cuando los pasos apresurados bajaron de intensidad, frente a él estaban las puertas del ascensor. El mayor entrelazó sus dedos, y no pudo evitar bajar la mirada hasta ellos, aunque su mano estaba escondida casi en su totalidad gracias a su gran abrigo blanco, el cual podía cubrirle la venda en su cuello.

Unos cuantos doctores con sus tablas y bolígrafos en mano salieron del ascensor y cuando este quedó casi vacío, San le hizo entrar primero, dándole un leve empujón juguetón con la cadera, el cual, le sacó una risa inconscientemente.

La viejecita acompañada de lo que parecía ser su nieto le dijo al pelirrojo que iba al lobby, así que San asintió y le regaló esa misma sonrisa.

—Tienes una risa muy linda.— Le había susurrado cuando apretó un par de veces el botón que les llevaría directo al lobby del hospital, el ascensor hizo un sonido tintineante y una música suave inundó el ambiente, opacando vagamente el sonido de las poleas. —Deberías reír más.

—Cierra la boca.— Murmuró de mala gana, sus mejillas no bajaban ese tono rojizo que le estaba quemando la piel. Seonghwa bajó la vista hasta sus pies y luego la alzó un poco para verse reflejado en las paredes de espejo, se veía limpio y lujoso. Su reflejo en cambio, daba la sensación de que había sido obligado a ocultarse de todas las miradas... A su parecer parecía un pingüino con ese abrigo.