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Lo odiaba.

Odiaba tener que interrumpir su sueño por culpa de una imagen tenebrosa, si se sentara en una silla de algún hospital psiquiátrico, aquél “especialista” que le atendería seguramente quedaría confundido, no sabría cómo ayudarle y le mandaría directamente a un manicomio para que trataran su caso, encerrándole en una prisión blanca; con una camisa de fuerza alrededor de su cuerpo. Sería catalogado como el príncipe de mente y el orgullo de su familia caería en picada cuando eso se diera a conocer.

No sabía de qué se trataban en realidad, qué querían expresar... En realidad, ni siquiera sabía si estaba reviviendo algo del pasado o una noticia que quizás dieron en la televisión... Tampoco si era un acontecimiento futuro, su muerte.

La muerte para él era expresada de diferentes maneras, ya que habían miles de formas para dejar de respirar, de enviar tu alma a quién sabrá dónde y claro, nadie tenía elección. Nadie podía elegir cómo ni cuándo era que iba a morir, pero esos sueños extraños le hacían preguntarse... ¿Así es como yo moriré?

¿Eso es lo que me espera?
¿Tan mal me sentiré para suicidarme y causar problemas?

No le tenía miedo a la muerte, de todas maneras no era algo relevante, era un ser humano, en algún momento llegaría el último suspiro. ¿Pero sería así de trágico para él? ¿Acaso era sólo una imagen sin sentido que su subconsciente le daba sin ningún sentido? No era normal, a veces quería hablarlo con alguien, pero no tenía a nadie, su madre sólo le obligaría a cerrar la boca con una fuerte bofetada y su padre le miraría con extrañeza, preguntándose si de verdad tenía un hijo así.

Sus hermanos eran antipáticos, siempre metidos en sus asuntos, no tenían tiempo para estar confundiéndose las mentes.

Nadie tenía tiempo para él.

•️ੈ۪۫✦‧₊٬٬𖧧 ❜──────────

—¿Ya lo conociste, por fin?

Una risa histérica se escuchó luego de esa pregunta, la voz chillona de su amigo se escuchaba igual de alta que las tonadas que creaba la guitarra en manos de su primo. Asintió con su cabeza, una sonrisa grande, que expresaba la total seguridad de su gesto.

El lugar estaba oscuro, se podía ver levemente por la escasa luz de la única lámpara de foco amarillo que estaba encendida en ese garaje, el aroma de la gasolina se sentía en el aire aunque ese espacio no estuviese ocupado por un auto, el cigarrillo también predominaba y claro, eso sería peligroso, pero para esos dos; tener el lugar lleno de esas cosas sin importancia le daba un toque “rudo”. Para Choi San era todo menos eso, era desastroso y le llenaba de asco saber que entre todos los instrumentos desgarbados, podía aparecer una cucaracha.

En sus ojos podía ver la incertidumbre, Wooyoung sonreía con malicia y Jongho estaba expectante ante todo lo que diría. Hasta él mismo quería soltar la sopa de una vez, pero había algo que le decía, que mantuviera la calma y creara aún más tensión, dudas y expectativas.

Ya era de noche, había llegado cansado a casa tras haber tenido un largo día acompañando a su familia al mini palacio de los Park, aún así, con todo y el fastidio calando sus huesos y las ansias de fumarse un cigarrillo, había tomado las llaves de incógnito y salido disparado antes de que su padre le viera con las manos en la masa. Y por eso estaba ahí en la casa de su primo, porque sabía que esos dos no aguantaban más que se les estuviese ocultando información valiosa.

El plan había salido a la perfección.

Le arrebató el cigarro que Jongho tenía entre los labios y le dio una calada profunda, desparramando su cuerpo en el sofá destartalado y soltando una risa ahogada, sacando todo el humo de su sistema.

❛ LIVED。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora