Capítulo 5: Juegos del destino.

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Salió llorando de aquel departamento solo podía ser una pesadilla. Una maldita pesadilla, como en un instante la vida puede cambiar de esa manera, si minutos antes se amaron. Ella abrió su corazón para él contándole el episodio hasta ese momento más doloroso de su vida. Porque lo que ahora sentía no se comparaba en nada con aquella vez. Esta era una herida muy profunda que tal vez nunca sane. Ya no podía regresar a la empresa. Ya no quería saber nada de ese lugar, lo único que quería era desaparecer de la faz de la tierra.

Fuí tras de ella no la podía perder. Tenía que explicarle cómo fueron las cosas, que ella entendiera que la amaba y que estaba dispuesto a dejar todo por permanecer a su lado. Bajé las escaleras a toda prisa. Vi cómo ella iba a cruzar la calle. Iba corriendo tan desesperadamente, que Leticia no se percató que el semáforo estaba en verde. Y un carro iba sobre la avenida, que estaba por cruzar. Ví la imagen ante mis ojos, una imagen que nunca podré olvidar. Como Leticia mi Lety, era golpeada de las piernas provocando que cayera sobre el capó y se impactará con la parte superior del parabrisas, dió una vuelta impactando nuevamente sobre el capó y después cayó en el suelo golpeando sobre su cadera. Corrí hacia ella, tenía sangre en su rostro y en su cuerpo me hinque a su lado llorando desconsoladamente.

"Lety, mi amor por favor tú no. Leticia tú no me puedes dejar, yo te amo despierta, mi amor yo te amo, perdóname por favor perdóname." La moví mientras tomaba su rostro con mis manos, manchando las mismas y mi traje con la sangre que derramó mi dulce Lety, sangre que yo había provocado, todo era mi maldita culpa. Los coches y personas que pasaban se detenían al ver la escena. Llamaron a la ambulancia que no tardó mucho en aparecer. Leticia fue llevada a urgencias, no me despegué ni un minuto de ella, le hablaba y solo recibía silencio. El amor de mi vida estaba en un estado grave y la culpa había sido mía.

Llegamos al hospital, corría detrás de la camilla pero no me dejaron entrar a la sala de urgencias.

"Señor usted aquí no puede pasar." Me detuvo una enfermera.

"Por favor déjeme entrar. Yo amo a esa mujer. Por favor no me separen de ella." La camilla desapareció de mi vista. "Lety, mi Lety." Fue lo único que dije antes de caer desconsolado en el piso.

"Señor tenga calma, por favor, su novia estará bien, tenga Fé." Me dijo la enfermera dejándome tras de sí.

Fe, Esperanza, Devoción, eran palabras poco usuales en mi vocabulario pero ahora las necesitaba, por ella solo por ella. Dios tú sabes cuánto la amo yo no quería que esto sucediera, por favor no te la lleves. Ella no merece eso, soy yo quien debe de estar en su lugar. Por favor Dios si tú la salvas. Yo te prometo que voy a enmendar mi vida para ser merecedor de su amor. No me la quites, no cuando todavía no disfrutamos de una vida juntos. Te lo suplico señor.

"Disculpe, joven usted vino con la señorita que tuvo el accidente en el Pedregal." Me dijo una joven rubia.

"Si, si." Intenté limpiarme las lágrimas.

"Esto es de ella. Yo y mi esposo la vimos tirada. Aquí están todos sus documentos importantes por eso decimos traerlo." Me entregó la bolsa rosa de motty un poco infantil, pero tan peculiar de mi Lety, de mi tierna Lety.

"Gracias." Tomé la bolsa entre mis brazos como si se tratara de mí tesoro más preciado.

"Ella estará bien. Ya lo verá. Usted es su esposo."  Me tomó el hombro en señal de comprensión.

"No, soy su…, su novio, si su novio."

Realmente no sabía ni que éramos Lety y yo, amantes era muy poco para lo que sentía por ella. No, si sabía que ella era el amor de mi vida, la dueña de mi alma y de mi corazón. La persona que en estos momentos se debatía entre la vida y la muerte, me arrancaba mi alma y la tenía junto a ella en ese maldito quirófano.

"Su novia se pondrá bien. Dios solo le pone estas pruebas a sus guerreros más fuertes. Su novia es una guerrera, ella lo va a superar." Me dijo esas palabras y se alejó dejándome devastado.

"Disculpe usted es familiar de la joven que entró a cirugía por causa de un atropellamiento."

"Ella es mi novia." Decía entre sollozos, sentía que me faltaba el aire para hablar, lo único que quería era estar con ella.

"Necesitamos que venga un familiar más cercano. La paciente perdió mucha sangre y es necesario que alguien firme su consentimiento para iniciar con la cirugía."

"Doctora haga lo que sea necesario yo me haré cargo de todo, solo salvela."

"Usted se hace responsable y tiene autoridad de firmar por su familia." Preguntó incrédula, parecía que no creía en mí, pero no me importaba yo no podía esperar, mi Lety estaba grave, tenían que actuar los doctores lo más rápido posible.

"Si, si, si ella es mi prometida pronto nos vamos a casar. Yo lo único que necesito es que la salve por favor."

Firmé la autorización sin importarme nada, solo quería que estuviera bien y a mi lado para siempre. Un para siempre que se ve tan lejano, tan ausente y sublime.

Caminaba de un lado a otro desesperado, mis lágrimas salían una detrás de la otra, quería morirme, la necesitaba a ella solo a mi Lety, pero de pronto caí en cuenta que debía de avisarle a los padres y eso congelo mi corazón, como lo haría ¿Cómo?.

La Fea Más Bella: Fuí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora