Hazme Olvidar ©

Capítulo 19

—Estoy deseando terminar el instituto y largarme de aquí.

Moví los ojos hacia Cassie. Estaba tirada en su cama intentando teclear en su ordenador portátil palabras para el trabajo que teníamos que entregar en el instituto. Siempre que podíamos y coincidíamos en clase, nos poníamos juntas. Lo cierto es que empezaba a cogerle el gusto a eso de quedar con ella para estudiar, o muchas veces para simplemente hablar.

Desde que dejé a mis antiguas amigas en Nueva York, especialmente desde que dejé a Sam, no había vuelto a tener momentos así.

—¿Y dónde piensas ir?

—A una universidad que quede sumamente lejos —contestó con rapidez—, pero también cerca como para regresar en vacaciones.

Cassie no odiaba a sus padres, pero sí el control que tenían sobre ella después de que acabase en el hospital. Entendía que lo hacían porque estaban preocupados, pero ella ya había tomado la resolución de que aquello no volviese a suceder.

Además de que gracias cómo habían cortado su vida social, ya no podía quedar con la chica con la que estaba empezando a tener algo, y todavía era muy pronto para que se atreviese a ir a su casa y conocer a sus padres.

—Por suerte tengo buenas notas —continuó, llevándose el dedo índice a la boca para morderse la uña—. ¿Podría intentar estudiar en otro país?

Me lanzó una mirada que básicamente decía "¿y tú?". Cerré el libro sobre el escritorio y me recliné en la silla para mirarla.

—Yo me conformo con ir a la universidad —confesé, porque eso ya era todo un logro—. Y aprender a valerme por mí misma.

Cassie asintió, sin añadir nada más. Las dos sabíamos de mi situación, cómo estaba sola en el mundo, y cómo tenía que encontrar la forma de mantenerme por mi cuenta. Dudaba conseguir una beca, y aunque los ahorros de mi madre y la herencia que me había dejado podían ayudar a cubrir parte de los gastos, quizás debería buscar un trabajo durante mis siguientes años de estudio.

La vida era más complicada de lo que imaginé en el pasado. Por suerte seguía teniendo las buenas calificaciones de otros años, cuando no tenía tantos problemas y sí era estudiosa.

—¿A qué hora pasa Daniel a recogerte? —Comentó, mirando la hora en la pantalla del ordenador.

De pronto sentí que me ruborizaba.

—No va a venir Daniel. Vendrá Logan.

Las cejas de Cassie se alzaron y se sentó para mirarme mejor.

—Tenemos una cita —agregué finalmente—. Iremos a comer sushi.

Cuando se lo conté a mi psicólogo, pensó que era una gran idea, aunque me preguntó varias veces si me sentía preparada para hacerlo. Pero aquella no había sido la primera cita que tenía con Logan y, en realidad, tampoco era lo mismo que con Daniel. Aunque lo que Daniel y yo hacíamos no se lo pensaba contar.