HISTORIA +18 ||
Emily ha sufrido mucho.
La muerte parece acecharla, y solo quiere escapar de ella. Pero cuando no lo logra, es enviada a vivir con los Black.
Y con el estúpido, prepotente e idiota de su hijo, Daniel Black.
Sin embargo, Daniel parec...
(El capítulo está sin corregir, perdón. Estoy poniéndome en serio con el ejercicio y a estas horas solamente tengo ganas de meterme en la cama a dormir T-T)
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Tal como había previsto, sus padres nos dieron permiso para hacer el viaje con los demás. Pensaron, de hecho, que era una buena idea para que yo me relacionara más con gente de mi edad. No es que estuviesen exactamente dando palmas por la idea, de hecho el señor Black quiso repasar las carreteras por google maps para asegurarse de que Daniel no se perdería de camino allí.
Pero podría decirse que teníamos su bendición.
Cuando no reunimos en la cafetería, todos con un batido menos Cassie, que se había pedido un café solo, nos pusimos manos a la obra para buscar hotel.
—Mira este, está super bien —comentó Jessica, pasando su teléfono por encima de la mesa.
Logan lo tomó y observó la página de hoteles que le enseñaba.
—Jessica, cuesta cuatrocientos dólares dos noches —protestó, devolviéndoselo—. Es demasiado.
Por lo menos el tema del transporte lo habíamos arreglado. Iríamos en dos coches, el de Daniel y el de Ashley. El siguiente problema, además de encontrar alojamiento, era dividirnos. Tanto en el coche como en las habitaciones.
—¿Y este otro? —Propuso Cass, girando la pantalla.
—Demasiado lejos de donde es el concierto.
—¿Y este?
—A ver... En los comentarios dicen que hay ratas.
Eso me hizo reír. Cómo se notaba que no habían vivido en Nueva York, donde prácticamente había el doble de ratas que de personas.
—¿Y este otro?
Mientras seguían debatiendo sobre el alojamiento me levanté de la mesa para ir al servicio. Cuando salí, me topé de frente con Logan. Me llevé la mano al pecho porque me había sorprendido, ya que estaba parado justo delante de la puerta. Pensé que iba a entrar, pero en vez de pasar cuando me hice a un lado, dijo:
—Em, quería hablar contigo.
Me mordí el labio, porque esas palabras no solían traer cosas buenas.
—¿Qué sucede?
Se llevó la mano a la cabeza, rascándose la coronilla con nerviosismo, y comenzó a farfullar:
—Yo... Tú...
—¿Sí? —Presioné con suavidad cuando noté que no encontraba las palabras.
Logan bajó la mano, tomó aire, y lo soltó:
—¿Te gusta Daniel?
Vaya. Directo al grano. Pero en realidad, sospechaba que esta conversación llegaría. Le había dicho que no quería nada serio, pero estaba claro que sospechaba de que había algo entre nosotros.
