Capítulo especial. Daniel

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Este capítulo sucede mientras Emily está en el hospital, después de que le echaran algo en la bebida. Daniel está hablando con sus padres fuera de la habitación. Todavía no lo han dejado aquí.


—Cuando la madre de Emily murió, ella pasó una época muy mala, Daniel

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—Cuando la madre de Emily murió, ella pasó una época muy mala, Daniel. Estaba totalmente deprimida, hasta el punto en el que intentó suicidarse con un frasco de pastillas.

Apreté los dientes tanto que dolieron. Estábamos en el pasillo, fuera de la habitación de hospital de Emily, esperando a que el suero y los cuidados que le estaban administrando surtiesen efecto y ella se despertara.

Nos había dado un gran susto. La persona hija de puta que la había drogado tenía la culpa.

—Por eso mismo Emily vino a vivir con nosotros —continuó mi madre posando una mano sobre mi hombro—. No podíamos dejar que siguiese sola, y que fuese a peor, o que lo volviese a hacer.

Volví la mirada hacia la puerta cerrada, como si esperara verla a través del material.

—No sabía nada —murmuré por fin.

Emily jamás me lo contó. Era un secreto que se había guardado, a pesar de que yo le había contado todo sobre mí: la banda, quién era mi verdadero padre... No lo entendía, y me dolía, pero no podía enfadarme con ella por tener secretos.

Cuando abres tu corazón a una persona no lo haces para obligarle a hacer lo mismo.

—Ahora está mucho mejor —añadí cuando mis padres no dijeron nada más.

Habían llegado al hospital muy preocupados. Incluso Sami vino, insistiendo a mis padres que si querían poner una denuncia él prestaría toda la ayuda posible. Estaba muy enfadado de que algo así hubiera ocurrido en su local, y también alarmado por el estado de Emily.

—Sí, pero eso no quiere decir que lo haya superado del todo —replicó mi madre, aunque su voz sonó triste y cansada—. Sé que sigue teniendo pesadillas, y todavía no ha intentado retomar el contacto con sus amigos de Nueva York.

Eso era cierto. Me gustaba dormir con ella, sobretodo porque podía abrazarla por las noches, cuando su cuerpo se removía en sueños. Ni siquiera se despertaba, y tampoco sabía si recordaría las pesadillas al día siguiente, pero sí que no había noche en la que no me hubiera despertado. Nunca se lo comenté, y quizás también fue parte de mi error.

—Cariño, te queremos y mucho, pero también la queremos a ella y estamos preocupados. Todo esto está yendo muy deprisa para Emily, más de lo que puede asimilar, aunque nunca lo va a admitir.

Me sacudí la mano de su hombro, que todavía seguía allí, y la miré con los ojos entrecerrados.

—¿Qué quieres decir?

—A que esta noche tu grupo y tú habéis aceptado hacer una gira por todo el país como teloneros, y te irás en un mes —respondió mi padre.

Así era. Sami nos había dado la buena noticia nada más llegar. Su amigo de Los Ángeles tenía un contacto que le pasó, y él nos había conseguido el contrato. No dudamos ni un segundo en aceptar, sería el viaje de mi vida antes de comenzar la universidad, uno en el que nos jugaríamos seguir adelante o no con el grupo.

Hazme Olvidar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora