Capítulo 27

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La conversación con Jessica, si acaso se lo podía llamar así, consiguió meterse en lo más profundo de mi cabeza y pincharme

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La conversación con Jessica, si acaso se lo podía llamar así, consiguió meterse en lo más profundo de mi cabeza y pincharme. Quizás ella no lo sabía, pero había dado en el clavo de uno de mis mayores miedos: el de abrirme a alguien, quererlo, y que luego me dejara.

Cuando amar a alguien significa arriesgarse a un día perderlo, ¿era capaz de volver a pasar por ello? Todavía no estaba segura.

El problema era que yo ya estaba enamorándome de Daniel, y en mis manos recaía intentar frenar la avalancha de sentimientos que me asolaban, o dejarme llevar por ellos.

Fuimos a comer a un restaurante que había cerca del hotel, y después hicimos algo de turismo por las calles más emblemáticas de Los Ángeles. Nos acercamos al Paseo de la Fama, ya que yo era la única que todavía no lo había visto, pero al final resultó ser una calle más con estrellas pintadas en el suelo y demasiada gente.

Caminamos por Hollywood Boulevard y, a última hora de la tarde, decidimos acercarnos al muelle de Santa Mónica. Todos menos Daniel, que ya tenía que irse.

Antes de separarse del grupo, me hizo un gesto para hablar. Jessica colocó los ojos sobre nosotros unos segundos, pero después nos dejaron espacio.

—¿Sucede algo? —Me preguntó cuando nos quedamos solos.

Me había sido imposible comportarme como si nada pasara, como si las palabras de Jessica no me hubiesen preocupado. Aunque lo había intentado, porque no quería hablar con Daniel antes del concierto. Era lo único que debía estar en su mente por el momento.

—Estoy un poco cansada —mentí, y fui demasiado obvia.

—Emily... —presionó.

Apreté los labios y lancé una mirada más al grupo, que se estaba alejando despacio.

—Es solo algo que dijo Jessica esta mañana, no te preocupes.

Sus ojos se achicaron sobre mí, pero asintió despacio, comprendiendo.

—No deberías hacerla caso. Es muy buena escogiendo las palabras, tanto para hacer daño como para ayudar.

Debía darle la razón, porque yo no podía olvidarlas.

Me despedí de él deseándole buena suerte con un beso en la mejilla, y regresé con el grupo. En dos horas volvería a verlo, pero esa vez sobre un escenario.

El resto de la tarde estuvo bastante bien. Paseamos por el muelle y compramos unos perritos para cenar en uno de los puestos. Me sentí más cómoda de lo que pensaba quedándome con ellos. Aunque tuviese mis roces con Jessica, no había tenido ningún problema con Ashley, y Logan y Cassie eran mis amigos.

Tomamos un taxi hasta el local donde tenía lugar el concierto, y Sami salió a recogernos cuando le escribí.

Nos coló por una entrada lateral, logrando que nos saltásemos la inmensa cola que había fuera. Si había pensado que en su ciudad iba mucha gente a ver Olvido 5, allí era otro nivel completamente diferente. Y todavía había más gente en el interior.

Hazme Olvidar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora