Albus se sentó en la salita de reuniones mascullando y contemplando la pila de papeles. Su despacho era prácticamente zona de guerra. Las demandas del bufet de abogados de Lucius Malfoy alcanzaban en tamaño de una enciclopedia. Sus preciosos artefactos... muchos estaban arruinados más allá de sus intentos de reparación. Y los cuadros... parecían estar desquitándose de años de moderación forzada. La serpiente que campaba ahora a sus anchas en el cuadro de Phineas tenía un carácter tan complaciente como el del altivo mago... ¡Y encima, Severus le había robado a Fawkes! ¡Necesitaba al fénix! Él era el líder de la Luz, Fawkes era el complemento perfecto para su imagen pública.
Y el poder que podía extraer sin que nadie lo supiese de la criatura no era nada despreciable tampoco... sin su ayuda para mantener calmados y cooperantes los cuadros de los antiguos directores estaba probando ser una tarea imposible. ¡Ninguno de sus habituales hechizos de control estaba funcionando, ni siquiera podía ponerlos a dormir por más de unos minutos! Las orejeras se habían convertido de repente en una necesidad vital. Su varita tampoco estaba colaborando plenamente, podía notar la irónica reticencia vibrando en cada fibra de la madera.
Muchos de sus profesores estaban claramente en contra de la celebración del Torneo. No entendían que era una oportunidad perfecta para entrenar adecuadamente a Harry. Severus estaba consintiendo al chico, dejándole hacer su voluntad. Volviéndole blando y mimado. Y esa ridiculez de estudiar sanación... ¿Cómo iba a enfrentarse a Voldemort con eso? ¿Amenazándole con un vendaje? ¡Tenía que afrontar su destino! Tantos planes dependían de la voluble y caprichosa mente de un crio... ¿Dónde había quedado la buena crianza de los niños de antaño? Escuchando siempre a sus mayores, tan respetuosos y educados... tan dóciles y obedientes... una lástima que la mayoría de padres ya no aprobaban los castigos corporales. Una buena ración de vara hacía auténticos milagros para enderezar hasta el más rebelde tunante.
Se consoló pensando en la disensión que la Profesora Springs parecía estar provocando. Era desde luego poco más que una salvaje, apenas civilizada, pero tenía un don inusual... proporcionarle toda clase de animales para que los adiestrara era parte del contrato. ¡Y desde luego, conocía sus bestias, y como las manejaba! ¡Eso era un arte! Que provocase las hormonas de la población masculina... era un bonus. Desde luego, La Profesora Springs tenía una idea un tanto... sesgada de la relación entre Harry y Severus.
Ya se había encargado él de insinuar que Harry había forzado el matrimonio... pero ahora tenían que centrarse en el Torneo... ¡Desde luego, iba a ser un éxito! La fiesta de Halloween era el momento perfecto para que el cáliz de fuego hiciera su elección, con la ventaja añadida de forzar a todos los alumnos a asistir. Estaba cansado de que Evans desapareciera de sus magníficas fiestas. Severus y los Slytherin podían irse todos a tomar % & Ç#/ Esta vez, Severus no iba a poder hacerle marcharse.
HP&SS
Con mucha pompa y boato, y entre fuentes de la más extravagante comida y una bochornosa decoración festiva repleta de brillantes linternas de calabaza animadas, arañas de goma colgando de falsas telas de los candelabros, gatos negros de papel que deambulaban por las mesas y falsos murciélagos que arrojaban lluvias de peladillas con inoportuna puntería, el largo y ostentoso festín llegó a su fin. Albus estaba tan contento, que había sido capaz de ignorar los sonidos masticatorios de los lobos de Tasmania un poco más allá.
El representante del Ministerio, Bartemius Crouch quizás estaba algo pálido, e ignoraba casi por igual los intentos de conversación de Madam Máxime y de Dumbledore. Ludo Bagman gesticulaba y hablaba por los codos con el representante Búlgaro, dedicando furtivas miradas emocionadas a Evans. En el rincón Weasley de la mesa de Gryffindor, un ufano Percy comía con absoluta propiedad, saboreando el pastel de ruibarbo... ajeno al disconfort de sus hermanos e ignorando por completo la existencia de Ron y Ginny.
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Una Pareja Imposible
FanficHarry es un empata forzado a extremas medidas. - Está bien El ojiverde sonrió radiantemente y abrazó muy tímida y desmañadamente al hombre susurrando en su pecho, los ojos quizás un poco demasiado brillante: - Muchas gracias Severus El hombre suspi...