15.- De visita en Malfoy Manor

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Severus estaba inquieto por Draco. Normalmente pasaba gran parte del verano visitando a su ahijado, y no quería que este sintiese que Evans estaba apartando a su padrino de él. Las cartas del niño dejaban traslucir su deseo de verle y Severus reconoció que tras la amenaza de Voldemort, el también necesitaba ver a su hermano de sangre. Su visita fue anunciada, y con reducido equipaje, la extraña pareja apareció en las verjas de Malfoy Manor.

El paseo por los senderos entre jardines manicurados no fue largo y un elfo se hizo cargo de sus miniaturizadas maletas, mientras otro les indicaba el camino hacia una salita. Draco miraba impaciente la puerta, sentado junto a su más calmada madre y Lucius contemplaba ceñudo el paisaje a través de la ventana. El rubio mozalbete sonrió de oreja a oreja al abrirse la puerta y a duras penas se contuvo en su sitio. Como Lord y Cabeza de familia de su exigua familia, Lucius se levantó y murmuró inclinando la cabeza y tendiendo la mano:

– Bienvenido, Lord Prince.

Severus esbozó una sonrisa (una rara ocurrencia) aun estrechando con fuerza la mano de Lucius y susurró, situando una mano entre la cadera y el final de la espalda de Evans:

– Lord Malfoy, permítame presentarle a mi esposo Harald Evans Jacob Peverell, Lord Peverell y Lord Consorte Prince.

– Bienvenido a mi casa, Lord Peverell.

Lucius estrechó su mano e indicó a Narcisa que permanecía sentada:

– Permítame presentarle a mi esposa Narcisa...

Evans hizo una leve reverencia y rozó apenas el dorso de la mano de la dama con los labios y Lucius añadió:

–...creo que ya conoce a mi hijo Draco.

– Por supuesto...

Tendió la mano al rubito, que se había puesto en pie y ambos se estrecharon las manos afablemente, con un leve rodar de ojos de parte del rubio. Apenas terminaron, Draco alzó los ojos en muda pregunta hacia su padre y este asintió casi imperceptiblemente. Como un canguro, Draco saltó a los brazos de su padrino, colgándose de su cuello con una exclamación mientras Narcisa murmuraba:

– Disculpe a mi hijo, pero estaba ansioso por ver de nuevo a su padrino.

Evans sonrió y murmuró amablemente:

– Es comprensible... veo que tienen una relación muy cercana. Me preguntaba si... estaba al corriente de que somos familia, Lady Narcisa... compartimos el mismo bisabuelo, Cygnus Black.

Narcisa esbozó una pequeña sonrisa, y murmuró inclinando apenas la cabeza:

– Por supuesto... y sé que en ausencia del actual Lord Black, es Ud. la actual cabeza visible de la familia, Heredero Black.

Lucius (conversando en voz muy baja con Severus) estaba algo tenso, preocupado por algo quizás. Y cansado, muy cansado. Un cansancio que amenazaba doblegar sus huesos, que rozaba lo enfermizo... la dama, aunque parecía tener en el fondo de su mente alguna preocupación, estaba cada vez más relajada, era afable y sentía una honda curiosidad... mezclada a un cierto impulso maternal hacia él.

Evans estaba impaciente por conocer a los Malfoy, después de tanto oír hablar de ellos a Draco y a su esposo. Aunque lejanamente, eran familia; aunque no pudiese reconocer el vínculo de sangre con Lucius, nada le impedía reconocer públicamente el que le unía a Narcisa y a Draco a través de los Black. Evans ensanchó la sonrisa y murmuró:

– ¿Podríamos prescindir de tanta formalidad, ya que somos familia? Prefiero que me llamen Evans...

Narcisa rio suavemente, sus ojos azules chispeantes y murmuró:

Una Pareja ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora