9.- Navidad en Hogwarts

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Draco había protestado al inicio de curso un poco (en privado y solo ante su padrino; estaba tanteando los nuevos límites y restricciones de la situación) porque quería entrar en el equipo de quidditch y los de primero no entraban en la selección de jugadores. Con comprensión (Lucius era capaz de cualquier cosa para complacer a Draco) pero también firmeza, Severus dejó claro que no era posible. Los alumnos de primero debían centrarse en adaptarse a la vida escolar y en sentar las bases para el éxito de sus estudios. Sin embargo, y pese a que las reglas establecían que los alumnos de primero no eran elegibles para el equipo, Severus sí que permitía y alentaba a que los que lo desearan y tuvieran talento a participar en algunos (no todos) de los entrenamientos del equipo.

Era una buena forma de que los alumnos con potencial trabajasen con el resto de equipo, permitiendo a los demás jugadores y al capitán hacerse una idea de si podían llegar a ser miembros del equipo. Creando "cimientos" para años venideros. El rubito se conformó con rapidez, ya que Severus prometió hablar con su padre si Marcus le daba buenas referencias de su progreso, en referencia a una nueva escoba de carreras por la que Draco suspiraba.

El niño también dejó de usar el horrible gel capilar, dejando al natural su fino y sedoso cabello rubio platino poco después de Halloween, cuando su confianza en sí mismo floreció (alentada y nutrida por su padrino y por Evans) y aumentó hasta el punto de sentirse confortable dejando que este fluyese en suaves ondas naturales que acentuaban su aire de inocente querubín. Draco ya no sentía la necesidad de parecer una calcomanía de Lucius, y empezó a afirmar muy sutilmente su propia identidad.

El primer partido de quidditch de la temporada (Gryffindor vs Slytherin) pasó, sin más incidente remarcables que una sospechosa cojera súbitamente aparecida en Quirrell después de este... y sin que la amable Madame Pomfrey se viese envuelta en su tratamiento. Hermione se había moderado en algo sus continuas preguntas en clase de pociones y parecía decidida a ganar el título de Ravenclaw honoraria, a juzgar por el tiempo que pasaba con la nariz metida en un libro. Ron aun dedicaba miradas resentidas a Evans.

El director había contado a los alumnos una editada y "heroica versión" de los sucesos, dando casi todo el crédito a los tres alumnos de Gryffindor, que eran mirados con reverencia por muchos de sus pares. E ignorando mayormente la participación de Evans y descartando por completo la de Severus. Ninguno de los dos se molestaron en desdecirle públicamente: las personas que importaban, los Slytherin sabían de su boca lo que había sucedido.

La inminente llegada de las Navidades suponía recolectar las firmas de los que deseaban pasar las fiestas en la escuela o por el contrario decidían regresar a sus casas. Pansy firmó la primera para pasar las Navidades con su familia, la nariz apuntando al cielo con desdén. Eran unas cuantas de las estúpidas clases obligatorias menos. Teo firmó para quedarse, al igual que Blaise y vacilando, Draco estampó su firma para quedarse en el castillo también. Como siempre, Severus redactó ambiguas, corteses cartas para los padres de aquellos alumnos que podían tener un "problema" con su progenitores por su decisión. Con los años había alcanzado una notable eficiencia en el arte de la vacua y dudosa retorica epistolar, su pluma tan hábil y sutil como su lengua...

Por diversos motivos, Ron y Hermione se quedaban en el castillo y Severus se cubrió los ojos con la mano al percatarse de que iba a "disfrutar" de tener a todos los Weasley... sin la amortiguación que los demás alumnos proporcionaban. Los gemelos no estaban tan mal, pero Ron y Percy... Evans se afanó en disfrutar de sus primeras Navidades en el mundo mágico (su mundo) y de las espectaculares decoraciones que brotaban por todas partes del castillo. Como jefe de la Casa de Slytherin, Severus intentó delegar en su esposo la tarea de decorar la sala común con los alumnos, pero el entusiasmo contagioso de Evans ante la trivial y superflua ocupación le hizo reconsiderar sus posiciones. Estas eran sus primeras Navidades en familia desde... lustros, y además Draco le había mirado con esos adorables ojos de cachorrito perdido...

Una Pareja ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora