Dolores Umbridge recibió con una vocalmente estridente rabieta la notificación de que dos de "sus" profesores se tomaban una ausencia por paternidad. Mientras despotricaba sobre la irresponsabilidad y falta de profesionalidad de los ausentes (a juzgar por sus viciosas invectivas, ser padres mientras se ejercía una carrera profesional debía de ser un delito condenado con la pena capital; y solicitar un permiso, prácticamente alta traición al estado) Umbridge atrajo la atención de todos.
Con un fingido y afectado carraspeo, Minerva recordó audiblemente a la furibunda mujer que la organización de su reemplazo; estaba previamente planificado, establecido y cubierto por el matrimonio Fogu, la ayuda de los alumnos destacados Draco Malfoy, Fred y George Weasley e incluso la contratación temporal ya aprobada por el Consejo de Horace Slughorn como Profesor sustituto y de Montague como su Asistente. Que todo estaba en las actualizaciones de la programación del curso escolar, puesto que se trataba de cubrir una ausencia más que comunicada y prevista.
Desde su lugar en la alta mesa Seldom Hilton añadió; con ojos risueños y entre los murmullos de alborozo de la mayoría; que era imposible predecir con total exactitud un parto y que de todas maneras, los suplentes ya tenían previsto incorporarse efectivamente a la plantilla en la tercera semana de noviembre.
Así que para la mayoría de profesores pasó desapercibida la extraña mirada de la Profesora Spring, o como apretaba entre las manos su panecillo hasta reducirlo a una masa informe de migas que cayeron sobre su regazo y el suelo. Y si más tarde o en los días siguientes, sus alumnos notaron más brusquedad de la normal en sus maneras, nadie dijo nada, aparte de algún breve comentario de pasillo.
Mientras se aproximaba a pasos agigantados la Navidad y más malhumorada que nunca; Umbridge continuaba sus tenaces, ridículos e infructuosos intentos de acceder al despacho del director. Incluso demandando que el resto del profesorado la auxiliara, con Filch y algunos miembros del escuadrón inquisitorial montando guardia permanente, en su ridículo asedio a la pared de la gárgola que custodiaba la entrada al despacho del Director y salas anexas. Sus cartas al Ministro (con "informes" cada vez más detallados ante la supuesta "falta de colaboración" y "rebelde insubordinación" del profesorado) quedaron sin respuesta. Pero Dolores no se arredró por eso. Era natural, que con la horrible situación generada por Dumbledore, el Ministro estuviese tremendamente ocupado.
Sin que la horrible mujer se percatara, la propia escuela parecía contrarrestar sus intenciones. Las escaleras siempre se movían en la dirección contraria a la que quería ir. Los pasadizos y corredores ocultos nunca se revelaban para ella o los miembros de la Brigada Inquisitorial. Fantasmas, cuadros, armaduras y estatuas animadas avisaban sutilmente tanto a alumnos como profesores de la inminente llegada de Umbridge y de los condenados al ostracismo miembros de la Brigada Inquisitorial. Y Pevees... el poltergeist había desarrollado una sutileza, se dedicaba a canturrear perezosamente por los pasillos en pos de Umbridge mientras hacía malabares con pequeños objetos. Una de sus tonadillas favoritas esos días era sus propias versiones de la cancioncilla popular "Una vieja vivía en un zapato".
Érase una vez un viejo sapo,
que vivía en un viejo zapato
Tenía tantos niños
Que no sabía qué hacer!
Por esto les dio un pobre té sin pastas
Y regañaba a todos concienzudamente
Y los mando a dormir!Érase una vez un viejo sapo
que vivía en un zapato,
tenía tantos niños,
que no sabía qué hacer!
Entonces el viejo sapo se fue
para ahuyentar un feroz lobo
y cuando volvió
todos estaban cantando!Érase una vez un viejo sapo,
que vivía en un viejo zapato
Tenía tantos niños
que no sabía qué hacer!
Por esto les dio un poco de caldo sin pan
y azotaba a todos concienzudamente
y los mando a dormir!
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Una Pareja Imposible
FanficHarry es un empata forzado a extremas medidas. - Está bien El ojiverde sonrió radiantemente y abrazó muy tímida y desmañadamente al hombre susurrando en su pecho, los ojos quizás un poco demasiado brillante: - Muchas gracias Severus El hombre suspi...