Q U I N C E

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CAPÍTULO 15: La feria de los miedos.

Me tambaleé de un lado a otro, sintiendo el piso moverse y mi cabeza dar miles de vueltas. Planté los pies al suelo intentando controlar mi mareo.

Dante se inclinó hacía adelante, colocando sus manos sobre sus rodillas, totalmente pálido, con expresión casi moribunda, temblando e intentando hacer respiraciones profundas para calmarse.

Solté una pequeña carcajada y me acerqué lentamente a él, posé mi mano en su hombro buscando su mirada.

—¿Estás bien? —pregunté con una sonrisa divertida.

Suspiró sonoramente y asintió con la cabeza antes de erguirse con el color volviendo a su rostro.

Golpeé su brazo de forma juguetona y lo enganché con el mío comenzando a caminar entre la gente mientras que él se quejaba de la atracción a la cual lo acababa de obligar a subir y yo me burlaba de su poca resistencia a los juegos mecánicos de velocidad.

Gracias a los rayos de sol de media tarde logré visualizar el inconfundible cabello pelirrojo de Melissa entre todo el mar de gente. Me abracé al brazo de Dan y nos acercamos hasta ella.

Me coloqué junto a Mel soltando el brazo de mi amigo y observé divertida la escena frente a mí.

—¿Cuánto llevan intentándolo? —preguntó Dan confuso mientras rascaba su mejilla.

—Con este sería el quinto intento para cada uno—respondió mi amiga divertida, como hacía mucho no la veía.

Solté una risa entre dientes cruzándome de brazos y me recargué contra el hombro de Mel.

Observé a Max tomar el mazo gigante mientras se paraba con las piernas abiertas en una posición adecuada e intentó dar su mejor golpe en aquella máquina. Desafortunadamente para él, aquel golpe no fue suficiente para ganar.

—¡No puede ser! —gritó frustrado. —Este juego está arreglado —se quejó bufando.

Dio unos cuantos pasos hacía atrás antes de tenderle el mazo a su hermano de mala gana. Thiago se arremangó las mangas de su sudadera antes de tomar el mazo y colocarse en una posición parecida a la de su medio hermano.

Nos miró muy confiado de sí mismo y guiñó un ojo en mi dirección antes de dar el golpe. A comparación del golpe anterior, el de Thiago logró llegar al tope.

—¡No me jodas, de ninguna manera acabas de hacerlo! —acusó Max apuntándole amenazadoramente con su dedo indicé.

Thiago alzó las manos en señal de paz y sonrió divertido. Melissa se aferró al brazo de su novio y acarició su mano llevándola hasta sus labios para besa sus nudillos, intentando que se tranquilizara.

La persona encargada de monitorear la atracción se acercó a Thai y le hizo entrega de un pequeño delfín de peluche, el cual era de color azul.

Max bufó desviando la mirada hacía otro lado mientras su hermano se acercaba sonriente a nosotros.

—Toma —dijo tendiéndole el premio que había ganado.

Lo desconfiado alzando una ceja.

—Considéralo mi regalo de cumpleaños.

Rápidamente la molestia se esfumó del rostro de Max, sonriendo como si de un niño pequeño se tratase y aceptando el regalo dándole un abrazo a Thai, quien intentó separarse sin éxito.

—Bueno, ¿Quién tiene hambre? —interrumpió Dan aquel momento.

Melissa se removió emocionada y con una enorme sonrisa en su rostro apartó a Max de su hermano, arrastrándolo de la mano en dirección a los puestos de comida. Dante me dedicó una mirada y los siguió de cerca, dejándome a solas con Thai.

The IMPERFECTS  [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora