The IMPERFECTS [#1]

D I E Z

CAPÍTULO 10: Típico en el amor...

K A R A

Caminaba de la mano junto a Thiago.

La pregunta de Dante acerca de mi relación con Thiago retumbaba en mi cabeza, y me aferraba a la idea que me hacía sentir más segura.

Mordí mi mejilla interna debatiéndome mentalmente si era buena idea tocar aquel tema.

Relamí mi labio inferior y entonces pregunté con curiosidad.

—¿Alguna vez me lastimarías?

Thiago me miró atentamente y parpadeó rápidamente, aturdido.

—No —aseguró. —Nunca me lo perdonaría.

Hice una mueca y asentí levemente, necesitaba una explicación mucho más profunda que solo eso.

Y como si hubiese leído mi mente, él detuvo su andar sosteniendo fuertemente mi mano, jalándome hasta quedar frente a él.

Frunció levemente su entrecejo y me miró a los ojos con determinación.

—Kara eres la única persona que no me teme o juzga por mis acciones, y eso me gusta. Los demás me ven como un loco agresivo, todos excepto tú.

Tragué grueso ante su intensa mirada sobre mí.

Estudió mi rostro antes de llevar su mano hasta mi mejilla izquierda y acunarla.

—Prometo que nunca te lastimaré —dijo con una dulce sonrisa. —Además, sé que me golpearías si lo hiciera —bromeó.

Sonreí y asentí mirándolo a los ojos.

Bufé aburrida y me levanté de mi asiento sobre una jardinera para subir y comenzar a caminar haciendo equilibrio sobre el borde.

Así buscaba matar el tiempo mientras esperaba desde una distancia considerable a que el equipo de atletismo saliera a la pista para iniciar su entrenamiento.

Hace días que no veo o hablo con Alexandra, esperaba la oportunidad perfecta para hacerlo cuando ella me envió un mensaje de texto pidiendo reunirnos una vez su entrenamiento de aquel día hubiese terminado.

Tambaleé sobre el borde de la jardinera, y antes de que cayera de culo al suelo rocoso, una mano tomo mi brazo ayudándome a estabilizarme e impidiendo mi caída.

Sujete con fuerza los antebrazos de la persona frente a mí, sintiendo mi corazón latir rápidamente.

—Cuidado, no vayas a caer —la voz de Thiago tembló con diversión.

Mi mirada buscó la suya y una sonrisa nerviosa se dibujó lentamente en sus labios.

Suspiré rodando los ojos molesta y solté sus brazos, poniendo distancia entre ambos.

—Oh claro —murmuré con sarcasmo. —Porque sería una tragedia si cayera desde un lugar a menos de un metro de altura, ¿no?

Lo miré desde mi posición sobre la jardinera, unos centímetros por encima de él.

Dejó de sonreír al escuchar mis palabras y su expresión decayó.

—Lo siento —murmuró arrepentido.

El tono de su voz logró filtrarse hasta lo más profundo de mi estúpido corazón, provocando que ahora yo me sintiera culpable por estar molesta con él.

Cerré los ojos intentando hacer a un lado las lágrimas que rápidamente y sin saberlo se instalaron en mis ojos.

Él suspiró frente a mí, alborotando su negro cabello y relamió sus labios antes de hablar.