C A T O R C E/ 01

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CAPÍTULO 14 parte 1: Contradicciones.

K A R A

Sin duda alguna la idea de llevar a Alexandra a casa ha sido la mejor idea, y cabe resaltar que con el paso de los años tengo un repertorio repleto de buenas ideas.

Durante el último mes, en la soledad de mi habitación, he descubierto una nueva faceta de ella y de nuestra relación.

Por ejemplo, descubrí que me encanta atrapar su labio inferior entre los míos de forma delicada cada vez que nos besábamos en la penumbra de mi habitación. 

Me gusta la manera en la que ella lleva una mano hasta mi nuca y la acaricia suavemente, provocando que una ola de escalofríos recorra mi espina dorsal al mismo tiempo que su respiración agitada choca con la mía. Y definitivamente me vuelve loca el cómo susurra contra mis labios las palabras «dolce, Kara» con aquel acento italiano y la voz entre cortada.

Mi teléfono timbró sobre la mesa de noche junto a mi cama, la llegada de aquel mensaje me sacó de mis pensamientos y me trajo de vuelta a la realidad.

Maximino: Gallardo, ¿piensas aparecer pronto?

Suspiré y dejé caer con fastidio mi teléfono sobre la cama.

Intenté volver a centrar mi atención en el libro de texto sobre historia que leía antes de perderme en mis pensamientos, pero segundos después mi teléfono volvió a timbrar.

Thai-Thai: ¿Dónde estás Kara?

Tensé la mandíbula y nuevamente volví a ignorar el mensaje.

No pasaron ni dos minutos cuando mi teléfono volvió a timbrar, esta vez cuatro veces seguidas.

Me di por vencida cerrando el libro de texto frente a mí, sabiendo que no podría concentrarme en la lectura revisé mis mensajes.

Dan: ¡Hey!

Dan: ¿Vendrás esta tarde a casa de Max?

Mel: ¿Por qué no respondes?

Mel: Tan solo hazlo para decir que estás bien.

Mordí mi labio inferior al mismo tiempo que contemplaba sus mensajes y el «en línea» de Melissa resaltando en la parte superior de la pantalla.

Justo en ese momento Alexandra entró a la habitación con un vaso de agua en manos y una enorme sonrisa estampada en su rostro, aquella clase de sonrisa que me derretía por dentro.

—Escucha, me veo en la obligación de presumirte que Ariana me ama incluso más de lo que te quiere a ti —sonrió "avergonzada", y casi pude sentir su falsa lástima por mí.

Oh, Ariana y su agujero sin fondo, también popularmente conocido como estómago.

Sonreí de medio lado y bufé falsamente indignada.

—Te dije que te ganarías su amor si le regalabas comida —respondí siguiéndole el juego.

Ella mordió levemente su labio inferior y asintió pensativa.

—Sí. Pero creo que ella ya me amaba desde mucho antes de regalarle todas aquellas frituras —soltó después de pensarlo por unos segundos.

Ambas nos sonreímos como habíamos comenzado a hacerlo desde hace unas semanas, mirándonos de manera coqueta y sonriéndonos de manera significativa. Y es que después de compartir largas sesiones de besos algo subidos de tono, simplemente no se puede evitar la complicidad.

The IMPERFECTS  [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora