D I E C I S E I S

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CAPÍTULO 16: La vida aparentemente perfecta.

—Creí que no vendrías —solté sonando casual, aunque por dentro los nervios me consumían.

Max me miró dedicándome una sonrisa de lado, la misma que normalmente era la perdición de toda chica.

Puse los ojos en blanco.

Había sido un mes demasiado tenso entre ambos, prácticamente le había dado un ultimátum para que tomara una decisión y eso nos había distanciado más de lo que nunca hemos estado.

Entiendo que no puedes obligar a una persona amar a otra, pero tampoco me iba a quedar de brazos cruzados mientras veía a mi mejor amiga sufrir por el descarado coqueteo entre Dhalia y Max.

Finalmente mi amigo había tomado una decisión, y esa fue alejarse totalmente de Dhalia, empeñándose el doble en mantener su relación con Melissa intacta, restaurando también nuestra amistad.

—¿De verdad creíste que me perdería la oportunidad de cenar gratis? —bromeó.

Cerré los ojos y negué cabizbaja.

—La cena no es gratis —advertí—, el costo es tener que soportar a mi familia durante toda la noche.

Él bufó restándole importancia.

—Si te soporto a ti, creo que podré con el resto de los Gallardo.

Lo miré arqueando una ceja, realmente él no sabía a lo que realmente se enfrentaba.

—¿Tienes idea de hace cuanto no tengo una cena familiar? —preguntó con una tímida sonrisa.

Pude notar la emoción que aguardaba en su interior, así que me acerqué y sin previo aviso lo abracé.

Él pareció sorprenderse por esa acción pues ninguno de los dos somos de demostrarnos mutuamente nuestro cariño con ese tipo de gestos. Aún así me envolvió entre sus brazos provocando que se me escapara un suspiro contra su pecho.

Me separé lentamente de él y lo guíe hasta la casa de mis abuelos. Estaba realmente tensa por lo que podría resultar de aquella noche.

Nadie se había opuesto a recibir a Max como invitado, pero yo sabía que eso solo era una fachada para ocultar su curiosidad, definitivamente no nos salvaríamos de las miradas y comentarios insinuantes.

Había casi cien maneras en que la noche podía terminar mal.

—Si te sientes incómodo podemos irnos en cualquier momento —comenté una vez dentro de la boca del lobo, quiero decir, la casa de mis abuelos.

No dio tiempo a que respondiera, pues tan rápido como la puerta se cerró detrás de nosotros ya teníamos a un torbellino de cinco niños corriendo en nuestra dirección.

—¡Kara! —gritaron al unisón con mucho ánimo, demasiado.

Miré a mis primos y entonces sonreí ampliamente por primera vez en toda la noche. Abrí los brazos y abracé a los dos más cercanos a mí.

Siempre me repetía a mí misma que debía disfrutarlos mientras aún fuesen inocentes, antes de que las acciones y comentarios de sus padres los convirtiesen en otra versión de ellos. Tal y como había sucedido con Larissa.

—¿Tú quién eres? —preguntó una de las más pequeñas mientras miraba curiosa a Max, que estaba parado detrás de mí.

—Atención pequeños saltamontes —alcé la voz captando rápidamente sus miradas. —Él es Max...

—¿Es tu novio? —preguntó Emir sin dejarme terminar y con desconcierto.

Sonreí dulcemente y me agaché hasta quedar a su altura.

The IMPERFECTS  [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora