-1- Harry -

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Ese correo.
Ese mensaje.
Esas palabras.
Eso le iba a cambiar la vida, pero no como se esperaba.
Eso mantenía a un chico de ojos verdes despierto día y noche, le carcomía cada pensamiento, cada opción. Cada paso de su vida se basaba en ser aceptado.
Tenía sus rizos desarreglados sobre su frente, ojos cansados y su boca no dejaba de repetir versos en voz alta. Se sabía cada frase, cada movimiento que debía hacer para mostrar una buena imagen ante el público que deseaba tener en un futuro.

A la espera todavía de su correo, Harry practicaba una y otra vez el guion de la serie a la que adicionaba. Una en la que dos bandas de narcotraficantes rivales peleaba por un mismo objetivo, el dinero y el poder. No paraba de repetir escenas y diálogos con la esperanza de ser cogido por lo menos como extra, pero el correo no llegaba, y de momento no tenia pinta de que eso cambiase.

Harry no podía despreciar su vida esperando cada día un correo nuevo de una película o serie diferente, se volvería loco si le volvían a rechazar. Sabía que esta vez no soportaría ver un "no eres aceptado, vuélvelo a intentar" o cualquier "sigue practicando, tienes talento pero no el necesario". Volvería a los cortes, noches sin dormir con versos en mente, veladas junto a su amigo llorando e incluso alcohol.

Todo eso era una mierda y se prometió a si mismo que no volvería, pero estaba a punto de volverse loco. Su cabeza estallaba, sus ojos se cerraban del sueño y se trababa la lengua con palabras que ya no parecían contener ningún tipo de pasión

-Harry...-Empezó a decirle Niall, quien vivía con Harry. Era el quien día y noche buscaba castings, oportunidades para su mejor amigo, ya fuesen musicales, obras de teatro, películas o series. El
Rubio siempre encontraba una nueva oportunidad, que probablemente acabaría como las anteriores.
Llevaba siendo el mejor amigo de Harry mucho tiempo, y habían decidido mantenerse el uno al otro, con el fin de cumplir el sueño de ambos.

-Estoy acabando esta obra Nini- Le gritó desde el otro lado de la puerta antes de reanudar su lectura.

-Harry por favor- Tenia que pararle, tenía que decirle que su vida no se podía basar en eso, que debía dormir, estudiar o encontrar un trabajo, ya que con lo que ganaba Niall trabajando de dependiente en una tienda Zara no llegaba.

-Que pasa- dijo por fin saliendo- Llego el correo? Me rechazaron? ESTOY DENTRO?-
Harry había llegado a tal punto de desesperación que sólo le motivaba recibir la aprobación de personas ajenas, y se pasaba los días esperándola, sin disfrutar de lo verdaderamente importante.

Niall no hacía ningún gesto, no aprobaba, no desmentía, solo observaba el brillo de los ojos de harry desapareciendo lentamente.

-Para Harry...- Empezó- Sabes perfectamente lo que te voy a decir, seguramente es lo mismo que te dice alguna voz de tu cabeza todos los días.

Para su sorpresa, Harry no sabía, ni siquiera intuía que podría decirle su amigo que no tuviese que ver con el mundo del espectáculo. Estaba tan cegado que no veía lo que sus propios ojos emborronaban.

-Harry no puedes seguir así, esperando a que alguien valore tu talento, a que alguien te acepte, a que alguien vea en ti lo que veo yo- y sin muchas esperanzas de revertirlo, inconscientemente, hizo llorar al chico de cabello rizado. Sabia que era necesario para que se diese cuenta de todo lo que estaba pasando en su vida.

-Harry,-prosiguió viendo como pequeñas gotas de agua emergían de los ojos del rizado- el alquiler, la luz, el agua, nuestra comida, la ropa - el sin saberlo tambien estaba con lagrimas - la vida es muy injusta y no siempre...

-Para Niall - le interrumpió el ojiverde casi sollozando - Se lo que dices, que no siempre se puede ser feliz, que nuestra vida va antes que nuestros caprichos, que los sueños, y que la gente no es empática como tú, que no entienden lo que significa pender de un hilo.-Era plenamente consiente de lo que decía, y a cada palabra que nombraba, iba asimilando poco a poco lo que Niall era aparentemente incapaz de decirle.

-Harry yo... - ya no podía contener las lágrimas, estaba a punto de caerse al suelo de la desesperación. La vida de su mejor amigo se derrumbaba y él lo único que podía hacer era trabajar más horas para hacerle feliz y sobrevivir.

-No Niall, tienes razón, tú me has apoyando siempre, me has ayudado, y yo nunca he trabajado por ti, nunca pago nada- El también lloraba, y se le iba el aire con cada palabra - Es hora de que cambie, de que salga de mi cuarto y trabaje, para seguir adelante, para que puedas estudiar diseño como siempre quisiste, me toca a mi Niall.

- Harry - es lo único que el rubio fue capas de decir antes de que el alto le abrazase, mientras ambos lloraban consolándose mutuamente. Se necesitaban.

Nada pudo sacarles de ese momento de angustia y tristeza. Ni los coches de la calle pitándose por algún problema ajeno a ellos, ni los vecinos gritones de la pared de al lado, ni la música que producía el afinado violín de La Niña que estaba viviendo en la ventana de enfrente. Nada.

Nada, hasta que en unos diez minutos, un pitido llamaría la atención de ambos.

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