El amor no es tal y como lo ponen en los cuentos de hadas. No siempre es el hombre quien tiene el protagonismo. A veces una mujer puede ser su propio caballero de brillante armadura.
Pasaron unas semanas para que Wei Ying se recuperará del shock emocional que había vivido. La celebración del compromiso de Jiang Yanli y Jin Zixuan ahora sí podría efectuarse como debía ser. Wei Yang en un inicio no quiso quedarse y pidió volver a Reino Impuro, aunque sus padres querían hacer lo mismo ya habían dado su palabra de estar en la celebración y el niño se resigno a quedarse en la Torre Koi.
El vestuario que habían encargado nuevamente para la celebración había llegado, sin duda era obra de Huaisang
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Wei Ying tenía una mueca al ver el traje tan femenino y de mangas estorbosas, sin duda sería una pesadilla estar con tales ropas durante la celebración. Ni hablar de ser peinada y maquillada, su cuñado se aseguraría de que se viera perfecta y no podría salirse con la suya. Al final le tuvieron algo de compasión y no le hicieron algo drástico, solo lo suficiente para resaltar sus mejores rasgos y que su cabello estuviera recogido, como ya prácticamente estaba casada no habría problema alguno.
Tanto su hijo como su prometido estaban maravillados con la ropa que traía la chica, sin duda era bella y todo ese conjunto hacía resaltar aun mas su belleza, sin duda lo mejor de todo era el color distintivo de la secta Nie.
-Huaisang-vio mal a su cuñado-si me caigo yo misma te voy a patear por las escaleras de la Torre Koi-intento caminar sin pisar su hanfu, al final su esposo la tuvo que ayudar
Con toda la gracia que pudo reunir camino ignorando las miradas que los líderes de sectas menores le daban, aunque ganas de golpearlos no hacían falta.
-Le agradezco a mi hermano que haya mandado a traer estas ropas, se ven maravillosas pero tu lo eres mas-confeso Mingjue-antes que lleguemos tengo otro presente como regalo-se detuvo y saco de sus mangas un precioso adorno para el cabello con tonos verdosos
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-Es muy lindo-beso la mejilla de su marido-ayudame a ponermelo-
Tal y como lo pedía su mujer acomodo con mucho cuidado el adorno en el peinado de la chica. La chica observo como dos líderes chismosos hablaban y los señalaban con descaro, cómo si demostrar afecto fuera malo o algo así. Después de eso se dirigieron al Salón de fiestas de la secta Jin.
