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Las luces del edificio poco a poco se fueron encendiendo con forme iban llegando los empleados. 

Los chicos del fondo llegaron a la par que su compañera de oficina, por lo que conversaron un poco sobre los restaurantes que puede ir cuando se quede tan noche y a que bares asistir si lo que prefiere es distraerse. 

Siendo las 9:20, recibe un mensaje en su pantalla indicando que la señora Shanak ha llegado a su piso, viendo como todos comienzan a hundir su cabeza en el teclado y simular que trabajan. 

De reojo ella observa como pasa su jefa, con un enorme abrigo blanco y unos tacones que en su vida había visto tan altos. Su fragancia es tan fuerte que solo provoca un ligero malestar de tan dulce que huele. 

—Se ha ido la 'doctora'
Ambos chicos se ríen

—¿Por qué comentas eso?

—Bueno, tu no lo escuchaste de nosotros, pero ella no tiene ningún estudio— susurra Omar —si acaso la licenciatura, pero fue por que la que era en ese entonces su asistente le hizo el examen por ella, por eso es que paso. Digamos que solo fue una chica con buen apellido que se caso con un hombre rico 

—Pero, ella tiene maestría y un doctorado, ¿no?

Asiente —¡Claro! Pero, todos ellos fueron comprados; hoy en día el dinero lo puede todo y ella es el vivo ejemplo —continúa —suele decir que todos tenemos un precio e incluso a eso que tanto queremos, ella nos lo consigue...

No te olvides de los intereses, que esos yo te los cobro
Trata de imitar la voz de su jefa Ernest
—Consejo, compañera, no le digas lo que tanto anhelas, porque ella podrá usar eso luego para comprarte o tenerte aquí por siempre

—¿Qué le dijeron ustedes?

Levantan sus hombros —Omar fue un idiota, porque pidió ir al rodaje de una de sus películas de superhéroes favoritos, mientras que yo pedí un carro y una casa para poder tener a mi familia bien; solo que eso a veces se cobra hasta con lágrimas— se ven el uno al otro— hablando de lágrimas, no ha llegado el 'bro' de la oficina

—Ya viene
Dice Omar al verlo correr por los pasillos
—¡Hey, bro! Tan buena estuvo la fiesta, ¿verdad? Que hasta hueles a jabón barato

Tiene una sonrisa de lado afirmando el comentario de su compañero, pero al ver a la castaña niega que haya pasado la noche fuera de la casa de sus padres. Se ajusta la corbata al alucino que peina su cabello para no tener nada elevados.

Comienzan a trabajar, sonando los teléfonos, redactando correos y poniendo mucha atención a sus pantallas. 

Por su parte, Max, observa como su compañera esta viendo mucho hacia el gran ventanal, riendo un poco sobre su forma de sorprenderse. Abre el chat, para enviarle un mensaje. 

Invitándola a salir a comer ese día, solo pidiendo su confirmación ya que ya sabía a donde la llevaría. Su inocencia y esa forma de comportarse con alguien más solo provoca que le cause una gran ternura.



El horario de comida por fin ha llegado, saliendo emocionados ese par de jóvenes hasta el estacionamiento. La expresión de asombro por parte de la castaña al percatarse del gran vehículo que tiene Max, hace que él se ría. 

—¿A dónde vamos a ir?

—Es una sorpresa

Salen en dirección hacia el norte, avanzando por las calles; callados solo observando las estructuras de las casas. Estaciona su vehículo en un restaurante que tiene algunas mesas a fuera con sombrillas y muchas plantas, dando un toque de frescura

—¡Buenas tardes, sr. Max, bienvenido! 
Lo saluda uno de los meseros, quien los dirige a una de las mesas de afuera disponible. 

Se sienta rápidamente el rubio, pero Abby al ver como es un diminuto asiento presiente que al sentarse pudiera estar muy incómoda o ni siquiera estar bien sentada.

—¿Todo bien, señorita?

Asienta, hundiendo esos pensamientos y tomando asiento en esa silla verde. Por sus caderas estar al ras de ese lugar, provoca que se ponga de lado, dejando una parte de su muslo afuera de este.

—¿Pudiera cambiarle el asiento a mi acompañante? Lo que pasa es que no entra bien en la silla

El comentario de Max hace que el resto de los comensales volteen a ver lo que sucedía, provocando en el interior de Abby vergüenza por su cuerpo. Por su parte, el mesero que los esta atendiendo comenta que todos los asientos son iguales, cambiando únicamente los colores.

—Tranquilo, así estoy bien
Dice sonrojada la castaña, apretando su abdomen lo más que pueda

—¿Qué pedirás? —ambos observan el menú con detenimiento —Creo que pediré un espagueti y un calzone, ¿tu?

Hace un sonido apretando sus labios, pensando de todo lo que viene ahí —Creo que pediré... —respira profundo —espagueti 

—¿Quiere agregar algo?
Niega con la cabeza

—Puedes pedir más cosas, cariño, traje suficiente dinero para pagar, no te preocupes

—No, no tengo tanta hambre —por su forma de responder, sabe Max que cometió un grave error en haber evidenciado que no entraba bien en los asientos, por lo que trata de pensar en una forma de remediar lo sucedido 

Quiere sacar su teléfono para ver alguna imagen de risa, pero no sería correcto sacarlo en ese momento. Juega con el menú que aún sigue en sus manos, escuchando la risa de algunas personas sobre la condición física de su acompañante. 

Frunce el seño —¿Qué tal te la pasas en la empresa?

—Bien

<< Bien hecho, Max, ahora tendrás que abrirte para que ella pueda volver abrirse contigo >> Trata de recordar algo que le paso para hacerle ver que también es alguien de carne y hueso, que en ocasiones siente algo de dolor

—Sabes, también me sentía como tu —baja la mirada —no estaba... como tu, pero hace unos años tuve una gran pérdida que marco mi vida por completo, hizo que tomara decisiones sobre mi futuro —carraspea un poco —falleció mi novia justo el día en que cumplíamos ocho años de estar juntos. Aún recuerdo su voz, sus brazos, sus besos —cierra sus ojos —no puedo evitar en ocasiones llorarle y no haberla defendido en muchas ocasiones

—¿Cómo?

—Ella era como tu, tenía inseguridades sobre su delgadez y en vez de ayudarle; solo bromeaba con su condición física— miente, recuerda que su novia solía tener un gran cuerpo —ese día lo llevaré tatuado en mi corazón, como la primera vez que me rompieron el corazón, no suelo llorar, pero al no ver su cuerpo y solo el diagnóstico del médico hizo que me partiera en pedazos— abre sus ojos, encontrándose con los ojos avellana de ella —por suerte, comencé a trabajar en la editorial y mis pensamientos se concentraron en solamente trabajar

—¿Qué deseo le pediste a Shanak?
Recuerda la plática que tuvo por la mañana con sus compañeros y no se quedaría con la duda de preguntarle a él sobre ese punto

Provoca una risa en este —Desee volver a ver a mi novia, aunque sea para despedirme de ella, volver a escuchar su voz una vez más

Tras escuchar eso, no sabe que decir, cualquier cosa que dijera sabía que arruinaría el momento de confesión que estaba teniendo Max con ella. Por lo que solamente con sus dedos, trata de hacer menor el sentimiento de él. 

—En mi familia, tenemos una creencia que si pides un deseo a las 11:11 se te concede
Le sugiere, provocando una sonrisa de lado

—Ahora mi deseo sería haberte conocido hace unos años atrás, para que le dieras un gran cambio a mi vida —sus palabras hacen sonrojar a la joven Abby —¿Cuál sería el tuyo?

<<Sentirme cómoda con mi cuerpo, bajar de peso, parecerme como una modelo>> —No lo sé, tendría que pensarlo bien, no quisiera desaprovechar mi oportunidad 


Dulces MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora