Abby revisa la hora, dándose cuenta que ya ha pasado más tiempo de lo que permiten de su horario de comida. —Creo que es hora de regresar
Respira profundo Max, asintiendo con su cabeza. Saca de su bolsillo trasero para pagar la cuenta y en el momento de revisar su teléfono el saldo de su tarjeta recibe un mensaje de una de sus amigas.
—¿Sabes? Tengo que irme, me salio una urgencia con un productor, tu entiendes, ¿verdad? Te veo en la oficina, si quieres en la siguiente cuadra pasan taxis, ten —deja en la mesa doscientos farlencianos,— te puede alcanzar con eso. De la cuenta, yo me ocupo
Sin si quiera saber la prisa que él tenía por que ella se fuera rápido, solo se levanto y se dirigió hacia la esquina, sin tomar el dinero. Podía no tener grandes closet, pero tampoco iba a tomar de lo que las personas le den.
Observa, como a lo lejos Max paga la cuenta y se sube de inmediato a su vehículo rumbo hacia el norte. Suspira.
<< Esto ha sido lo más cercano a una cita que he tenido>> piensa riendo, es absurdo que llegue a sentir algún sentimiento por ese mujeriego chico que se la pasa más tiempo fuera de la oficina que trabajando.
—¡Hey, preciosa! ¿Te llevo? —un carro se detiene para gritarle —Pero al nutriólogo, ¡vete en un espejo!
Trata de ocultar su barriga, pero es imposible hacerlo. Por lo que solo decide caminar, tal vez no pueda bajar los veinte kilos que necesita para ser una de esas modelos; pero al menos le ayudará en aclarar sus pensamientos.
Avanzando por las calles, admirando cada detalle de su estructura, las personas y una que otra mascota suelta en las cocheras de las personas hace que su tarde sea un poco más relajada de lo que esperaba.
Siente como un carro comienza a ir a la misma velocidad que ella, por lo que se agacha un poco para levantar una piedra pequeña para poderla lanzar y salir corriendo. Siente como poco a poco van bajando el vidrio. << Es hora de actuar >>
—¡Aléjese pervertido!
Lanza la pequeña piedra al automóvil, entrando así y golpeando un poco al conductor o mejor dicho a la conductora—¡Auch! —se queja— No soy un pervertido, solo quería pedirte indicaciones
La castaña se lleva las manos hacia su rostro al ver la propietaria del vehículo. Podía reconocer ese rostro en donde fuera.Cabello quebradizo castaño, ojos café oscuro, delgada nariz y aunque en ese momento tenía una molestia en su rostro, podía ver una tierna sonrisa detrás de esta. No tenía dudas de quien era. La novia... ex novia de Hassel
—Lo siento, señorita
Trata de quitar los pedazos de piedra que hay en el sillón de cuero blanco—No te preocupes, puedo lavarlo en una oportunidad —la detiene —quería preguntarte si sabías como llegar a la editorial Xian, ya que mi GPS me ha perdido en la última media hora
—Claro, yo también voy para allá
Ladea su cabeza —¿Así? Mira, que coincidencia, pues me presento, soy Renée Kim-Lee, ¿tú?
Abre la puerta para ingresar al lujoso carro de ella, una vez poniéndose el cinturón estira su mano para presentarse —Soy Abby Moreno
—¿Moreno? De seguro Hasse se ha vuelto loco por tu apellido — se ríe, pero al ver la expresión de su copiloto sabe que no entendió la referencia —Es que, bueno es un apellido muy común en todo el mundo, pero para la familia Xianguerotti, particularmente no lo es —comienza a arrancar siguiendo las indicaciones que le da Abby —en la juventud de León llego a tener una relación con Melissa o Carolina Moreno, no recuerdo bien, pero fue algo muy nombrado en su época
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Dulces Mentiras
RomanceLa vida de Abby Moreno se vería interrumpida tras obtener el puesto que tanto deseaba en la editorial Xiangherotti, llevando a conocer a dos apuestos chicos que sin imaginar le traerían una serie de problemas por su conocimiento. No odias tu cuerpo...