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Le comenta a la recepcionista que visitará a un editor a lo que la chica solo asiente para seguir revisando su teléfono.

Camina con su saco en sus manos y en su espalda la mochila. Hoy no era un día cualquiera, hoy se sentía rara, pero lo menos que quería era que todos vieran su día rojo, así como ella le llama a esos días en donde se siente con una tremenda ansiedad, tristeza, depresión y ganas enormes de llorar. ¿Por qué razón? Puede ser por todo... o por nada, pero para evitar decir todo lo que siente decidió llamarlo como días rojos.

Baja por el ascensor, en vez de caminar hacía tomar el autobús se va caminando. Sintiendo como el aire recorre su piel, las personas pasan por sus lados. Niega con su cabeza.

<< Sí quiero cambiar, tengo que hacer algo para ser diferente >> trata de darse ánimos para dirigirse hacía el centro y poder ir con un nutriólogo.

Llega a la plaza de las Rosas, ve su objetivo a tan solo unos metros más. Decidida a querer cambiar se dirige a ese lugar, toca un par de veces el timbre de la farmacia, encontrándose así con un fornido y alto hombre de unos treinta y tantos años. 

—Bienvenida a mi consultorio, pasa —nerviosa ingresa al consultorio de paredes blancas, básculas, imágenes de cuerpos y un gran letrero con las palabras "Puedes bajar de peso, todo esta en tu mente" —¿Qué te trae por aquí?

—Bueno... quisiera bajar de peso — << ¿no es obvio? >>

Saca una libreta para empezar anotar unos apuntes —Dime, ¿cuántos años tienes? ¿te saltas comidas? ¿alérgica a un medicamento? ¿cuánto quieres bajar y en cuánto tiempo?

—Tengo 21 años, cuando me pongo nerviosa no como en todo el día, no soy alérgica a nada y no sé... quisiera estar en mi peso ideal

Asiente —Bien, mira, con estas pastillas podrás bajar de peso en unas dos o tres semanas, es el reto que llamo "De FAT a Fit Power", puedes implementarlo con una botella de agua y mucha gelatina, con eso verás resultados pronto

Observa el pomo que le entrego, quiere revisar la etiqueta, pero esta en un idioma que ni siquiera puede reconocer. Con ligera desconfianza quisiera dejar las pastillas y retirarse, solo que sabe que dentro de unos días se va a repentir de no haber iniciado con ese tratamiento. 

Respira profundo antes de tomar una decisión.

—¿Cuánto salen?

—Barato, mil quinientos farlencianos el frasco pequeño que trae solo veintiún pastillas, pero necesito que te tomes tres pastillas al día por tres semanas. Así que necesitarás cuatro

Niega con su cabeza —¿Tres semanas? Solo necesitaré tres frascos, bueno... puede venderme este y como me sienta voy viendo si compro el otro —le entrega el dinero y sale de camino a casa. 

<<Hoy empieza mi nueva vida, mi nueva yo >>

Al llegar a su casa y antes de tomar el medicamento, se quita su ropa quedando solo con su brasier y pantaletas, saca su teléfono para tomarse fotos de su 'versión anterior' y en unas semanas más poder compararlas. 

Se prepara la gelatina para cenar y otra tanta para llevar al día siguiente. Al ver la hora decide que ya es hora de ir a dormir.


A la mañana siguiente, alguien toca a su puerta fuerte, provocando que se despierte con temor. De forma muy sigilosa va hasta su puerta para poder observar quien es la persona que esta interrumpiendo su sueño, al otro lado se encuentra Max, con un par de cafés. 

—Abre, Abby, que traigo café 

Baja su vista hacia su pijama —Dame cinco minutos y ya estoy lista para irnos —corre a su armario, para tomar unas mallas negras, una blusa color rosa palo y un saco gris. Su cabello lo eleva en forma con una coleta y lo único que hace es ponerse corrector en sus ojeras para disimular un poco lo oscuro —¿Qué haces aquí? — dice con una sonrisa mientras abre la puerta

—Quería disculparme por haber sido un tonto ayer, así que pensaba en traerte un té para ti y un café para mi, para poder compensar haberte dejado ir sola a la oficina —saca el vaso —¿quieres que te lleve? —se muerde los labios —no lo pienses, Abby, solo di que sí

—Esta bien, deja solo voy por mi mochila y unas cosas para irnos —va de regreso para tomar el frasco de pastillas, toma su gabardina y su mochila negra. Salen de su departamento, bajan las escaleras, encontrándose a fuera de su edificio con su vehículo —¿sabes que es un lugar peligroso para un carro como el tuyo?

Le abre la puerta —vale la pena por la chica —sus ojos tienen un cierto brillo que cautiva por completo a Abby

Se sienta en el lado del copiloto, viendo como Max rodea el carro para subirse en el lado del piloto. Una vez dentro le dedica una sonrisa, enciende su pantalla para poner música, por su parte, Abby observa su mandíbula definida, su cabello castaño rubio, el movimiento de sus manos con el volante y también el como la veía de reojo y sonreía. 

—Siento que haces que haga cosas que no hacía por nadie antes 

Deja de verlo, para ver por su ventana —¿Qué cosas?

Se ríe —este tipo de cosas, comprar té, llevarte a la oficina, pedir disculpas, ser un mejor humano —dice —sé que puedes pedir referencias de mi en la oficina y todas te dirán que soy un patán, pero no sé... al estar contigo me siento diferente, como si hicieras algo dentro de mi que me provoca ser alguien mejor

—No lo creo, solo dices eso a todas las chicas, al igual que utilizas la palabra "cariño" porque sueles olvidar sus nombres

—Excepto el tuyo, cariño —no puede evitar contener la risa —lo digo en serio, solo dos mujeres me habían hecho sentir así de bien, una fue mi ex novia y ahora eres tú...

—Solo ve hacía el frente, sino podrás provocar un choque 

El resto del camino se la pasaron callados, solo escuchando las canciones de RAP de él, en unas cuantas partes Max tarareaba la letra o quería seguirle el ritmo, pero en otras tantas no podía. Al llegar al estacionamiento subterráneo, le pide que suban juntos. Por lo que ella acepta, al entrar al elevador presionan el botón para subir a la recepción general. 

Salen juntos, Max estira su brazo hacía con ella, para llevarla un poco más a su cuerpo. Provocando así la mirada de la recepcionista Sandra y unas cuantas modelos que estaban ahí, siguen su camino sin prestar atención a los susurros 

—¿Qué es lo que haces, Max?

—Sal conmigo, Abby, no para ir a comer, sino quiero conocerte para ser algo más

Baja la cabeza —trabajamos juntos, me podrás conocer en estos seis meses

La toma de las manos —no entiendes, Hasse regresa en dos meses, por lo que es probable que tu estadía sea menor a la que se había dicho, pero no quiero conocerte como compañera de trabajo, sino como algo más que una amiga... maldita sea, Abby, ¡me gustas!

—¿Qué?

—¿Quieres que lo grite? ¿Qué lo repita?

Lo detiene antes que haga algo más —Nada de eso, pero es raro por que apenas me conoces de unos días y no puedo gustarte así por que sí, dame un motivo...

—Por que eres bonita y no me importa tu cuerpo

Baja la cabeza, pensando unos instantes si será correcto o no el saltar a ese abismo que siempre le da terror.

Se acerca a ella, retrocediendo hasta chocar con la pared—Se mi novia

—¿Lo pides o lo afirmas?
No baja la cabeza, sosteniendo la mirada

—Te lo pido, se mi novia, por que quieres

Deja su mente en blanco, dejándose llevar por lo que siente—No— cierra los ojos —Sí... no—dice —tengo que pensar, no es algo que hubiera pensado que me preguntarías hoy

Respira profundo, —no lo pienses tanto a veces las mejores cosas suceden sin tanto estar planeando o pensando. Anímate a dar ese paso como yo lo estoy dando

Niega con su cabeza —Luce sencillo, pero no lo es —se aleja de él —tengo que pensarlo... no quiero después arrepentirme de esta decisión

—No te arrepentirás de nada, seré ese novio que siempre has querido

Dulces MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora