| 08 |

13 3 6
                                    

—¿Qué pediste de desayunar?
La mirada de la joven va del apuesto Max hacia la pantalla de comida que se encuentra arriba de la cajera

Levanta sus hombros —No trates de buscar con tu mirada lo que se encuentra en la esencia 

Suelta una gran carcajada —¿Qué dijiste?

—Me refiero a que no vas a encontrar nuestro pedido por que ese paquete solo yo y los cocineros lo conocen, desde que estaba en la universidad venía y pedía lo mismo de siempre por lo que decidieron mejor ponerle ese nombre

—¿Qué es?

Se truena sus dedos —sé que te vas a reír— dice —es solo un par de hotcakes con una taza de café de Oaxaca y una barra de piña, por que las de fresa no me gustan

Efectivamente, se ríe Aïsha —¿Cuántos años tienes? —Max le da un ligero golpe en su hombro —yo tengo la costumbre de primero de comer el postre antes de la comida, pero a veces no hay postre en mi casa así que termino comiendo cereal con leche 

—De acuerdo, eso es más raro que lo mío —se ríe —es que en ocasiones necesitamos ser esos niños que no nos preocupaba nada, solo disfrutábamos el momento— suspira Max —Extraño demasiado el poder dormir tranquilo

—¿Cómo?

La ve de reojo —Hay días en los que el trabajo me tiene sumamente preocupado que se me va el sueño, es imposible que yo pueda conciliar el sueño en ese momento— juega con su teléfono —sé que la vida de un escritor debe de ser tranquila y nada preocupante, pero trabajar en la editorial de la señora Alexa suele causarte canas verdes, cuando algo no sale bien nos suele decir que no somos...

—...¿Suficientes?— lo interrumpe —He tenido jefes parecidos a ella, de que solamente por que somos estudiantes o no tenemos mucha experiencia se aprovechan de ello— guarda silencio —¿Por qué no has renunciado y buscado un mejor trabajo?

Se truena su cuello, liberando un poco de estrés del que trae —tal vez me acostumbre a que me traten mal ahí que tenga miedo de salir y no encontrar un mejor lugar

Baja la mirada Aïsha quedando pensativa sobre lo mencionado. —Tenemos que irnos, Max, ya se nos hizo tarde

—Espera, ya casi terminan nuestro pedido y nos lo almorzamos en nuestro lugar. 


| ... |


Los trabajadores de la editorial se detienen a ver como entran un par de jóvenes corriendo por las oficinas tras llevar veinte minutos tarde. Las risas de ellos se pueden escuchar aún teniendo las puertas cerradas. Pasará lo que pasará allá afuera se podía notar la agradable compañía que tenían. 

—Llegan tarde— susurra Hasse al verlos de reojo, hundido en el teclado de su computadora transcribiendo 

—¿Celos, Hasse? —había olvidado por completo el pelirrojo que se encontraba con su ex novia —Tranquilo, no le diré a nadie que sientes algo por Aïsha

—No digas mentiras, Renée; que te crecerá la nariz —la señala con su marcatextos —solo que deben de respetar el horario de entrada, si ellos tienen un amorío felicidades, pero el trabajo se respeta si o sí

—Suenas exactamente a tu padre— continúa riendo —no te enojes conmigo por decir solo la verdad —se encoje de hombros —quisiera que me acompañaras más tarde a comer, ¿qué dices?

—Tengo trabajo

Resopla —Siempre tienes trabajo, incluso cuando fuimos novios te la pasaste trabajando en nuestro aniversario, ¿crees que por esa razón terminamos? —entrecierra sus ojos —es que tengo una cita a ciegas y no quisiera que fuera un asesino en serie o un viejo de sesenta años

Dulces MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora