Olivia Valcherry
No tengo palabras para describir lo que sentí cuando me desmaye, me sentía en otro mundo.
Empecé a caminar y llegué a un bosque oscuro, pero extremadamente bello con demasiada nieve, que provocaba que se me undieran los pies, al voltear hacia abajo vi que no traía zapatos a lo que inmediatamente vi mi ropa y traía una túnica blanca y lo más curioso es que no tenia frío.
*¿Estamos en el cielo?, creo que no, o ESTAMOS MUERTAS!*
Ignore a mis pensamientos, pero si estoy muerta se supone que yo no debería estar en el cielo eso supongo.
Seguí caminado y de repente me encontré el mismo quiosco que se encuentra en mi bella Pascua, pero este estaba lleno de nieve y se veía más rustico de lo que originalmente es, lo que llamó mi atención es que no había ninguna casa o edificio a su alrededor, solo estaba el quiosco en medio del bosque, a lo que me dirigí a este.
Mientras estaba sentada, me puse a pensar que el misterioso chico se llama Karsten igual que el de la historia de me abu, a lo que me llevo a la conclusión que actualmente estoy siendo una presa, sentí como una luz se estaba centrada en mi y provoco que me saliera de mis pensamientos.
Cuando mire hacia donde provenía la misteriosa luz vi como alguien bajaba por medio de ella.
Finalmente bajo la misteriosa persona, pude visualizar que es una señorita demasiado bella, con unos ojos espectaculares y traía puesto lo mismo que yo, me refiero a la túnica blanca pero ella tenia una corona de oro en su cabeza.
*¿Un ángel?*
Se empezó a cercar a mi, por mi mente surgió la idea de correr pero mi corazón y cuerpo no se sentían amenazados por su presencia al contrario percibía fraternidad, ella al notar que yo no me movía se acercó a mí, y acuñó mi cara con sus delicadas manos y me regalo una sonrisa que me dejo maravillada.
-Estas más bella mi Oliv- dijo la misteriosa señorita.
-Gracias, pero como usted sabe mi nombre- todavía seguía deleitándome con sus pequeñas caricias.
-Talvez has escuchado una de mis historias, mi nombre es Adriana- mis ojos se abrieron como un par de platos por semejante nombre, es el mismo nombre de la diosa Adriana y gracias a su vestimenta eso me lo confirma, quite con delicadeza sus manos y me propuse a admirarla detalladamente, exactamente ella posee una belleza y hermosura inigualable, mis ojos quedaron perdidos en sus ojos esmeralda, más claros que los de mi difunta abuela.
*No te inventes, es ELLA, espero que no estemos alucinando si no estoy ya estaría extremadamente loco*
-Eres la diosa Adriana- dije con un tono de sorpresa.
-La misma, y tu eres mi nieta- en ese momento, algo en mi interior provoco que corriera a abrazarla y recibir su cariño, ella me abrazo de inmediato y empezó a hacerme cariños en el cabello.
-Pero, se supone que no puedes tener ningún contacto con tus familiares-dije todavía abrazándola como si mi vida dependiera de los próximos minutos.
-Estas en lo correcto, pero como tu también tienes amigos yo tengo unos muy especiales que me están ayudando en este momento- dijo, a lo que inmediatamente se escucho una voz, proveniente de la luz de donde ella apareció hace unos minutos con anterioridad.
-Mas te vale que Zeus no se entere de esto, si no todos ya estamos más que muertos- solto esa voz, me deshice del abrazo de la abuela Adriana y camine hacia la luz, para ver si se veía alguien, pero solo logre encandilarme.
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El Chico De Mis Sueños
Teen FictionQuién no puede decir que no te puedes enamorar del chico de tus sueños, ya se sueña tan cliché, pero como podrías saber si ese amor es bueno o malo, no lo sabemos por ello vamos a descubrirlo en mi historia. Ya que siempre escuchamos desde pequeño...