DIECINUEVE

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Gracias a los escandalosos omegas llamados como Byun y ahora Oh, los alfas solteros que creían poder tener la oportunidad de hablar con el emperador se vieron derrotados al escuchar la venida de una pareja con el, sin embargo, otros mas seguros de su belleza y talento, no le dieron importancia, pues con veinte palabras desplazarían a aquella o a aquel alfa. Lamentablemente, nada de eso sucedió, el joven Zhang apareció luciendo un hermoso traje de color rojo, con detalles negros, perlas e hilo de oro decorando, mas extras dándole un toque mucho mas pretensioso, aquello fue admirado por completo por sus compañeros de nacionalidad ahí presentes. El emperador Zhang era de los últimos omegas en poseer control total en su lobo y poder encontrar a su predestinado desde la primera vez viéndolo, por eso seguía soltero a pesar de su elevada posición, pues esperaba por su otra mitad. Ademas de también practicar costumbres bastante anticuadas, pero aun así tener la mente abierta a todas las nuevas, el ejemplo de rey que se necesita y admira todo el mundo. Por esas y mas razones, era amado y admirado allá a donde iba, por eso se pensaba que aquella otra mitad jamas llegaría a tener la mitad de lo que merecía su majestad. 

Y a pesar de su intimidante premisa, era un ángel de persona. Aquello lo sabia mejor que nadie el reciéntemente casado príncipe Oh, quien tenia una amistad mas que cercana con aquel. El emperador Zhang se acercó a todos los que rodeaban a LuHan inmediatamente, empatando con ellos de inmediato debido a sus actitudes; por eso, se sorprendieron bastante cuando Oh dejo el salón para recibir a aquel que había estado esperando toda la velada. —Lo siento, volveré de inmediato, cuiden de LuHan.—pidió y se fue. Cuando Oh regresaba, a su lado se veía un hombre de elegantes rasgos, un traje rubí cubría su cuerpo, decorado con dorados y morados tonos que lo hacían parecer del nivel de Zhang, quien de inmediato clavo su atención en él.

—El es mi otro padre, por así decirlo, el otro heredero del reino Kim, Kim Junmyeon.—presento Oh SeHun, el nombrado les sonrió a todos, mientras Zhang seguía admirándolo con una dura mirada, hasta que noto algo, su lobo y el ajeno se estaban comunicando, el contrario se dio cuenta de inmediato, intimidando a Zhang, quien también noto la conexión de este con un tercero, giro la cabeza a donde sentía la union y noto el lobo escondido, a penas despierto del joven maestro que se sentó a lado del joven príncipe Do. Miro de nuevo a JunMyeon, quien rogaba a travez de su lobo no dijera nada. 

—Un gusto enorme.—sonrió Zhang siendo el primero en saludar, los demás sonrieron al ver las torpezas de su superior, quién a pesar de sus treinta y cinco años, aparentaba mucho menos y su actitud lo hacia mucho menor aun. El hermano de los Kim saludo a este muy galante, cosa que hizo dudar a los omegas sobre buenas intenciones de su parte, y a los alfas temer por lo mismo, conociendo sus interés mayormente vengativos o con un fin nada positivo. JongIn era con quien mas conectaba su mirada, este se sintió intranquilo, pensando que su siguiente movimiento era el, así que con mas razón, apresuro las cosas con KyungSoo en su cabeza. Miro a LuHan quién acepto dejar el primer baile de su boda para que su amigo pudiera demostrar lo mejor de su amor por KyungSoo ante reinos tan importantes, SeHun se opuso mucho a eso, pero al final cedió, diciendo que el de ellos serian aun mejor. 

—KyungSoo, ven conmigo por favor.—aquello llamo la atención de todos, quienes miraron a los involucrados con diferentes intereses, ChanYeol miro amenazante a JongIn, y los demás con valiosa intriga y deseos de felicidad. La cara de KyungSoo tenia muchos colores, pero acepto la mano ofrecida por JongIn, quien se levanto elegantemente y llevo a KyungSoo de su mano hasta el centro del salón, dejando a todos confundidos, pues quiene deberían estar ahí, debían ser los Oh. Las cinco en punto, los músicos corrieron la música, y con la misma aura de su primer baile, el mas especial de cualquier príncipe, el de sus dieciocho años, comenzaron.

—JongIn, no deberíamos...—menciono tímido al ser sujetado con suavidad por su cintura, moviéndose de manera hipnotizante ante los presentes, JongIn lo cayo acercándose a su rostro peligrosamente, aquello hizo que mas de uno soltara un gritito de felicidad, especialmente esos dos omegas de la mesa del podio. —JongIn—suspiro el azabache. 

—Quiero que dejes de hablar y que por favor digas que si a lo que voy a decir al final de este baile.—aquella solemnidad alerto a KyungSoo, pensando erróneamente que ese seria su ultimo baile juntos, pues la cara de JongIn no expresaba nada, estaba completamente serio, mirándole con profundidad. KyungSoo torpemente afirmo. El baile fue mas feliz después de aquella palabras, pues la música parecía sonar al ritmo de sus pasos, siendo felizmente alumbrados por sus sonrisas, aquella calidez en el pecho de ambos era desbordante, que pronto los novios se vieron llorando por aquella felicidad que veían incapaces de igual jamas, mientras bailaba, JongIn noto que siempre era feliz, sosteniendo la pequeña y suave mano de KyungSoo mientras lo agitaba con la otra en su cintura, era feliz únicamente cuando bailaba con el. 

Al final del baile, JongIn hizo lo que debía, dio un ultimo giro a KyungSoo y arrodillándose ante el, tendió la caja hasta el joven príncipe causando el llanto inmediato en el azabache y muchos aplausos por parte de los invitados, JongIn sintió su cara arder y los nervios correrle el cuerpo. 

—KyungSoo yo...

No pudo decir nada, el nombrado salto sobre el con amor y lo beso, más tarde siendo cargado por el alfa, quien mas que feliz de ser aceptado, rodaron por el salón. 


« YOURSELF » OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora