xxii. hard rain's a gonna fall

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capítulo veintidós: una lluvia dura va a caer

capítulo veintidós: una lluvia dura va a caer

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—No digas con dolor que ella ya no existió, pero agradece que alguna vez lo haya estado y, aunque fue llevada demasiado pronto, que su luz duradera nos muestre un camino a través de esta oscuridad.

Vincent recitó mientras todos lo escuchaban, no obstante, no le prestaban la suficiente atención. Cada uno de los presentes tenía sus propios demonios en sus mentes que los asechaban, cada quien tenía algo que pensar. Algo de culpa que sentir.

—Lamentémonos porque no podemos seguir adelante hasta que lo hagamos —prosiguió sin dejar de observar la tumba con el nombre de Davina Claire tallada en ella —. Y aunque el dolor a veces parezca más de lo que podemos soportar, no se equivoquen, seguiremos adelante —miró hacía los presentes, algunos soltaban lágrimas, otros preferían no mostrar sus emociones —. E incluso ahora, las palabras del Eclesiástico resuenan en mis oídos, dicen: la venganza como un león, acechará por ellos. —las últimas palabras parecían un juramento. O por lo menos a oído de Alexandra lo fueron, ella miró por unos segundos al moreno dar un paso atrás cuando culminó, él se veía determinado, pensativo. Una sensación que no le gustó.

—Hace un tiempo, hace una eternidad, le conté a Davina una historia sobre mi primer novio... —Josh habló al dar un paso al frente. El vampiro se veía dolido, y no era para menos —. Pero lo que no le dije fue que nunca había compartido esa historia con nadie más —entre pequeñas lágrimas sonrió —. Ella era como una hermana, una mejor amiga y la amaba. Ojalá... uh... —se detuvo, pues la tristeza le prohibió seguir adelante. Vincent miró a Kol expectante, como si esperase que este dijese algo, y el vampiro lo sintió, por lo que bajo la cabeza.

—Lo siento, no puedo. —dijo con voz ahogada a lo que Alexandra le colocó la mano en su brazo. Él la miró, ella le devolvió una sonrisa de reconforte. Está bien que no dijera nada, estaba bien si no quería decir nada. No había nada de malo en ello.

—Las palabras no sirven para nada —espetó Marcel con molestia absoluta, pero también el dolor le acompañaba. Guardó el papel que había sacado para cuando se acercó hasta la lápida de Davina mientras Alexandra le miraba —. Los Mikaelson deben responder por esto. Les haré responder —sentenció cuando colocó una mano sobre la lápida —. Te lo prometo.

Después de ello limpió las lágrimas que salieron sin permiso alguno con la manga de su cazadora para después darse la vuelta e irse al igual que los demás que empezaban a alejarse. Alexandra volteó hacía Kol a su costado, él se encontraba observando con fijación la tumba de Davina, ella inhaló.

—¿Estarás bien por tu cuenta un rato? —cuestionó a lo que él, después de unos segundos, asintió. Ella le dio una última mirada antes de encaminarse hacia donde Marcel había salido con la esperanza de alcanzarlo, una vez en el callejón lo vio a la lejanía caminar con presteza.

³ 𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora