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Layna Dumont estaba en desacuerdo.
Todo se debió a la idea de separación por parte de Alexandra para como ella lo llamó —cubrir más terreno. No obstante, la bruja Tremé se plantó en la negación a aquella idea, puesto que, todo el punto de acompañarla era que no estuviera sola para el momento de la conversión, pero también tenía que aceptar que separar sus caminos les daría más oportunidades de encontrar a Hayley. Pero aún con aquel lado positivo, Layna no apartaba sus ojos del lado negativo en el que su amiga terminaría convertida en medio de la calle Bourbon rodeada de turistas.
—Elijah, cuando recibas esto, por favor, llámame. Necesito saber que encontraste a Hayley. —dejó el mensaje en el contestador tan pronto el pitido sonó. Alexandra inhaló con fuerza cuando se detuvo en la pared de un callejón, necesitaba concentrarse pero el ruido que cubría a la ciudad con normalidad estaba haciéndole el trabajo imposible, cada sonido que escuchaba estaba afectando una fibra muy sensible.
Había estado recorriendo la parte central de Barrio, por lo que los lugares que la joven lobo conocía fueron los primeros en ser tachados de la lista. Sin embargo, para ese momento las ideas se habían agotado. No había rastro de Hayley. Ese pensamiento era el peor, puesto que, estaría un mes entero en forma lobuna sin saber del paradero de su hermana. Esa sola idea la trastornaba.
Pero pronto la vibración de su celular la distrajo de cualquier pensamiento.
—Estoy del otro lado del Mississippi, he recorrido las calles principales pero aún no hay rastro de ella. —informó Layna tan pronto Alexandra se halló con el celular en su oído. La joven Alfa cerró los ojos; la frustración estaba comenzando a hacer estragos en ella.
—Tampoco he dado con ella aquí... —inhaló con fuerza. Solo una idea restaba, y para ese momento, era su menos favorita pero no había otra cosa que hacer. Ella no podía pasar un mes entero sin saber si su hermana se encontraba a salvo —. Elijah no me coge el celular, así que iré hasta el complejo.
—¿Has perdido la cabeza? —atacó de inmediato. Pronto, la bruja se sintió un poco mal, pues era evidente que Alexandra no estaba en su mejor estado, pero ya las palabras habían sido dichas —. Estas pronta a convertirte, debes ir a mi casa.
—Lo siento pero no puedo...
Sin embargo no le dio tiempo de terminar aquella refutación. El celular cayó de las manos de Alexandra tan pronto esta se tomó la cabeza con ambas manos, el dolor sintió de inmediato en sus huesos, en cada musculo. En segundos se halló de rodillas, sus quejidos se fueron acrecentando a medida de que la transformación ocurría. En la lejanía se escuchaba el sonido del celular, más ella lo escuchaba cada vez más como un eco. Cada parte de su cuerpo dolía cuando se rompía para regenerarse en un nuevo miembro.
